Los dispositivos portátiles para hornear mariguana se han vuelto más populares y más seguros en los últimos años.
Cristian Carlos. Península 360 Press [P360P].
Hace más de un año, comenzó el confinamiento severo luego de que la Organización Mundial de la Salud –OMS– decretase pandemia por COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2; entonces, se conminó a las personas a quedarse en casa, lo que obligó a muchas personas a adaptar su estilo de vida a la comodidad de sus hogares.
Aumentó la suscripción a plataformas de transmisión en tiempo real –streaming–, el servicio de entrega de comidas a domicilio, la compra de electrónicos como tablets, teléfonos inteligentes y consolas de videojuegos para saciar la necesidad de entretenimiento que también se trasladó a los hogares.
Dentro de los nuevos dispositivos, que podrían categorizarse como accesorios, comenzó a verse un aumento, tanto en la producción como de su venta, de «vaporizadores de hojas secas» como alternativa a la combustión que presume un cigarro hecho de mariguana.
A diferencia de las boquillas con extractos obtenidos del cannabis para baterías con rosca 510, los «vaporizadores de hojas secas» funcionan directamente con la tradicional hierba deshidratada molida previamente en un grinder para hornearlas en estos dispositivos que cuentan con pequeñas cámaras de cerámica que alcanzan altas temperaturas no sólo para liberar las esencias de las mismas, sino para calentar el aire que sirve como vehículo para hacer vaporizaciones y extraer, de manera progresiva, las mismas propiedades de la mariguana sin pagar los altos costos de las boquillas con extractos.
Los consumidores casuales de cannabis tenían como una opción sencilla el uso de pipas o papeles –sábanas– para fumar y, por tanto, someter la mariguana seca a un proceso de combustión, como el cigarro de tabaco tradicional, lo que causa el consumo monóxido de carbono en ambos casos debido a la quema de la hierba seca y, en su caso, del papel en el que fue envuelta.
El humo procedente de la combustión de la mariguana puede causar enfermedades como bronquitis crónica y aguda –de acuerdo con el Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS–; sin embargo, la OMS ha podido concluir que fumar cannabis no causa EPOC.
El consumo del cannabis se encontraba en la Lista IV de la OMS desde 1961, por creer que la planta «contenía sustancias dañinas» similares a los producidos por la cocaína o la heroína; sin embargo, esto cambió en 2019 cuando el organismo internacional declaró que la mariguana medicinal y el CBD no representa problemas para la salud.
Para minimizar cualquier impacto a la salud, los consumidores de cannabis trasladaron su hábito a estos dispositivos –muchas veces más pequeños que los teléfonos inteligentes– que elevan la temperatura del cannabis dentro de una cámara de cerámica, obteniendo, en la mayoría de los casos, mejores resultados que si se quema de forma tradicional con una pipa o papel para fumar.
Esto se debe, en gran parte, a que los activos de la mariguana no se desintegran tan rápido en el proceso de horneado, dado que el usuario puede elegir a qué temperatura puede calentar el cannabis que anteriormente se sometía a un proceso de combustión en donde se quemaban instantáneamente las sustancias activas de la planta. Además, estos dispositivos eliminan al cien por ciento los efectos adversos de la combustión y, por ende, el consumo no intencionado de monóxido de carbono que con el cigarro tradicional.
En los últimos años, he podido trasladar mi experiencia con el cannabis de la pipa al vaporizador con resultados favorables y consistentes. Lo más importante es que desaparecieron por completo los efectos adversos que antes experimentaba durante el agresivo proceso de combustión, siendo los más notorios la irritación de la garganta, taquicardia y, en casos extremos, arritmia cardíaca –ritmo cardíaco variable de manera repentina entre los 50 a los 160 latidos por minuto–. Lo que, en muchas ocasiones, me llevó a hablar sobre el impacto a mi salud con mi cardiólogo y mi psiquiatra, quienes terminaron aconsejándome detener su consumo hasta concluir exámenes médicos rigurosos.
Si bien una mala experiencia con el consumo de la mariguana en cualquiera de sus formas no es indicativo de experiencias futuras, una repetición de malas experiencias puede desalentar al consumidor y dejarle con una opinión equivocada que afecta la reputación de la planta y estigmatiza el uso de la mariguana.
Dependiendo la portabilidad del dispositivo, podrá calentar la hierba seca de la mariguana; sin embargo, las temperaturas rondan entre los 140 °C y los 225 °C –284 °F y 437 °F–; empero, a pesar de que las temperaturas más elevadas producen más vapor, es posible que esa no sea la experiencia adecuada.
Para tener una referencia, la combustión comienza a los 232 °C o 450 °F, temperatura común al consumirse un cigarro por medio del fuego; es decir, al encender un cigarro hecho de mariguana o encender la hierba desde una pipa, se queman más rápido los componentes de la mariguana.
Sitios como https://www.royalqueenseeds.com/ indican que el THC comienza a evaporarse a una temperatura de 157 °C o 314 °F. En el THC se encuentran las psicotrópicas de la mariguana, comienza la euforia, la parte alegre de la hierba que hace reír a sus consumidores y también es el canabinoide responsable de aumentar el apetito, se agudiza el estado de alerta. Los consumidores de mariguana deben asegurarse que, para obtener una buena cantidad de este canabinoide, la variación de la hierba deberá ser alta en THC; sin embargo, puede intentarse con cualquier variación de la planta y obtener buenos resultados.
Mantenerse dentro de los 180 °C –356 °F– aseguraría la experiencia completa del proceso de hornear mariguana a través de un vaporizador y la temperatura ideal para obtener un vapor rico en THC y, a su vez, de CBD.
El CBD se volatiliza a partir de los 160 °C y los 180 °C –320 °F y los 356 °F–. Dicho canabinoide produce no tiene efectos psicoactivos; en cambio, provee de efectos relajantes y calmantes que controlan los efectos del THC; su concentrado contiene propiedades analgésicas; además, tiene efectos antioxidantes y, como bloquea los receptores CB1, tiene beneficios que retrasan el proceso degenerativo de las neuronas. El vapor a esta temperatura no debería irritar la garganta.
Sitios como https://vaping360.com/ sugieren que, para aquellas personas que consumen mariguana por primera vez, puede aumentarse gradualmente la temperatura hasta llegar a los 177 °C y 204 °C –350 °F y 400 °F–, un promedio de 190 °C –374 °F– si se pretende ir directo a los efectos máximos del cannabis –tanto de THC como de CBD–. Si bien el vapor es más denso, también es más caliente, lo que provoca un ligero impacto en la garganta.
La humedad del sitio también es un factor a considerar sobre todo en estos dispositivos portátiles; es posible que en climas secos no haya suficiente humedad en el aire para transportar los canabinoides que se desprenden de la hierba –ya sea horneada o fumada–. Los climas húmedos –como los cercanos al mar o la temporada de lluvia– sugieren una mayor concentración de agua en el aire que sirve como vehículo fácil para las moléculas de THC y de CBD; por eso, las pipas de mesa a base de agua –bongs– son las preferidas para un consumo en un sitio fijo sin los efectos negativos de la combustión; sin embargo, se puede elevar rápidamente la humedad de un sitio cerrado con un humidificador ultrasónico.
Si bien los vaporizadores de hierbas secas no son un concepto nuevo, se han vuelto portátiles al punto de convertirse en un accesorio que, dependiendo de su batería recargable –como lo hace cualquier dispositivo móvil– puede ofrecer de dos a cuatro sesiones por debajo de los 200 °C –392 °F–.
Algunos vaporizadores se pueden encontrar en línea bajo el nombre de «aromaterapia herbal» en mercados no regulados. Algunos, contienen cápsulas de metal que se pueden volver a usar para más de una sesión en lugar de rellenar la cámara de cerámica directamente lo que los hace muy discretos, ya que pueden reservarse las cápsulas con mariguana y dejar el vaporizador vacío; otros, tienen boquillas intercambiables de plástico por una de cristal para tener un sabor más limpio de la mariguana; los más sofisticados pueden contar con bubblers para enfriar con agua el vapor en sesiones donde la temperatura puede ser muy caliente.
Los vaporizadores más recientes pueden contar con carga inalámbrica, botones táctiles y pantallas OLED para ser precisos con la temperatura deseada. En su mayoría, previenen el sobrecalentamiento del dispositivo y, si el viaje resulta bastante profundo, el vaporizador puede apagarse automáticamente después de unos minutos sin usarse.
Todos cuentan con mecanismos de seguridad para que no puedan ser activados por accidentalmente; además, su constitución de cerámica, cápsulas de metal recargables y boquillas de cristal hacen a estos dispositivos higiénicos y muy fáciles de limpiar y, para asegurarse de que estarán completamente libre de gérmenes, colocarlos en una caja desinfectante de luz ultravioleta o UV-C.