La vida de los poetas muchas veces es trágica. No sólo por la tristeza, felicidad o melancolía que sus versos evoquen, sino porque la poesía se convierte, para ellos, en una forma de estar en la Tierra y dirigir sus actos sin límites.
Rober Díaz. Península 360 Press.
Phillis Wheatley –de 1753 a 1784– bien representa este extraño destino poco común para gente que vive dentro de cierta normalidad, y destino trágico para quien, tal vez, sin saberlo, ya encarnaba una lucha, y sin proponérselo prefiguraría más que una lucha: un ideal de igualdad.
Nacida en Senegal, fue atrapada y llevada a sus siete años a los Estados Unidos y vendida por los esclavistas a los comerciantes John y Susanna Wheatley, apellido que adoptaría junto con el nombre de la goleta que la atravesó por el Atlántico: Phillips.
Instalada junto a la servidumbre de esta familia de Boston, pronto se dieron cuenta de los enormes talentos que la joven, que habían comprado en el mercado de esclavos, mostraba y la educaron. Le enseñaron –junto a los gemelos de la pareja, Nathaniel y Mary–, teología, filosofía, astronomía y literatura, además de estudiar inglés y lenguas clásicas.
Influenciada por sus lecturas bíblicas –fue iniciada en el cristianismo–, los poemas de John Milton y la filosofía de Alexander Pope, la pequeña Phillips mostró sus dotes poéticas en las tertulias que la familia protagonizó en aquella época en Massachusetts. Frente a una sociedad racista, cuya producción estaba basada en el esclavismo que la joven esclava declamara debió ser un golpe hasta emocional, dado que en aquella sociedad, las personas de color era consideradas como personas que no tenían alma y que eran, en lo general, inferiores intelectualmente.
Bajo este contexto la poeta fue interrogada por los personajes prominentes de la localidad –Massachusetts– la interrogaron para corroborar que los escritos pertenecían a la esclava. Hasta el gobernador del estado estuvo en este interrogatorio.
Phillips fue la tercera mujer en publicar en los Estados Unidos. Su libro Poems Various Subjects fue publicado en 1773, sólo dos años antes de que estallara la Guerra Civil en América del Norte. A pesar de que su obra había sido únicamente valorada como un documento histórico, que más allá de tener un valor literario por sí mismo, era visto algo así como un documento que había abierto un nuevo camino para un sector social vilipendiado en la Unión Americana.
De la misma manera en que George Washington saludó y celebró sus letras, también lo hizo Voltaire. Tuvo la oportunidad de ir hacia Inglaterra, donde también se entrevistó con importantes personajes de la época –Franklin, el conde Darthmouth y el alcalde de Londres– quienes pudieron expresarle su admiración, además de recibir una copia de «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha», obra del máximo exponente de la literatura española, Miguel de Cervantes Saavedra, y una de «El paraíso perdido», de John Milton.
A pesar de convertirse en una escritora famosa y publicar sus obras, cayó en una depresión profunda luego de la muerte de los gemelos Wheatley, quienes fallecieron sorpresivamente. Philis Wheatley compró su libertad y se casó con un hombre de color liberto que no pudo sacarla de la pobreza en la que vivía. Ambos tuvieron 3 hijos que, posteriormente, murieron.
Su esposo la abandonó y Phillis murió a los 31 años en la pobreza y su obra cayó en el olvido.