Kelly Harris nació y creció en Tule Lake, un pueblo en el norte del condado de Siskiyou, una pequeña comunidad de trabajadores agrícolas, la mayoría de ellos latinos, donde estos son solo visto como eso, empleados, no como personas.
Así lo denunció Harris, directora general de la organización TEACH ‒Training, Employment, and Community Help‒ (Capacitación, Empleo y Ayuda Comunitaria) Inc., quien a lo largo de los años ha visto injusticias y atropellos contra la comunidad hispanohablante en la zona.
“La población hispana nunca ha sido respetada en esta comunidad; se les considera trabajadores, no personas”, contó a los periodistas Manuel Ortiz y Peter Schurmann, para un trabajo conjunto entre Península 360 Press y Ethnic Media Services.
Las granjas que llenan los espacios de Tule Lake, son de dueños blancos, los cuales heredan a sus hijos, y ellos a la vez a los suyos, perpetuando un espacio donde no hay cabida para ser latino, no al menos como algo más que trabajadores.
“La gente que posee las granjas no ha cambiado, las heredan de generación en generación. Y estos granjeros blancos han sacado a sus hijos de los distritos escolares de aquí para ponerlos en las escuelas de Oregón, donde son predominantemente blancos. Creo que es un lugar muy racista”, relató.
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