¡Qué lejos estoy del suelo donde he nacido!
Inmensa nostalgia invade mi pensamiento
Al verme tan solo y triste cual hoja al viento
Quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento
¡Oh Tierra del Sol! Suspiro por verte
Ahora que lejos yo vivo sin luz, sin amor
Y al verme tan solo y triste cual hoja al viento
Quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento
‒Canción Mixteca (1915), José López Alavez, Compositor oaxaqueño
En medio del dolor, el recuerdo y la desolación, la llama de las velas y los corazones alumbran el camino en espera de un mejor futuro. Así es como decenas de habitantes, líderes y funcionarios de Half Moon Bay se dieron cita la noche de este martes para recordar a siete trabajadores agrícolas que ya no están en la comunidad, luego de que sus vidas fueran arrebatadas por uno de sus compañeros el 23 de enero de 2023.
La fecha está marcada, y a un año exacto de la tragedia que marcó para siempre al pueblo costero de Half Moon Bay, la organización sin fines de lucro ALAS realizó una vigilia para conmemorar no la muerte, sino la vida de estos siete trabajadores que, sobre todo, fueron amigos, familia, y un pilar para llevar alimentos a las mesas de miles cuando más se ha necesitado.
Todos llegaron puntuales a la cita, de fondo se escucha a un mariachi que pone el tono a las ceremonia que Ayudando Latinos a Soñar (ALAS), junto con apoyo de Latino Community Fundation, realizó de manera emotiva y en cual conocidos de las víctimas hablaron sobre los lazos tejidos y los recuerdos que se mantienen vivos.
Al evento acudió el alcalde de la ciudad, Joaquín Jiménez; Sao Leng U, trabajadora de Self-Help for the Elderly; la directora de ALAS, Belinda Hernández Arriaga, quien condujo el evento; y campesinos de la comunidad latina, en su mayoría mexicanos, pero también chinos.
El evento cerró con la develación de una pieza de arte llamada “Corazón de Campesino”, del artista mexicano Fernando Escartiz, una obra que muestra un corazón con raíces que simbolizan el lugar de nacimiento de los campesinos, en este caso México y China. El corazón tiene alas que simbolizan la migración, y todo ellos es coronado con una llama de fuego que refleja la pasión con la que se entregan los campesinos a la tierra; en el centro del corazón, hay un florero para que se mantenga una flor fresca siempre como una invitación a la memoria de lo ocurrido y prevenir que un acto tan terrible como ese se repita.
El corazón, que emula a los “milagritos” mexicanos, estará permanentemente en la entrada de las oficinas de ALAS.
La comida no faltó, de alguna manera, siempre une, da y llena el alma. Tamalitos para todos, desde los clásicos con carne de cerdo, hasta aquellos para vegetarianos, de espinaca. Tradicionales conchitas de pan de dulce y delicioso atole de arroz que, con el frío, calentaba el alma.
Nadie quedó fuera, todo el evento fue traducido simultáneamente al español y chino mandarín, porque si algo derrumbó esa tragedia, fueron las barreras lingüisticas.
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