Llevan más de 65 años recorriendo el país y el mundo, y van por la quinta generación de artistas. Llegaron desde un país de indiscutida tradición circense: México.

Trapecistas, acróbatas, payasos, jinetes motorizados del Globo de la Muerte. Hijos y nietos de un inmigrante mexicano, que brillan bajo las luces en la arena y viven para el aplauso, pero además —como ellos mismos admiten— le entran a todas las tareas cotidianas que exige la vida nómada del circo, muchas rutinarias y deslucidas, pero necesarias. Enriquecen la vida de este país con su cultura, crean y generan bienestar, sonrisas y emociones.
El Circo de los Hermanos Caballero vino al Área de la Bahía y, después de una larga ausencia, se presentó una vez más en East Palo Alto.
Antes de que partieran hacia otros destinos californianos, Península 360 Press platicó con dos de sus estrellas actuales, jóvenes que representan con entusiasmo el legado de una dinastía circense que comenzó en Guadalajara, Jalisco, con su fundador, Rubén Caballero, el verdadero dueño del circo y gran patriarca. Ellos son Melody y Francesco.

“Uno hace de todo un poco aquí en el circo, pero poco a poco vas construyendo tu propio acto. Yo hago contorsionismo con parada de manos”, dijo Melody Caballero en perfecto español.
“Mi abuelito emigró aquí desde México para trabajar con el circo Ringling Brothers. Después vivió en Las Vegas, donde fue trapecista del hotel Circus Circus; y más tarde quiso abrir su propio negocio, así que comenzó con esta empresa en el 2000, en la que estaban todos mis tíos. ¡Y aquí nacimos nosotros! Tenemos dos unidades actualmente, y otra a poco de abrir, por lo que vamos a ser tres circos. Mi mamá y la mamá de mi primo Francesco, hijas de mi abuelito, son parte de la familia y de la compañía”, abundó.
Francesco Caballero, el primo de doce años contó que hace malabares, “Globo de la Muerte”, y “como dijo ella, hay que entrarle a todo, así que quiero ser payaso y alambrista”, explicó


¿No te da miedo el Globo de la Muerte? “Al principio sí”, respondió Francesco. “Pero con la práctica vas perdiéndolo. Se siente bien hacer [las proezas] con mis primos, mi hermana, con mis maestros. Es muy bonito”.

Península 360 Press: ¿Qué sucede cuando uno se da cuenta de que nació en el circo? ¿Es difícil, se acepta enseguida, o debe pasar un tiempo?
Melody: “Depende de cada persona. Mi abuelo y nuestros papás nos dijeron que íbamos a estudiar y también hacer circo. Si no te gusta el circo, pues me terminas una carrera, decían. Pero la verdad es que si te gusta esto, tú igual terminas tus estudios y continúas con el circo. Al nacer aquí, y ver por ejemplo a tu mamá en la pista, pensábamos: ‘Guau, yo tengo ganas de hacer eso’”.
“Mis primos mayores andan recorriendo el mundo y son los mejores trapecistas, así que yo los veo y siento que quiero subir al trapecio. Llegas a una edad en la que lo que ves, quieres probarlo, y ya, se te da. Con la tecnología que existe hoy en día, podemos estudiar [el trabajo de otros artistas]. Pero lo mejor es estar y ver lo que hace tu familia, y entusiasmarte y probar”, destacó.

Península 360 Press: ¿Es cansado estar siempre de gira?
Melody: “Mira, cuando termina la temporada en diciembre y pasamos a ‘winter quarters’ (cuarteles de invierno), nos vamos a nuestra casa en el sur del país. Pero nos aburrimos, no nos habituamos a estar mucho tiempo en un solo lugar, ¡nos queremos ir de gira! Es muy bonito andar por diferentes lugares, ciudades, países… El circo se ‘guarda’ en el lugar en que vamos a iniciar el año posterior. Si vamos a abrir en Phoenix, Arizona, pues en enero allí dejamos nosotros el circo y nos vamos a casa. Cuando comienza la temporada, regresamos y se arma todo de nuevo”.

Península 360 Press: ¿Qué es lo mejor de ser artistas de circo?
Francesco: “Para mí, lo más bello e importante es el aplauso de la gente. Ver que la gente le gustó lo que hiciste, me da mucha felicidad. Que la gente se vaya contenta me llena el corazón”.
Península 360 Press: ¿Y después no se puede vivir sin eso, verdad?
Ambos: “¡Claro… por supuesto!”
Península 360 Press: ¿Cuál es el circo que más les gusta, aparte de Hermanos Caballero?
Francesco: “Mi circo favorito, yo creo que sería el Buglione de París (cirquedhiver.com). Me encantaría trabajar con ellos. Hay circos muy buenos en Alemania también. Pero mi sueño es que me den el premio Clown de Oro de Montecarlo, que ganaron mis primos. Yo este año fui a Mónaco, y verlos ganar me dio más fuerza y ganas de hacer ese sueño realidad”.
Melody: “Existen muy buenos circos en todo el mundo y en especial en Europa. Aquí reabrió el Ringling Brothers, que es un circo muy bonito. Te podría nombrar veinte, pero no tengo un favorito absoluto”.
Península 360 Press: Y por último, ustedes ya no tienen animales, ¿verdad?
Melody: “Hace unos siete u ocho años todavía teníamos camellos, elefantes, tigres, hasta que se empezaron a hacer muy fuertes las protestas. Fue mejor ya no tenerlos, porque [la gente] nos hacía muchos problemas en las ciudades, había que obtener muchos permisos, etcétera. Ahorita solamente tenemos perritos amaestrados”.

Para saber más sobre el Circo Hermanos Caballero, visite caballerocircus.com
En Instagram, @circocaballero.
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