jueves, julio 3, 2025

El reto de California: resistir al autoritarismo, sin caer en el juego de Donald Trump

Miles de personas en todo el país, comenzando por Los Angeles, han salido a las calles para demandar un alto a la guerra contra nuestras comunidades. Foto: Manuel Ortiz / P360P
Miles de personas en todo el país, comenzando por Los Angeles, han salido a las calles para demandar un alto a la guerra contra nuestras comunidades. Foto: Manuel Ortiz / P360P

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Donald Trump gobierna con odio y violencia. Estos dos ejes, que han sido su fórmula de triunfo político, no son tolerados en California, el estado que emerge como punta de lanza de la resistencia civil y gubernamental a la guerra de Trump contra los inmigrantes y las comunidades étnicas. 

Las violentas redadas de Trump, a través de ICE, contra inmigrantes indocumentados y documentados, que incluye a menores de edad, mujeres embarazadas y trabajadores honestos con muchos años de servicio a este país, ha generado masivas protestas que podrían convertirse en un movimiento social nacional anti-fascista. 

Miles de personas en todo el país, comenzando por Los Angeles, han salido a las calles para demandar un alto a la guerra contra nuestras comunidades. En su gran mayoría, la gente ha salido a manifestarse de manera ordenada y pacífica, con pancartas y consignas que lo dicen todo, e incluso con júbilo, pese al dolor en nuestras comunidades. 

Las protestas son una manera de encontrarnos cara a cara, en la calle, de hablar de lo que nos indigna y nos alegra, de compartir ideas para superar la tormenta que atravesamos, algo muy simple pero de suma importancia en tiempos donde la tecnología, la pandemia, y ahora el miedo a las deportaciones, nos han mantenido aislados, incomunicados, o semi comunicados a través de pantallas y dispositivos móviles.

Por ello, es motivo de profundo reconocimiento y gratitud ver a tantas personas abandonar la comodidad de sus hogares para caminar horas, levantar pancartas, cantar y resistir al fascismo que se expande con rapidez en el país. Para estas personas: gracias.

Otros, un pequeño grupo, han optado por la violencia, como la quema de autos, lanzar piedras a las autopistas y el ataque a comercios locales que, incluso, muchas veces son aliados nuestros. 

Al respecto, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, condenó las violentas redadas contra la base trabajadora inmigrante, pero también hizo un llamado a nuestras comunidades para no caer en provocaciones, dijo: “condenamos la violencia, venga de donde venga”

Otras personalidades, como la legendaria activista Dolores Huerta, también llamaron a protestar sin violencia. Lo mismo hizo Fuerza Migrante, una organización nacional con sede en Washington, D.C.

Los casos de violencia son aislados y no representan el espíritu de las protestas, pero, sobre todo, cuando nuestras banderas aparecen en ellas, proporcionan poderosas imágenes que, sacadas de contexto, terminan sirviendo a la narrativa de Trump y sus fines de expansión fascista.

En las conversaciones de las comunidades migrantes, en la familia, los supermercados, el trabajo y la radio, se habla, sin pruebas, de infiltrados, gente enviada por el mismo gobierno para sembrar el caos, miedo y justificar el discurso de “invasión extranjera” de Trump.

Y es que, pese a que las autoridades de Los Ángeles anunciaron que las protestas están bajo control, Trump respondió a las movilizaciones que él mismo provocó, con el vergonzoso envío de la Guardia Nacional y los Marines a Los Ángeles.

La militarización de Trump mina la endeble democracia del país, ya que se interpreta como un ensayo de política autoritaria con posibles miras al control total y el silenciamiento de cualquier oposición, acciones propias de un dictador. 

En este sentido, de manera apropiada y oportuna, Gavin Newsom, gobernador de California, emerge como la voz, que urgía, de un político poderoso en defensa de los inmigrantes y la democracia en California y el país entero.

“Si algunos de nosotros pueden ser secuestrados de la calle sin orden judicial basándose únicamente en la sospecha o el color de piel, entonces ninguno estaría a salvo. Los regímenes autoritarios empiezan por atacar a quienes tienen menos capacidad de defensa”, dijo Newsom y advirtió: “California seguirá luchando. Seguiremos luchando por nuestra gente, por toda nuestra gente, incluso en los tribunales”.

California, un gigante, levanta la voz. Si se hace con inteligencia, reconociendo y trabajando con nuestros aliados, sin caer en provocaciones, sin jugar al juego de odio y violencia que el bully de la Casa Blanca quiere jugar, este podría ser el inicio del movimiento civil incluyente, pro inmigrante, pro democracia, pro derechos humanos, que tanto necesita Estados Unidos para su reconstrucción. 

Más del autor: Migrantes mexicanos, y de otras nacionalidades, más dispuestos a luchar por EE.UU. que estadounidenses

Manuel Ortiz
Manuel Ortiz
Es periodista y fotógrafo documental mexicano radicado en Redwood City. Es co fundador y director de Península 360 Press. Tiene más de 20 años documentando asuntos sobre migración internacional y justicia social en varios países, incluyendo México, Estados Unidos, Colombia, El Salvador, Bolivia, Brasil, Honduras, Francia, Japón y Ucrania. Es licenciado en Sociología y maestro en cine documental por la UNAM.

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