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Siempre pensé que conocía a Pescadero como la palma de mi mano, una tal vez no muy grande, pero sin duda significativa.
Pase toda mi vida en este pueblo, conociendo su gente, su naturaleza, la actitud de arreglárselas como podían. Después de salir de Pescadero a la ciudad de Irvine para mis estudios, es cuando me di cuenta que en verdad no estaba tan al día como lo pensaba.
No fue después que empecé a trabajar como periodista que comencé a ver las cosas más claramente, donde me di cuenta que, solo porque te den un no, no significa que debas parar la lucha, en todo caso debes usar ello como una oportunidad para seguir adelante con más confianza.
De las viviendas asequibles en Pescadero se había dicho que no pasaría, pero poco a poquito la rueda de esperanza se ha estado acelerando para los trabajadores agrícolas.
Con la advocación viniendo directamente de la boca de la población más necesitada, la comunidad latina está amplificando su voz, no solo para viviendas, sino también para otras necesidades como servicios médicos locales, agua potable, y para los estudiantes de la Escuela Intermedia y Preparatoria de Pescadero.
El apoyo como comunidad y la empatía entre vecinos ha sido la fuerza detrás de romper un ciclo de aceptar maltratos.
Este verano he aprendido que siempre se abre otra puerta cuando una se cierra; tal vez sea una ventana, pero de todas maneras entras.
Muchísimas gracias a Península 360 Press por esta oportunidad y mucha suerte con todo.
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