A través de figurillas de arcilla talladas de manera artesanal, chicos y grandes estrecharon lazos con sus raíces latinas al exponer coloridos Árboles de la Vida en el Espacio Comunitario de CZI —Chan Zuckerberg Initiative— en Redwood City.
Las obras de arte realizadas por alumnos de la organización Casa Círculo Cultural forman parte de la exhibición «Traditions for Cross-Cultural art learning» ‒Tradiciones para el aprendizaje del arte intercultural‒, la cual busca celebrar la diversidad de las culturas a través del arte.
Bajo la tutela del reconocido artista local, Fernando Escartiz, y la profesora de arte de Casa Círculo Cultural, Hanny Crespo, niños, adolescentes y adultos dieron rienda suelta a su imaginación para crear piezas que narran historias de los temas que más les gustan y atraen.
Flores, hojas, esqueletos, personajes históricos, criaturas mitológicas, caricaturas y más, fueron parte de estos Árboles de la Vida que en sus ramas abrazan toda creación.
«El proceso ha sido super interesante porque hemos visto como los niños utilizan su imaginación para poder crear figuras», dijo Hanny Crespo a Península 360 Press, quien subrayó la importancia para los niños que participaron en el taller de crear algo sobre su cultura.
«El árbol de la vida es algo que te está ayudando a aprender sobre las artesanías de tu país, y creo que también es importante aprender sobre tu cultura. Poder hacer algo con tus manos también te ayuda a valorar lo que las personas de nuestro país hacen con sus manos, porque cuando tú estás en el proceso de hacer algo así, aprendes todo el trabajo que es hacer eso», puntualizó.
El Árbol de la Vida, es una escultura cerámica que se realiza predominantemente en el centro de México, para ser más precisos, en el municipio de Metepec, Estado de México. Las elaboradas piezas representaban en un inicio la «historia de la creación» según la biblia, mostrando pasajes de ésta como la historia de Adán y Eva, sin embargo, han evolucionado hasta mostrar diversas tradiciones, mitología, o representaciones de la vida cotidiana, entre muchas otras cosas.
Fernando Escartiz, quien participó y colideró el taller, es creador del árbol «México: raíz y fuerza», que representa a las comunidades mexicana y latinoamericana en el Área de la Bahía.
En su pieza de gran dimensión está representado el distrito de la Misión, una localidad poblada por muchos migrantes trabajadores que llevaron a la ciudad el muralismo, está además una serpiente emplumada, divinidad presente en la mitología de numerosos pueblos prehispánicos de Mesoamérica.
En el corazón del árbol las figurillas que representan a Frida Kahlo y Diego Rivera, quienes se casaron y vivieron por un tiempo en San Francisco. Entre otros personajes se encuentran La Catrina de José Guadalupe Posada y Carlos Santana, además de mariposas monarca, diversas flores y hojas.
Entre los niños que participaron en el taller, estuvo Gonzalo de 8 años de edad, y quien ha sido alumno en CCC por alrededor de 5 años. «He estado haciendo hojas, flores, una mariposa», contó sobre su Árbol de la Vida.
Para Jade Crespo Ramírez de 14 años y que ha estado en CCC desde los 7 años su árbol trata sobre mitos y leyendas del mundo, «quise hacer eso porque siento que representa mucho la cultura de diferentes lugares».
Leah, de 8 años de edad, realizó su Árbol de la Vida junto con su hermana Mía, ambas decidieron que el Día de muertos sería la temática ideal.
«A mi hermana y a mí nos encanta ver bailar a Las Catrinas en el centro de Redwood City», dijo Leah.
Ruby Medrano de 8 años y quien quiere convertirse en una famosa cocinera llamó a su pieza «El restaurante y la danzante».
«Mi restaurante se llamará La Pastelería de la Ciudad, la comida es muy importante, cuando tenga mi restaurante estaré bailando bailes folclóricos también», contó.
A estos Árboles de la Vida se sumaron los de Jimena ángel de 9 años, cuyo título fue «Reino Animal»; Briana Chimes de 8 años con «Día de Muertos»; «Pokémon» de Alex Crespo de 10 años; «Tributo a Selena» realizado por María Ontiveros ‒12 años‒, Alexander Mendoza ‒13 años‒, Gyanna Blanco ‒11 años‒ y Gonzalo Blanco ‒8 años‒.
Entre las piezas, uno llevó el título «Stop Hate», el cual fue creado por Shelcy Grajeda de 13 años, en colaboración con el profesor de Casa Círculo Cultural, Omar Quezada, y busca inspirar y concientizar sobre la inclusividad y el rechazo al odio.
«Podemos hacer del mundo un lugar mejor aceptando y amando a todos, sin importar de dónde vengan o cómo se vean. Ningún niño debe sentirse excluido o sin amor. Difundamos la bondad, promovamos la inclusión y compartamos el amor dondequiera que vayamos. Juntos, podemos tener un impacto significativo y crear un mundo hermoso», señaló Shelcy.
«Halloween» fue otra de las piezas, realizada por Makayla Cifuentes de 8 años de edad; a esa se sumó la de «Dioses Mayas», realizada por Arlyn Pizarro y Valeria Arellano de 12 y 10 años, respectivamente; «Mujer» fue la creación de Gianna Kobach ‒14 años‒ y Angela García ‒13 años‒; mientras que Santiago Zapian de 9 años creó el árbol titulado «Altar».
Adultos también participaron con piezas llenas de creatividad, tal es el caso del árbol realizado por la talentosa artista Jeannette ‒Hanny‒ Ramírez, quien tituló a su obra «Bajo el mar», una pieza llena de precisión y finura.
«El sueño de Vincent Van Gogh», fue el titulo del Árbol de la Vida del reconocido artista local Roberto Cruz, que con su experiencia en teoría del color y técnica creó una hermosa pieza llena de girasoles en medio de una noche estrellada.
Grettel Gagnon, una artista adulta apasionada por preservar el patrimonio cultural de su país natal ‒Costa Rica‒ sumó su talento al presentar su obra de arte Árbol de la Vida con elementos tradicionales de la nación que la vio nacer, por lo que tituló a su pieza «Costa Rica, pura vida».
Con coloridos animales, Lorena Segovia buscó plasmar la belleza de Yucatán, un estado en la región sureste de México que es famoso por sus hermosas playas y la cultura Maya, y a través de su Árbol de la Vida, mostró su amor por el lugar en que nació.
Finalmente, Irma Yee presentó «San Juan de los Lagos: Tierra de milagros», una pieza que muestra el amor por su amado Jalisco, un estado en el Bajío de México y que alberga una ciudad que anualmente es visitada por más de cinco millones de peregrinos de todo el mundo que visita la Catedral Basílica de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, lugar que plasmó en su Árbol de la Vida.
«Nací y crecí en San Juan de Los Lagos, pueblo frecuentado por innumerables peregrinos que visitan diariamente a la Virgen de San Juan de Los Lagos. El altar está adornado con flores que simbolizan a los fieles visitantes que las ofrecen en señal de agradecimiento o para buscar un milagro», señaló.
El arte como catalizador para el cambio y el compromiso comunitario, empoderó a las personas para abrazar sus identidades culturales, fortaleciendo las conexiones entre las comunidades y fomentando una sociedad más inclusiva y compasiva.
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