Chile se prepara para un balotaje presidencial inédito este domingo, no solo por la fuerte polarización entre la comunista Jeannette Jara y el ultraderechista José Antonio Kast, sino también porque, por primera vez, el voto será obligatorio para más de cinco millones de electores que nunca antes habían estado obligados a acudir a las urnas.
Las últimas encuestas dan a Kast una ventaja superior a los diez puntos, pero el comportamiento de los indecisos y el impacto del nuevo padrón obligatorio mantienen el escenario abierto.
La distribución del voto de los candidatos derrotados en primera vuelta, así como el peso del electorado antisistema de Franco Parisi —que obtuvo casi el 20 por ciento—, añaden incertidumbre al desenlace.
En este contexto, Kast, abogado y fundador del Partido Republicano, busca por tercera vez la presidencia. Su campaña se ha centrado en un discurso de “mano dura” contra el crimen y la migración irregular, además de una drástica reducción del gasto fiscal que ha generado debate sobre su viabilidad.
Jara, exministra del Trabajo del gobierno actual, lidera una coalición que reúne a toda la izquierda y la centroizquierda. La candidata ganó la primera vuelta con una propuesta enfocada en ampliar la protección social, mejorar el acceso a la salud, enfrentar la inseguridad y aplicar una política migratoria que combine control y regularización acotada bajo criterios estrictos.
Ambos candidatos han intensificado sus esfuerzos por conquistar a los votantes de centro en una elección marcada por modelos de país profundamente antagonistas, donde las prioridades económicas, sociales y de seguridad se presentan como rutas divergentes para el futuro de Chile.
Las propuestas de Jeannette Jara: redistribución, regulación y control fronterizo
Jara, de 51 años, promete la creación de un “ingreso vital” cercano a los 800 dólares mensuales para familias vulnerables, financiado gradualmente con subsidios estatales para pequeñas y medianas empresas. También busca reducir las tarifas eléctricas y apoyar el ahorro de jóvenes que buscan adquirir vivienda.
La candidata propone eliminar la Unidad de Fomento (UF) en áreas como salud y educación para evitar reajustes que considera “excesivos”. Además, plantea un subsidio unificado al empleo y la reducción de listas de espera en el sistema público de salud.
En migración, rechaza las deportaciones masivas que promete Kast y, en cambio, propone un registro biométrico y una regularización limitada para extranjeros sin antecedentes, con empleo y vínculos familiares. Ofrece, asimismo, fortalecer el control fronterizo mediante apoyo de las Fuerzas Armadas y tecnología de vigilancia.
En seguridad, Jara propone atacar las finanzas del crimen organizado levantando el secreto bancario en casos vinculados al narcotráfico. También promete fortalecer a las policías y mejorar el control de armas, insistiendo en que la respuesta debe ir más allá de “más cárceles o más carabineros”.
Durante el último debate, anunció que renunciará a su militancia comunista si llega a la presidencia.
Sobre la crisis en Venezuela, afirmó que Nicolás Maduro “debe dejar el poder”, pero rechazó apoyar una intervención militar estadounidense por considerarla una violación al derecho internacional.
Las propuestas de José Antonio Kast: seguridad, austeridad y cierre migratorio
Kast ha centrado su campaña en un diagnóstico de emergencia nacional ante el aumento de la criminalidad. Propone construir cárceles de máxima seguridad, endurecer penas, terminar con los “narcofunerales”, revisar la legítima defensa y crear una fuerza especial para recuperar zonas que considera dominadas por el delito.
En migración, promete deportaciones masivas mediante vuelos chárter, parcialmente financiados por los propios deportados. También se compromete a cerrar pasos fronterizos irregulares, convertir la migración irregular en delito y restringir el acceso de extranjeros indocumentados a educación, salud y vivienda.
Aunque en los últimos días moderó su discurso, afirmando que las deportaciones en Chile no serían “como en Estados Unidos”, insistió en que no financiará los costos de expulsión: “Hay distintas maneras de invitar a las personas a salir, pero ¿quién va a pagar? Yo no voy a pagar”.
En materia económica, Kast plantea recortar el gasto fiscal en 6 mil millones de dólares en 18 meses, una meta que economistas consideran difícil sin reducir beneficios sociales. Él asegura que no afectará programas como la Pensión Garantizada Universal, aunque no ha detallado cómo aplicaría los ajustes.
Propone bajar el impuesto corporativo de 27 a 23 por ciento y eliminar el impuesto a las ganancias de capital en ciertos casos. A diferencia de campañas anteriores, evitó referirse al aborto, al matrimonio igualitario y a las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet, temas que en el pasado generaron controversia.
Su programa ha sido comparado con los de Javier Milei, Donald Trump y Jair Bolsonaro. En política exterior, Kast dijo que su postura frente a una posible incursión militar estadounidense en Venezuela se resume en el lema chileno: “Por la razón o la fuerza”. También afirmó que, si Nayib Bukele fuese candidato en Chile, “los chilenos lo elegirían”.
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