La ofensiva del presidente ruso Vladimir Putin contra Ucrania se ha intensificado. Las tropas de Moscú se han enfrentado al ejército ucraniano y a las milicias civiles, por lo que el Kremlin ha pasado a lanzar ataques más agresivos y a atacar también las infraestructuras civiles –barrios residenciales–.
La última señal alarmante de que Rusia está atacando a los civiles fue la advertencia que los militares rusos dieron a los habitantes de varias zonas de Kiev diciéndoles que debían abandonar sus casas porque iban a ser bombardeadas pronto.
Mientras insiste todos estos días en que su misión es una «operación quirúrgica» contra las «fuerzas extremistas— sin afectar a ningún civil, el Ministerio de Defensa de Rusia ha dicho hoy que se ha preparado para bombardear la capital ucraniana –la torre de la ciudad de Kiev–.
Entretanto, esta tarde se reportaron cinco personas muertas y otras cinco heridas en un ataque cerca de la ciudad de Torez, a unos 100 km del aeropuerto de Donetsk, donde los insurgentes han tomado el control desde esta semana.
Zelenski exigió el cese «inmediato—de los ataques, la expulsión de Rusia de la ONU –Organización de las Naciones Unidas– y que ningún país adquiera recursos del régimen de Vladimir Putin. También pidió a la Organización del Tratado del Atlántico Norte –OTAN– que imponga una zona de exclusión aérea. Además, denuncia que no puede avanzar en las conversaciones de alto el fuego mientras Putin bombardea Ucrania.
Moscú ha justificado su invasión del Estado vecino alegando el peligro para su obtención de armas nucleares, así como la supuesta implicación en el territorio ucraniano y los ciberataques contra los sistemas de infraestructuras críticas de Ucrania, como centrales eléctricas, centros de transporte o aeropuertos, durante estos cuatro años desde que comenzó la agresión rusa contra el este de Ucrania
Como parte de esta campaña de propaganda destinada a justificar la continua agresión militar, los medios de comunicación del Kremlin han difundido recientemente un vídeo en el que se muestran lo que ellos denominan –pruebas– que demuestran la injerencia directa de las fuerzas de Kiev en el este de Ucrania mediante incursiones aéreas dirigidas a lugares civiles con bombas de racimo que están prohibidas por el derecho internacional.
Los misiles de las tropas rusas alcanzaron el centro cultural de la segunda ciudad más grande de Ucrania, en lo que las autoridades calificaron de ataque mortal y «cruel».
Las tropas rusas intentan tomar Kiev y Kharkiv, pero se han encontrado con una dura resistencia por parte de las fuerzas ucranianas. Mientras tanto, aproximadamente más de medio millón de refugiados han huido ya de Ucrania; las sanciones rusas sobre los alimentos han empezado a afectar también a la población rusa.