Estados Unidos, el país con la economía más grande del mundo, está entrando en un momento estrambótico en su historia, y lo que pase aquí afecta directamente a los juegos que usamos; es por eso que nos estamos preguntando ¿estamos ante una nueva crisis de la industria de los videojuegos?
La compañía de investigación de mercado y tecnología Circana, ha reportado que las ganancias de la industria de los videojuegos se ha contraído de nuevo durante este año.
Los consumidores en Estados Unidos han reducido su gasto en el sector en un seis por ciento, quedando en 4.7 billones de dólares.
Circana también compartió que algunos sectores como las suscripciones de juegos no móviles crecieron un once por ciento para el alivio de muchas compañías.
En este reporte también se destacó el triunfo que tuvo Assassin´s Creed: Shadows, a pesar de las controversias a su alrededor, convirtiéndose en el segundo videojuego más vendido en lo que va de 2025, sólo por detrás de Monster Hunter Wilds.
En contraste, este 29 de abril, Jason Schreier reportó que alrededor de 300 empleados de EA games serían despedidos. Bloomberg también reportó que estos recortes afectaron a los estudios de Apex Legends y Star Wars Jedi: Fallen Order.
Un representante de EA informó a la prensa que estos despidos se habían llevado a cabo “como parte de nuestro enfoque en nuestras prioridades a largo plazo. Hemos hecho estos cambios selectos en nuestra organización para alinear nuestros equipos de manera más eficaz y orientar nuestros recursos para garantizar un crecimiento al futuro”.
Cualquiera que haya estado siguiendo los despidos en la industria, sabrá que esto no es nuevo. Quien sepa la historia de los videojuegos a lo largo de los años, sabe que EA tiene una reputación especialmente escabrosa de engullir y desaparecer estudios. Sin embargo, estos recortes ocurren en un contexto de encogimiento de la industria, expulsando a desarrolladores a un mercado saturado y con menos dinero que nunca.
A ello se suman más malas noticias como que la compra de consolas ha bajado un 25 por ciento en comparación con 2024. Esto, sin duda, es natural y tiene todo que ver con los ciclos de estos aparatos. Nos encontramos al final del sexto año del lanzamiento de la actual generación, pero este año, algo muy peculiar ha pasado, los aranceles por parte de Estados Unidos sobre China.
Este contexto no sólo es importante porque Norteamérica es uno de los consumidores más grandes de videojuegos (solamente está detrás de China), también es uno de los más grandes productores de entretenimiento digital.
Los aranceles impuestos por Donald Trump, ponen en peligro uno de los momentos más cruciales de la industria de los videojuegos: el cambio de generación de consolas. Amenaza este evento precioso en el que masacramos nuestra cartera para poder tener en nuestras manos una consola más potente.
Tampoco es que la economía estadounidense (o mundial) esté en buena posición para que los consumidores gasten en productos de entretenimiento, y es que se espera una contracción dramática en la capacidad de compra de la población estadounidense, producto de las medidas económicas de la actual administración.
Para resumir, si los juegos que disfrutas se hacen en Estados Unidos y si este país entra en una recesión económica, el contexto en el que se desarrollan tus juegos favoritos se va a hacer cada vez más difícil.
No solo eso, también el tema migratorio está afectando a la industria, tal como nos lo comentó Blas Castañeda en una entrevista para el programa de radio Por la Libre, dónde precisó que desarrolladores mexicanos que estaban trabajando en Estados Unidos tuvieron que regresar a su país por miedo del contexto político.
Todo ello afecta directamente al reclutamiento de talento internacional que tanto caracterizaba a la tierra del Tío Sam. En otras palabras, esto significa que atraer talento al país que vio nacer franquicias como Halo o God of War será más difícil que nunca.
La respuesta a la pregunta de si la industria de los videojuegos va a entrar en una crisis económica es contundente: no. Este es el inicio de una crisis que verá a productores de consolas maniobrar entre un mercado volátil y que, aunque Trump no cumpla la promesa de aranceles extremos a China, la inestabilidad de las relaciones entre los dos países es suficiente para amenazar el lanzamiento de la siguiente generación de consolas de videojuegos.
No solo eso, la producción de tarjetas gráficas y el destino de Nvidia también se encuentra en peligro, sin importar que tanto se acerque Jensen Huang y su chaqueta de cuero a Donald Trump, el precio de las tarjetas de video va a aumentar. Ya sea por los aranceles a los productos chinos o por el resultado de un gasto extra debido a la producción en suelo estadounidense que ha prometido el CEO de Nvidia al presidente de Estados Unidos.
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