La discriminación a adultos mayores crece cada vez más en el mundo. Desde cremas antienvejecimiento hasta críticas hacia quienes ocupan cargos públicos en el gobierno debido a su edad hacen cada vez más evidente la necesidad de reflexionar el impacto que tienen estos prejuicios en la vida diaria de esta población.
El 93 por ciento de los adultos mayores en un rango de edad de 50 a 80 años ha experimentado discriminación debido a su edad pues esta no solo se presenta en la forma en la que son obligados a jubilarse o retirarse de ciertas actividades sino también en su vida cotidiana.
«Tarjetas de cumpleaños con chistes sobre el envejecimiento, productos antienvejecimiento, comentarios como “te ves tan bien para tu edad” o que la gente de por sentado que todos los adultos mayores tienen problemas de memoria o de pérdida de auditiva» señaló Jullie Allen, profesora asistente de promoción de la salud en la universidad de Oklahoma, son formas de lo que ella llama «discriminación por edad cotidiana».
En un panel organizado por Etnic Media Services, la experta destacó que además de la evidente afectación en la salud mental de este sector, la discriminación por edad también afecta en la salud física, pues existe una aceleración del envejecimiento debido al estrés que sufren los adultos mayores, aumentando el riesgo de padecer enfermedades crónicas como diabetes o problemas del corazón e incluso muerte prematura.
Y es que, la soledad, depresión y las enfermedades crónicas son parte de los estereotipos del envejecimiento que causan que los adultos mayores no reciban o busquen atención médica especializada, pues estos padecimientos son vistos como algo «normal» en relación con su edad.
«Los adultos mayores reciben atención de salud de menor calidad que los jóvenes» puntualizó Allen, pues las decisiones individuales de los proveedores de salud sobre en qué tipo de situaciones vale la pena llevar un tratamiento se basan en la edad de los individuos, negando a este sector de la población procedimientos como el trasplante de órganos.
Sin embargo, a los adultos mayores no solo se les excluye de actividades básicas o del trabajo, sino también se cuestiona su capacidad mental y física para ejercer cargos públicos, poniendo los estereotipos de este sector como un indicador para decidir si deben o no formar parte de la política.
En su oportunidad, Paul Kleyman, coordinador nacional de la Red de Periodistas en Generaciones, señaló que a Joseph Biden, Presidente de Estados Unidos o Dianne Feinstein, senadora estadounidense, se les debe juzgar con base en sus méritos y no en su edad, pues «la discriminación por edad en el país afecta sectores vitales de nuestra sociedad».
Asimismo, Patricia D’Antonio, vicepresidenta de política y asuntos profesionales de la Sociedad Gerontológica de América puntualizó que «tenemos que reconocer que hay desafíos para nosotros a medida que envejecemos, pero también hay una sabiduría acumulada que viene con la edad» por lo que se debe incluir a las personas mayores para abordar esos retos.
D’Antonio resaltó la importancia de que los adultos mayores sean reconocidos y que sepan que siguen contribuyendo a la sociedad y que ésta los reconozca y apoye con sillas de ruedas, sistemas de transporte, empresas sin prejuicios por edad y servicios de salud.
«La cantidad de velas de cumpleaños en tu pastel simplemente es un reconocimiento para celebrar nuestros años y nuestra sabiduría» señaló D’Antonio y aprovechó para resaltar que las experiencias intergeneracionales hacen una cultura mucho más rica.
Mujeres son las más afectadas por la discriminación a adultos mayores
«Las mujeres envejecen en mayor número que los hombres» señaló Louise Aronson, profesora de medicina en la Universidad de California, San Francisco. Para 2016 había 79 hombres por cada 100 mujeres con 65 años de edad o más y a pesar de que las cifras han cambiado desde el inicio de la pandemia por COVID-19, existe un mayor número de mujeres dentro de la población de adultos mayores.
Además, Aronson comentó que las mujeres no solo sufren de discriminación por su edad sino también por sexo, aumentando así las complicaciones que estas viven a causa de esto.
«Las mujeres ganan menos dinero que los hombres» puntualizó, por lo que no solo enfrentan los problemas de salud física y mental antes mencionados, sino también financieros.
A su vez, señaló que las mujeres son más propensas a envejecer mientras que los hombres tienen más probabilidades de fallecer, por lo que son ellas son quienes sufren de enfermedades crónicas, discapacidades así como una calidad de vida inferior.
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