Por Redacción P360P
Miembros de la Policía Nacional de Colombia han cometido abusos «gravísimos» en contra de manifestantes en su mayoría pacíficos durante las protestas que empezaron en abril de 2021, señaló Human Rights Watch.
Ante ello, el gobierno de Colombia debería tomar medidas urgentes para proteger los derechos humanos e iniciar una reforma policial profunda que garantice que los agentes respeten el derecho de reunión pacífica y los responsables de abusos sean llevados ante la justicia, refirió la organización.
Human Rights Watch llamó directamente al gobierno del presidente Iván Duque, incluido el director de la Policía Nacional, a tomar medidas inmediatas para garantizar el respeto y la protección de los derechos humanos y comenzar a reparar los daños perpetrados contra miles de personas que expresaron su pensar.
Dichos daños, precisó la organización, fueron el condenar de forma inequívoca las violaciones de derechos humanos, incluyendo los casos de uso excesivo de la fuerza y de violencia sexual por parte de policías, así como los casos en los cuales no tomaron acciones para frenar ataques en contra de manifestantes.
Por lo anterior, es necesario, dijo, presentar una disculpa, en nombre del Estado colombiano, por abusos policiales cometidos durante las protestas.
Además, garantizar que todos los funcionarios de gobierno eviten utilizar lenguaje que pueda ser percibido como estigmatizante hacia los manifestantes, y asegurar que la policía, incluyendo el Escuadrón Móvil Antidisturbios ‒ESMAD‒, proteja las protestas pacíficas, no las disperse y priorice mecanismos que no involucren el uso de la fuerza en todas sus acciones para levantar bloqueos.
A su vez, los ha llamado a dar prioridad a las investigaciones disciplinarias sobre abusos policiales, por lo menos los cometidos desde las protestas de 2019, y comprometerse a reportar de forma pública y periódica los avances en estas investigaciones.
Las investigaciones disciplinarias deben garantizar la rendición de cuentas de los agentes que cometieron abusos durante las protestas, así como de los comandantes de las unidades y de policía a cargo de los operativos que puedan haber ordenado la comisión de tales abusos o que puedan tener responsabilidad por no haber adoptado las medidas adecuadas a efectos de prevenir delitos o hacer que los responsables rindan cuentas por su actuación.
Por otra parte, llamó a suspender el uso de proyectiles de impacto cinético y del Venom hasta que se realice un examen independiente sobre el riesgo de estas armas, los protocolos para su uso y la capacitación que han recibido los agentes policiales para utilizarlos.
Tambuén, brindar reparaciones, así como acceso a servicios de salud, a víctimas de violencia policial, incluyendo servicios integrales para víctimas de violencia sexual.
Desde el pasado 28 de abril, miles de personas salieron a las calles en decenas de ciudades de Colombia en protesta contra un proyecto de reforma tributaria. El gobierno retiró la propuesta algunos días después, pero las manifestaciones continuaron por motivos que incluyen la desigualdad económica, la violencia policial, el desempleo y la falta de servicios públicos adecuados.
En reiteradas ocasiones los policías han dispersado manifestaciones pacíficas de manera arbitraria y empleado la fuerza de forma excesiva, y a menudo brutal, incluso mediante el uso de municiones letales.
«Las violaciones a los derechos humanos cometidas por la policía en Colombia no son incidentes aislados de agentes indisciplinados, sino el resultado de fallas estructurales profundas», señaló en su momento José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch.
«Se necesita una reforma seria que permita separar claramente a la Policía de las Fuerzas Militares y asegurar una supervisión y rendición de cuentas adecuada para impedir que estos abusos vuelvan a ocurrir o queden impunes», agregó.
La organización ha puntualizado que aunque la mayoría de las protestas han sido pacíficas, algunos individuos han cometido actos graves de violencia, como quemar estaciones de policía y atacar a policías, dos de los cuales han muerto.