Thursday, August 7, 2025

“Nos sentíamos con temor”: El testimonio de una madre salvadoreña que huyó del régimen de excepción y la difamación digital

testimonio de una madre salvadoreña
El testimonio de una madre salvadoreña que relató con profunda emoción su travesía hacia Estados Unidos en busca de asilo. Foto: Manuel Ortiz

“Yo salí del país porque tenía un pequeño negocio donde las pandillas cada semana me quitaban parte del dinero, la famosa renta, y además porque el gobierno había instaurado el régimen sin excepción”, comienza diciendo una madre salvadoreña que hoy vive en Estados Unidos y espera su audiencia de asilo el próximo 5 de agosto. Su testimonio, desgarrador y revelador, pone al descubierto no solo los abusos de las pandillas, sino también la violencia institucional y el uso de la desinformación como herramienta de represión.

Para Península 360 Press, una madre salvadoreña relató con profunda emoción su travesía hacia Estados Unidos en busca de asilo. Su historia pone en evidencia la complejidad de las políticas represivas del gobierno de Nayib Bukele y cómo las redes sociales y la desinformación se han convertido en armas que atacan no solo a las pandillas, sino también a ciudadanos inocentes. 

A través de su testimonio, se revelan las consecuencias psicológicas, sociales y familiares de un régimen que ha confundido seguridad con autoritarismo.

Cuenta que no fue una decisión fácil. Durante meses soportó extorsiones y amenazas, pero lo que la llevó a tomar la decisión definitiva fue el arresto violento e injustificado de su hermana. “La llegaron a sacar a las 12 de la noche, la forcejearon, la hincaron, la esposaron y le daban con el codo en la espalda… sin investigar nada.” Su hermana, una emprendedora con una pequeña pizzería, fue acusada sin pruebas de colaborar con la Mara Salvatrucha. “Le inventaron un alias: ‘La Rebelde’, y pusieron que recogía la extorsión y que les llevaba comida a los pandilleros. Todo era falso.”

A pesar de tener pruebas de que el dinero que su hermana poseía provenía de un préstamo bancario, fue acusada de colaborar con la Mara Salvatrucha. Fue la gota que derramó el vaso para esta madre, vivir bajo doble amenaza: la extorsión por parte de pandillas y la represión estatal sin garantías legales. Dueña de un pequeño negocio, era obligada a pagar la “renta” semanalmente, bajo amenazas. Sin embargo, lo que impulsó su salida definitiva fue el arresto brutal e injustificado de su hermana.

Lo más indignante para ella fue la falta de voluntad de las autoridades para verificar la información. “Tenían su teléfono… ¿por qué no veían los mensajes o los chats?” Aun presentando pruebas de que el dinero que tenía su hermana era de un préstamo bancario, la policía se negó a escuchar. “Hubieron muchas personas trabajadoras que no salieron… que con ahorro y esfuerzo tenían sus negocios, y también se los llevaron.”

La situación se volvió aún más insostenible cuando su esposo fue víctima de una campaña de difamación en redes sociales. Había comentado una publicación en una página de Facebook llamada Teledós, criticando el régimen y defendiendo a una amiga injustamente señalada. 

“Él solo puso que mejor nos preocupáramos por nuestras familias, que la muchacha era trabajadora… y que lo que estaba haciendo el gobierno tenía mucho margen de error.” Horas después, la misma página lo acusó falsamente de ser cobrador de extorsiones en moto. “Fue como una mecha de pólvora… a la hora, él ya estaba ahí.”

Esa noche no durmieron. “Pasamos dos noches en vela. La policía llegó a preguntar por él. Nos dijeron que no volviéramos que, si nos encontraban, nos llevarían y no podríamos defendernos.” Bajo el régimen de excepción, explica, no hay derecho a un abogado ni a presentar pruebas. “Te llevan sin más.”

Con lágrimas en los ojos, recuerda que fueron estigmatizados también por tener tatuajes. “Yo tengo un tatuaje artístico… mi esposo tiene un pájaro en el hombro. Pero para ellos, tener un tatuaje ya es suficiente para decir que eres pandillero.” Habla de discriminación, de racismo institucionalizado. “Era algo muy discriminativo… mostraban fotos solo de los que estaban tatuados como si eso fuera suficiente prueba.”

Denuncia que la represión ha golpeado sobre todo a las colonias populares, a la gente trabajadora. “Personas que tienen sus emprendimientos, que se han levantado poco a poco… también se los llevan.” Incluso quienes habían estado presos hace años por delitos ya pagados fueron arrestados nuevamente. “Yo creo que, si alguien paga una condena, ya no se le puede volver a castigar.”

Su voz se quiebra cuando habla de sus hijas, adolescentes de 14 y 18 años. “Ellas me decían, ‘Mamá, todo va a salir bien’. Pero me preguntaban por qué nos íbamos, por qué dejaban su escuela y sus amigos. Yo solo les pude decir que estábamos bajo amenazas y no podíamos quedarnos”, recuerda. Ahora, ambas adolescentes le ofrecen apoyo emocional y se preparan para ayudarla si su caso se complica.”

En Estados Unidos, la calma tampoco ha llegado. Vive con el miedo constante de encontrarse con ICE en cualquier tienda o calle. “Uno ya no puede ir a comprar tranquilo porque dicen que ICE está en tal parte, que se llevó a personas… incluso con residencia. Y yo ni siquiera tengo papeles aún.” Ese miedo se ha convertido en un tormento psicológico. “Psicológicamente no duermes normal… uno vive con temor de ser deportado a un lugar del que viene huyendo.”

Está esperando su audiencia de asilo, pero no puede evitar el temor. “Me siento asustada, no sé qué va a pasar. He escuchado que muchas personas han sido deportadas después de ir a corte.” Aunque se trata solo de una audiencia de presentación, el peso emocional es fuerte. “Dicen que no es definitiva, pero ya con eso basta para vivir con ansiedad.”

Cuando se le pregunta si cree que huyó tanto de las pandillas como del régimen que dice combatirlas, responde con claridad: “Dice que combate las pandillas, pero también se está llevando a personas inocentes.”

Su historia revela una verdad incómoda: que la seguridad, cuando no respeta el debido proceso, se convierte en otro tipo de violencia. Esta madre salvadoreña huyó para proteger a su familia, pero hoy, incluso desde el exilio, vive entre la esperanza y el miedo. “Espero que el día que me presente a mi audiencia haya una solución… que me den una oportunidad de arreglar mi situación y seguir adelante.”

 


This story was produced as part of “Aquí Estamos/Here We Stand,” a collaborative reporting project of American Community Media exploring the impact of Trump Administration’s war on immigrants in communities across California.

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Esta historia fue producida como parte de «Aquí Estamos/Here We Stand», un proyecto de reportaje colaborativo de American Community Media que explora el impacto de la guerra de la Administración Trump contra los inmigrantes en comunidades de toda California.


 

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Peninsula 360 Press
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Study of cross-cultural digital communication

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