El famoso novelista ruso Fiodor Dostoievski escribió alguna vez: «Se sufre de dos clases de celos: los del amor y los del amor propio», frase perfectamente atribuible tanto a mujeres como a hombres. Pero, ¿hay alguna diferencia en función de género? La ciencia lo ha resuelto.
Los celos son una emoción compleja que abarca sentimientos que van desde la sospecha, hasta la rabia, el miedo o la humillación. Afecta a personas de todas las edades, géneros y orientaciones sexuales, y generalmente se despierta cuando una persona percibe una amenaza para una relación valiosa por parte de un tercero, sea real o imaginaria.
En el caso de personas heterosexuales, los hombres experimentan más celos cuando son víctimas de un engaño de tipo sexual, mientras que las mujeres se ven más afectadas por los celos cuando se trata de un engaño de índole sentimental.
Así lo revela un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, quienes concluyeron que en parejas heterosexuales los celos son muy diferentes en función del género.
El análisis detalla que los hombres heterosexuales reaccionan negativamente con más frecuencia cuando su pareja ha tenido relaciones sexuales con otras personas a diferencia de si ella se ha enamorado o pasa tiempo con alguien sin mantener relaciones sexuales.
«Los celos se activan cuando una relación que nos importa se ve amenazada. La función probablemente sea minimizar las amenazas a esta relación. Históricamente, estas amenazas han sido algo diferentes para hombres y mujeres», dijo Per Helge H. Larsen, coautor del análisis publicado en la revista Nature.
Lo anterior, explicó, tiene que ver con la psicología evolutiva, en torno a los hijos, ya que si la mujer es sexualmente infiel, en última instancia, significa que su pareja podría necesitar usar sus propios recursos para criar a los hijos de otro hombre.
Las mujeres, en cambio, siempre están seguras de que el niño es suyo. Tienden a reaccionar de manera más negativa a que su pareja tenga sentimientos por otra mujer que a que haya tenido relaciones sexuales con ella.
La respuesta también se puede explicar históricamente, por ejemplo, ella y su/s hijo/s podrían sufrir una pérdida de recursos y estatus si él la dejara por otra persona.
En ese sentido, el estudio refiere que, anteriormente, quedarse sola y desamparada, enfrentando la crítica social a la par que carencias económicas tiene para la mujer más peso que un engaño meramente sexual.
No obstante, los investigadores notaron que los celos existen incluso antes de que uno tenga la edad para cuidar a su pareja.
Los celos aparecen antes de los 16
El documento titulado “Investigando la aparición de diferencias sexuales en las respuestas a los celos en una muestra comunitaria grande desde una perspectiva evolutiva”, por Per Helge H. Larsen, Mons Bendixen, Trond Viggo Grøntvedt, Andrea M. Kessler y Leif Edward Ottesen Kennair, destaca que los celos comienzan desde antes de los 16 años.
«Los celos son una reacción potencialmente costosa, quizás especialmente para el hombre antes de que sea lo suficientemente fuerte físicamente para defenderse a sí mismo y a su pareja de los rivales, y antes de que normalmente hubiera tenido la oportunidad de tener una pareja estable a través del matrimonio», detalla el coautor Leif Edward Ottesen Kennair.
En el análisis que revisó los casos de mil 266 jóvenes de entre 16 y 19 años de educación secundaria superior, los investigadores observaron que las diferencias de género respecto a la manera de procesar los celos se seguían manteniendo sin importar la edad, hubiesen o no mantenido relaciones sexuales o tuviesen o no una relación estable.
En ese sentido, detallaron que los jóvenes analizados presentaban los mismos parámetros de celos que los adultos, por lo que esta diferencia no parece tener nada que ver con la experiencia.
«Sabíamos que esta diferencia se establece a principios de los 20, pero a través de nuestro estudio hemos demostrado que aparece incluso antes», precisa Per Helge H. Larsen
Por su parte, Ottensen Kennair refiere que «los beneficios de estos celos sexuales tempranos y específicos de género deben haber superado sus peligros. Podría ser que el desarrollo temprano de los celos sexuales simplemente nos esté preparando para la edad adulta y que no tenga otra función a una edad más temprana».
Cabe destacar que los investigadores sugieren que dicha idea es una especulación, por lo que es necesaria una mayor investigación y desarrollo teórico sobre la base de dichos hallazgos.
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