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Friday, September 12, 2025
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Ser “chingón” es de mexicanos: unidad y resiliencia en medio de la tragedia

Eran apenas las 14:20 horas del 10 de septiembre, una explosión cambió el rumbo de 94 personas de manera contundente. Pero la onda expansiva que provocó el incidente alcanzó no solo a los familiares y amigos de estos afectados, llegó a lo más profundo de una sociedad capitalina que siempre que hay una tragedia, demuestra que ser “chingón” es de mexicanos, de esos que, en medio del dolor, se convierten en un solo ser, una entidad que se mueve al unísono, lleno de amor, ayuda y resiliencia.

Iztapalapa es una alcaldía al oriente de la Ciudad de México, una zona que da muestra de la marginación, carencia, pobreza y falta de oportunidades. Sus habitantes, conocen de primera mano la necesidad de desplazarse hasta dos o tres horas para poder llegar a sus trabajos, escuelas, o simplemente para obtener una mejor calidad de vida.

Eso no se ha convertido, de ninguna manera, en un impedimento para que, en medio de catástrofes, dolor, incertidumbre y miedo, surja una de las principales características del valor humano, del mexicano: el ser “chingón”, ayudar a quien lo necesite cuando lo necesite. Ya sea acarreando cubetas con agua para detener el incendio de una pipa a pesar del calor abrazador, o llevando café a las afueras de hospitales, repartiendo víveres para quienes los necesiten o simplemente ayudando a llevar en sus vehículos a aquellos que buscan de hospital en hospital a sus seres amados.

Granos de arena ante un mar de dolor

Edson Martínez es un joven repartidor de aplicación que no dudo en dejar atrás su fuente de ingresos —que, dicho sea de paso, deja apenas para el día a día— para volcarse a ayudar aquellos que más lo necesitaban, sus vecinos.

“¿Buscas a un familiar? Te llevo de hospital a hospital sin costo”. La frase que decidió escribir en una hoja y portarla afuera de un hospital se hizo viral en redes sociales en cuestión de minutos. Edson se convirtió en un héroe al usar su moto para trasladar de forma gratuita a familiares de las víctimas de la explosión de una pipa que trasladaba 49,500 litros de gas LP bajo el Puente de la Concordia.

En una entrevista al periodista Israel Lorenzana, Edson Martínez narró que momentos antes del terrible accidente, había recogido a su hija de la escuela y tras dejarla sana y salva en su casa, salió a ayudar. A él se sumó su familia —esposa, abuela y tía— y se convirtieron en unos de los tantos voluntarios que no dudaron un momento en poner su grano de arena.

“Yo trabajo en las noches, pero ya era el horario y dije no, mejor voy a ver allá porque vi que varios familiares venían, por decir, aquí al hospital de la Voca 7 y los mandaban a otro, de allá a otro y los traían vuelta y vuelta”, contó en entrevista para un medio.

¿Han visto a las pequeñas hormigas obreras organizarse para lograr llevar comida a su colonia? Justo así era ver a decenas de mexicanos, vecinos, amigos, desconocidos, actuar como un ente viviente, un gigante buscando un solo objetivo: salvar.

Las imágenes en la televisión mostraban como perfectamente acompasados, estos “hermanos” pasaban de mano en mano cubetas o tambos con tierra o agua para apagar las llamas de autos que fueron impactados por la explosión. Solo se escuchaba un: “más rápido”, “pasen más”… No había quién llevara la batuta, no había líderes, no había diferencias, solo la necesidad de ayudar más.

Al no tener herramientas, muchos usaron sus manos para rascar la tierra de los jardines y depositarla en playeras, chamarras, sudaderas, lo que se pudiera. ¿Quién piensa en ese momento en otra cosa?

Estas escenas se replicaron a lo largo de horas. Esas en las que ya circulaban decenas de nombres de personas afectadas en listas improvisadas que rápidamente se movieron a través de redes sociales. 

Estudiantes del CECyT 7 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) mejor conocida como Voca 7, ubicado en la Avenida Ermita Iztapalapa, no han parado de organizarse para movilizar ayuda —papel de baño, agua, comida, ropa, artículos de aseo personal, medicamento, instrumental médico…—, pues dos de sus compañeros fueron afectados… horas más tarde, uno de ellos falleció debido a las quemaduras de segundo y tercer grado en gran parte de su cuerpo. El otro, sigue peleando por su vida, con una condición “muy grave”.

Los servidores públicos también son humanos

Esta es la parte donde uno se quiebra. Alicia Matias Teodoro es una heroína. No hay más. Esta mujer de 49 años que trabajaba como checadora de transporte público apenas a unos metros de donde la pipa explotó, se convirtió en escudo humano para proteger el pequeño y frágil cuerpo de su nieta de apenas un año y medio. La imagen es aterradora y al mismo tiempo dolorosa, desgarradora, pero llena de amor, valentía y fuerza. 

En medio del humo y las llamas, el cuerpo de Alicia salió en medio de la calle con su nieta en brazos; ella, apenas se sostiene. Es un cuerpo que apenas tiene jirones de piel, que no es más reconocible a lo que unos instantes atrás era. Su pequeña nieta está viva y eso es todo lo que necesita saber. 

Sergio Soriano, un oficial de la Policía Bancaria Industrial (PBI) que estaba apoyando a los afectados, la notó a lo lejos, corrió hacia Alicia y se dio cuenta de lo que realmente ocurría. La vio caminar con un “bulto” en brazos. Pero instantes después notó a la pequeña.

“¡Es mi bebé, mi niña!, me dijo. Y le respondí: ¡entrégamela, dámela!”, contó en entrevista este otro héroe. Tras brindarle los primeros auxilios a la bebé, que no respondía en el momento, la trasladó en una motocicleta que le prestó su hermana y cuñado, y la llevó al hospital más cercano. Todo quedo quedó grabado en una cámara corporal. 

Alicia tiene el 98 por ciento de su cuerpo con quemaduras de tercer grado y está en condición “crítica”. La pequeña en el 70 por ciento, pero con pronostico de supervivencia. 

Los bomberos, policías, médicos, enfermeras, paramédicos, conductores de ambulancias… todos, todos los servidores públicos que desde ese momento han ayudado sin descanso, mostraron que no solo es estar al servicio de una alcaldía o de una institución, es estarlo al de sus semejantes, seres humanos de carne y hueso que podrían ser sus hermanos, amigos o seres queridos. A ellos, todo mi respeto, apoyo, comprensión y aplausos.

Las historias de amor, resiliencia, hermandad y compasión, son demasiadas para dejarlas plasmadas en una breve columna, que no busca más que dejar en claro por qué el mexicano es “chingón”, pues no nos queda de otra.

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Pamela Cruz
Pamela Cruz
Editor-in-Chief of Peninsula 360 Press. A communications expert by profession, but a journalist and writer by conviction, with more than 10 years of experience in the media. Specialized in medical and scientific journalism by Harvard and winner of the International Visitors Leadership Program scholarship from the U.S. government.
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