Pamela Cruz. Península 360 Press [P360P].
Violencia doméstica. Los bebés nacidos de mujeres que experimentaron una agresión en sus hogares durante el embarazo tienen mayor probabilidad de ser prematuros y tener un peso muy bajo al nacer, lo que podría derivar en afectaciones graves en su salud y bienestar económico, según una investigación de política de salud de la Universidad de Stanford.
Al examinar los efectos de la exposición prenatal a delitos violentos en la salud infantil, la economista de salud Maya Rossin-Slater y sus colegas, encontraron que la agresión en el útero aumenta significativamente la incidencia de resultados adversos en el parto.
Durante su estudio, los investigadores encontraron que la agresión durante el embarazo conduce a aumentos en las tasas de muy bajo peso al nacer –menos de 1.5 kilos– y puntajes de Apgar bajos –una prueba para evaluar a recién nacidos poco después de su nacimiento y que evalúa la frecuencia cardíaca del bebé, su tono muscular y otros signos para determinar si necesita ayuda médica adicional o de emergencia–.
«Nuestros resultados implican que las intervenciones que reducen la violencia contra las mujeres embarazadas pueden tener consecuencias significativas no solo para las ellas y sus parejas, sino también para la próxima generación y la sociedad en su conjunto», precisó Rossin-Slater.
Cabe resaltar que la investigación se realizó antes de que la pandemia por COVID-19 afectara prácticamente a todos los hogares estadounidenses de muchas maneras, incluso a través de un aumento en el abuso doméstico.
Rossin-Slater señaló que varios estudios han identificado una asociación entre las órdenes de quedarse en casa y un aumento en las llamadas al 911 por violencia doméstica, al igual que los incidentes en los que se ha tenido que llamar a la policía para que acuda al lugar. «Y es probable que haya muchos más casos que no se capturan en los datos».
«Las mujeres embarazadas de bajos ingresos tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia doméstica que sus contrapartes más favorecidas, y el COVID-19 probablemente amplifica esta disparidad a través de las órdenes de refugio en el lugar», puntualizó Rossin-Slater.
Agregó que los hijos de mujeres que sufren esta violencia también están en desventaja, pues puede afectarlos a lo largo de su vida e incluso en la vida de sus propios descendientes.
Los investigadores estimaron que el costo social anual de la violencia durante el embarazo en EE. UU. va de los 3.8 mil millones de dólares a 8.8 mil millones de dólares.
Dichos costos son el resultado de la mayor tasa de resultados adversos en el nacimiento, que a su vez conducen a una mayor tasa de mortalidad infantil, altos costos médicos en el momento del nacimiento e inmediatamente después, así como grandes gastos asociados con la discapacidad de la niñez y la edad adulta, disminución de los ingresos de los adultos y reducciones en esperanza de vida.
«Medir el costo social del crimen, y especialmente el crimen violento, es crucial para los debates de políticas sobre el sistema judicial y los programas que impactan el comportamiento criminal de manera más amplia», concluyeron los autores del estudio.