Hay historias que te atrapan desde las primeras páginas, aunque opongas resistencia. Esto me pasó con la saga “Dos amigas”, de quien firma como Elena Ferrante. (En otra oportunidad explicaré el asunto de la identidad de la autora; por lo pronto, quiero centrarme en las novelas y lo que han despertado en mí). Escribí “aunque opongas resistencia” porque eso fue lo que hice: en 2016, cuando La amiga estupenda, la primera novela de la saga, se publicó en México, la precedía la fama de ser un best seller en Italia y en España. El prejuicio que tengo contra los libros que venden mucho me encendió las alarmas y aunque la editorial me lo mandó como obsequio —lo que sucedía con frecuencia porque entonces trabajaba como reportera de Canal 22, el canal cultural del Estado mexicano—, lo hice a un lado.
Cinco años después, gracias a que me topé con La amica geniale, serie de HBO basada en la saga en donde la propia Ferrante participa como guionista, fue que decidí darme la oportunidad de leerla sin prejuicios. Empecé por La amiga estupenda, y me seguí con Un mal nombre y Las deudas del cuerpo. Todavía me falta el último volumen, La niña perdida, pero la historia de la amistad entre Lila y Lenú, dos mujeres de carácteres completamente opuestos, nacidas en un barrio paupérrimo de Nápoles en 1944, con el trasfondo de la posguerra, el fascismo, las luchas obreras, estudiantiles y feministas de las décadas de los sesenta y setenta me fascinó a tal grado que ya no la puedo soltar.
Mi video columna de este mes trata de esta historia y de lo que nos resuena a las mujeres del siglo XXI. ¿Me acompañan a verla?
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