¿Qué es un pueblo dormido?
El recuerdo
de un inmenso
carnero imaginario
o la vida creciendo
a contrapelo
a la orilla de un río.
Un pueblo que duerme
alza sin miedo
el filo distraído
del sacrificio,
respira al compás
de cada piedra escondida
y se pregunta
quién se animará
a arrojarla.
Hay algo que retrocede
mientras un pueblo entero sueña
y hay algo que avanza
en esa retirada.
***
Esa botella que gira
en el centro
será mi primer beso,
los mirlos
vuelan
sobre nuestras cabezas.
¿En cuántas bandadas
se cuenta el día?
le habíamos preguntado
a la bruja.
La jaula
los pájaros en las jaulas
aturden.
Don Calvo le corta un ala
al pichoncito gris
detenido
entre sus dedos:
̈No duele,
es como el pelo o las uñas,
no estés triste ̈
Una niña de ciudad,
desentono.
El cuchillo tiene
un filo desparejo
como el borde de alambre
cuando se une al cielo.
***
La Diana era nuestra
como las piedras
que juntás en un río y entonces:
tuyas.
Como la plaza
y el mástil erguido al cielo.
La Diana ladraba
y todos detrás de ella
tras sus pasos negros
de vaya saber donde van
y vienen.
Esperaba estirada
sobre la arena,
plácida
como un animal acuático,
una mantarraya
espantando las moscas
con la cola
y el tiempo detenido
en la Diana
y en su cola
de ir y venir.
Marianela Fernández nació en Buenos Aires, pero vivió la mayor parte de su vida entre las ciudades de Córdoba y Nueva York. Es licenciada en Filosofía y Estudios Clásicos y tiene una maestría en Literatura Infantojuvenil. Se ha desempeñado como profesora de Filosofía en diversas escuelas secundarias, terciarias y en la Universidad Nacional de Villa María. En el 2010, publicó su primer libro de poemas “La otra”. Sus escritos han sido publicados en diversas antologías y revistas literarias.
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