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La panista, priista, perredista, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, fue la candidata de oposición en México más débil que se tenga memoria en las últimas décadas.
Los resultados del histórico proceso electoral del pasado dos de junio, permitieron “carro completo” para la Coalición política Sigamos Haciendo Historia, conformada por los partidos Morena, Verde Ecologista de México y del Trabajo, y que encabezó la primera próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Con cifras del Cómputo Distrital del Proceso Electoral 2023-2024 del Instituto Nacional Electoral (INE), la Virtual presidenta, Sheinbaum Pardo, obtuvo un total de 35 millones 924 mil 519 votos, que representan el 59.75 por ciento del total de la votación (superando por varios millones de votos, la cifra también histórica que obtuvo el presidente saliente de México, Andrés Manuel López Obrador, en el 2018).
En un segundo lejano lugar, quedó la candidata Gálvez Ruiz, quien apenas alcanzó 16 millones 502 mil 697 votos, que representan el 27.45 por ciento del total del resultado electoral.
El joven candidato del Partido Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, recibió una votación de 6 millones 204 mil 710 votos, es decir, el 10.32 por ciento del sufragio mexicano.
Para quienes seguimos de cerca las campañas electorales y el proceso electoral en sí, no fue ninguna sorpresa que se pudiera consolidar el proyecto del “Plan C”, como se denominó a la estrategia para que la Coalición Sigamos Haciendo Historia, obtuviera la mayoría en el Poder Ejecutivo y el Legislativo.
Queda claro, del tamaño de la votación es el compromiso y la obligación de las autoridades electas de responder al pueblo de México. Para los que viven en aquel país y los millones de compatriotas que viven en Estados Unidos, aunque el tema migratorio es cosa aparte.
Una de las razones, desde mi opinión, para que la llamada oposición mexicana, conformada por los otrora partidos enemigos y rivales, obtuviera pésimos resultados, fue la misma combinación en sí. Cuando un ciudadano mexicano iba a imaginar al PRI y al PAN juntos para obtener cargos electorales. Cuando se iban a imaginar al PRD haciendo mancuerna con el PRIAN para postular candidatos.
La Coalición Fuerza y Corazón por México, que postuló a Gálvez Ruiz, fue antinatura, impensable para los mexicanos hace poco menos de 20 años. Fue como juntar agua y aceite, meter a esas tres fuerzas políticas en el mismo saco y postular a la “rival más débil”.
Desde el 12 de junio de 2023, fecha en la que la senadora y ex titular de la desaparecida Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, (cargo que ocupó durante el Gobierno Federal de Vicente Fox Quesada, entre el 2000 y 2006), se presentó a las puertas del Palacio Nacional para tratar de confrontar personalmente al presidente López Obrador, su suerte estaba echada.
Fue el mismo López Obrador quien la puso en la palestra nacional, fue el mismo López Obrador quien hizo creer a muchos políticos mexicanos, que realmente existía un pleito de fondo entre López y Gálvez, lo que hubo todo el tiempo, fue una intención de posicionar a la ex jefa delegacional de Miguel Hidalgo, como candidata, para que Sheinbaum Pardo, también pudiera figurar como candidata.
El presidente López Obrador impulsó la candidatura de dos mujeres. Una de su equipo y una, la cual, en su momento, buscaba todo el protagonismo posible. Solo Claudia llegó al poder.
El PRI, PAN y PRD no aprendieron de su derrota electoral en el 2018. Aunque en ese año las alianzas políticas estuvieron compuestas de manera diferente, el PAN con el PRD, el PRI con el PVEM y Movimiento Ciudadano, ya se veían venir acuerdos entre entes políticos que en el pasado fueron antagónicos y que no se podía concebir que participaran juntos en una elección.
La sombra de las historias de los dirigentes nacionales del PRI, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, cuestionado ex gobernador de Campeche, así como del dirigente del PAN, Marko Antonio Cortés Mendoza, también hicieron mella en la campaña de Gálvez Ruiz. Por los turbios pasados de los dirigentes de partido, muy fácilmente se podía aplicar aquella famosa frase de “no me ayudes compadre”.
La figura de Gálvez Ruiz nunca encajó. Cometió muchos errores. Fallas en sus discursos, malos manejos de imagen, falta de propuestas, en los tres debates presidenciales se dedicó a atacar a la que sabía era la competidora más aventajada, es decir, Claudia, a quien al parecer veía hasta en la sopa, porque no dejaba de mencionar su nombre, para descalificar, en cada oportunidad.
Pero ¿por qué Gálvez Ruiz fue la candidata más débil? Hay que recordar que, en el proceso interno de selección de candidato presidencial, en este caso, candidata, el PRI, PAN y PRD simularon un proceso interno en el que participó Gálvez Ruiz y una política mexicana de la vieja escuela, priista de hueso colorado, Beatriz Paredes Rangel, ex gobernadora de Tlaxcala, ex presidenta nacional del PRI, ex diputada federal y actual senadora, entre otros cargos.
El lastre de Paredes Rangel sin lugar a dudas, fue su larga trayectoria priista, en un momento en el que el electorado mexicano ha estado rechazando a los partidos tradicionales, léase PRI, PAN o PRD, sin embargo, ese punto no quita que se trate de una política mexicana destacada, que pudo haber dado mayor batalla a la candidata de Morena, PVEM y PT, aunque no les iba a alcanzar para ganar, pudo haber ejercido mejor contrapeso.
Simularon un proceso interno, a través del famoso dedazo decidieron a Xóchitl Gálvez y la subieron al barco que no tocaría buen puerto.
Solo basta con hacer un somero ejercicio de comparación entre Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. Una viene de una trayectoria poca destacada, en la que se puso en duda incluso su preparación académica, como legisladora federal no trascendieron propuestas de ley importantes y en su paso como jefa delegacional, se habló de malos manejos.
Claudia Sheinbaum, es una mujer de ciencia. Preparada, incluso, ex alumna de la prestigiosa Universidad de Stanford, en California. Con una trayectoria en la academia y en cargos de elección popular importantes, como haber gobernado una de las ciudades más grandes del mundo. Ha habido señalamientos en su contra y ella ha salido a aclarar y desmentir.
Pero a ese panorama, hay que agregar que la oposición en México conformada por los antes partidos antagónicos; PRI, PAN y PRD, nunca escucharon al electorado. La campaña estuvo tan desorganizada, que hubo denuncias por la falta de aplicación de los recursos para promover la imagen de Xóchitl Gálvez. Hay señalamientos en contra de los dirigentes partidistas, al menos del PRI y el PAN, de que el dinero de la campaña se usó para otras cosas, se habrían desviado esos recursos.
La oposición se dedicó, como antes, a descalificar al gobierno de López Obrador, a criticar los programas sociales que eran impulsados, como: el apoyo a los adultos mayores, las becas de estudiantes, y la eliminación de los intermediarios para hacer llegar los apoyos gubernamentales.
El pueblo se dio cuenta que a diferencia de lo que decían los gobiernos del PRI, por más de 80 años y los 12 años del PAN que, si había recursos para apoyar a las clases más necesitadas, lo que sucedía es que todos esos recursos quedaban en las muy abultadas cuentas bancarias de los políticos en el poder.
Al pueblo mexicano se le involucró en la vida política. Se le enseñó que su voto cuenta y que actualmente las elecciones no funcionan como antes, en donde la gente no iba a votar porque “ya sabemos que van a ganar los mismos de siempre”.
Incluso, los mexicanos que viven en el extranjero, se acercaron como nunca a los consulados y embajadas en varios países para tratar de ejercer su voto.
México se encamina a partir del primero de octubre, día en la que asumirá el poder Claudia Sheinbaum, a tener en el cargo de presidente de la República a una mujer. Por primera vez en 200 años de vida política en aquel país.
Claudia Sheinbaum Pardo, gobernará México del primero de octubre de 2024 al 30 de septiembre de 2030.
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