Por Sunita Sohrabji. Ethnic Media Services.
«Las bibliotecas escolares públicas siempre han sido características esenciales de nuestra democracia. Pero lo que estamos viendo ahora es una verdadera polarización de lo que debe y no debe estar disponible, impulsada por unos pocos» – Kasey Meehan, directora del Programa de Libertad de Lectura de PEN América.
Las guerras culturales se recrudecen, sobre todo en las bibliotecas de las escuelas públicas de los estados del Sur, con un número sin precedentes de prohibiciones de libros escritos por personas de color o autores LGBTQIA.
«Las escuelas públicas y sus bibliotecas escolares siempre han sido elementos esenciales de nuestra democracia. Y ha habido momentos en la historia en los que esto se ha cuestionado y ha habido presiones en torno a lo que se ofrece y no se ofrece en las escuelas públicas», dijo Kasey Meehan, directora del Programa de Libertad de Lectura de PEN América, en una entrevista el 24 de abril con Ethnic Media Services.
«Pero lo que estamos viendo ahora es una verdadera polarización y una escalada real de lo que debe y no debe estar disponible, según algunos. Por supuesto, nunca es según los muchos. Lo dirigen unos pocos», señaló.
Prohibición de los clásicos
Muchos de los libros que ahora se prohíben son clásicos atemporales, como «The Bluest Eye», de la novelista Toni Morrison, ganadora del Premio Pulitzer y publicada en 1970, y «Forever», de Judy Blume, publicada en 1975.
Durante la primera mitad del curso escolar 2022-2023, se prohibieron mil 477 casos de libros individuales, lo que afectó a 874 títulos únicos, según el informe «Banned in the USA» ‒Prohibidos en EE.UU.‒, publicado el 20 de abril por PEN América. Más de 130 libros fueron retirados de las estanterías de las bibliotecas cada mes durante ese período de 6 meses, señaló el informe.
Las prohibiciones de libros fueron más frecuentes en Texas, Florida, Missouri, Utah y Carolina del Sur, impulsadas por una confluencia de actores locales y políticas a nivel estatal, señaló PEN.
Prohibición de libros en California y Nueva York
Pero incluso los estados progresistas han prohibido uno o más libros. Algunos distritos escolares de Nueva York han prohibido «Me and White Supremacy» ‒Yo y la supremacía blanca‒, de Layla Saad, y «Gender Queer: a Memoir» ‒Género Queer: una memoria‒, de Maia Kobabe. «Este libro es gay», de Juno Dawson, está prohibido en el distrito escolar William S. Hart Union High School de California. La lista completa de libros de PEN América de los últimos seis meses puede consultarse aquí, indexada por estados.
En marzo, la Asociación Americana de Bibliotecas ‒ALA, por sus siglas en inglés‒ publicó nuevos datos que documentan mil 269 demandas de censura de libros y recursos bibliotecarios en 2022, el mayor número de intentos de prohibición de libros desde que la ALA comenzó a recopilar datos sobre la censura en las bibliotecas hace dos décadas. Los datos de 2022 fueron casi el doble de los 729 desafíos registrados en 2021.
Despoblación de las estanterías de las bibliotecas
Un récord de 2.571 títulos únicos fueron objeto de censura, un aumento del 38 por ciento desde los mil 858 títulos únicos objeto de censura en 2021, señaló la ALA en su informe.
En una entrevista con Jeffrey Brown para PBS NewsHour, Deborah Caldwell-Stone, directora de la Oficina para la Libertad Intelectual de la Asociación Americana de Bibliotecas, señaló que grupos de defensa como Moms for Liberty, y No Left Turn in Education van a las reuniones de la junta y exigen la eliminación de hasta 100 libros a la vez.
«Esto ha provocado una auténtica despoblación de las estanterías de muchas bibliotecas, sobre todo en estados como Florida y Texas», afirmó.
Del 23 al 29 de abril se celebra la Semana Nacional de las Bibliotecas. El tema de este año es «Hay más en la historia».
Libertad para leer
La pandemia de COVID-19 espoleó el activismo, ya que los padres se organizaron para reabrir las escuelas o mantenerlas virtuales. Ese activismo se extendió luego a los planes de estudio de los cursos, a los libros que se enseñan, así como a las prohibiciones de libros, dijo Meehan.
«Ha habido un verdadero esfuerzo para ser más inclusivos y más representativos en las bibliotecas escolares y en las aulas, para tener libros con personajes LGBTQ plus, libros con personajes de color. Este es el contragolpe a ese esfuerzo, para garantizar que esos libros no se incluyan», dijo.
«Cuando pensamos en lo que significa la libertad de leer, significa poder acceder a una gama de ideas, historias y conocimientos diversos que nos representen a nosotros mismos y también que nos permitan ver y aprender sobre otros que pueden ser diferentes de nosotros», destacó Meehan. «Los libros que reflejan a estudiantes que históricamente no han podido verse representados en el material de las bibliotecas escolares son ahora objeto de prohibiciones».
«Es ciertamente perjudicial no tener esa oportunidad de verse reflejado en los personajes de los libros, y en tu familia, tu religión y tu cultura. Todas estas cosas son tan importantes en el aprendizaje y en la lectura y la lectura libre», dijo Meehan.
Un abanico más amplio de prohibiciones
En el periodo de seis meses analizado por el informe del PEN, el 30 por ciento de los títulos únicos prohibidos eran libros sobre raza o racismo, o protagonizados por personajes de color. Mientras tanto, el 26 por ciento de los títulos únicos prohibidos tenían personajes o temas LGBTQIA.
El informe del PEN también revela que las prohibiciones de libros durante este curso escolar afectan cada vez a un mayor número de títulos, entre los que se incluyen los que retratan violencia y abusos ‒44 por ciento‒, tratan temas de salud y bienestar ‒38 por ciento‒ y abordan la muerte y el duelo ‒30 por ciento‒.
Lea la historia original en idioma inglés dando clic aquí.
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