Fernanda Roldán. Península 360 Press [P360P].
Los atletas estadounidenses destacan por su participación en eventos importantes, como los Juegos Olímpicos. Además de romper récords, las delegaciones como las de EE. UU. o Canadá, también se caracterizan por la inclusión estratégica de deportistas de ascendencia principalmente afroamericana. Hoy, representan orgullo para los Estados Unidos; sin embargo, no siempre fue así.
Basta revisar la historia para encontrar personajes importantes como: Jesse Owens, quien en los Juegos Olímpicos Berlín 1936 se posicionó como el primer estadounidense en ganar cuatro medallas de oro en las pruebas de 100 metros, 200 metros, salto de longitud y carrera de relevos 4 por 100 metros.
En la Big Ten Conference, conferencia del Campeonato de la División I de Fútbol Americano de la Asociación Nacional Deportiva Universitaria que reúne 28 disciplinas para atletas colegiales, batió cinco récords mundiales en menos de 45 minutos, igualó otro, ganó fama internacional y se convirtió en emblema de la lucha por la igualdad racial.
Aunque nació en Oakville, territorio estadounidense, su afrodescendencia los obligó a él y a su familia a migrar del sur a los principales centros urbanos, movimiento conocido como la Gran Migración Negra. Alrededor de millón y medio de afroamericanos huyeron de la segregación en que vivían.
Tras su triunfo en Berlín, fue ignorado por el presidente de su país, Franklin D. Roosevelt, pero no por Adolf Hitler. Aunque el tema fue polémico en la conversación, Owens negó que lo fuera, puesto que el “Führer” sólo saludaba a los alemanes que habían ganado y se había expresado mal de los afrodescendientes.
Se habla de la existencia de una fotografía que comprueba el encuentro y aseveraciones de Jesse, comentando lo bueno que fue aquel momento y la libertad que sintió en Alemania para viajar libremente y hospedarse en cualquier hotel, no como en Estados Unidos, donde aseguraba sentirse segregado con los demás afroamericanos.
¿Qué define la supremacía fenotípica en el atletismo?
Según una investigación científica publicada por el diario español As, cada fenotipo –comúnmente conocido como «raza»– tiene características que se potencializan de acuerdo con las condiciones en las que se desarrollan.
Prueba de lo anterior es el dominio de atletas afrodescendientes en la prueba olímpica de los 100 metros planos varoniles: Desde Atenas 1896, hasta Río 2016, quince atletas afrodescendientes impusieron condiciones, mientras que trece personas atletas blancas ganaron la competición, aunque ninguno lo ha conseguido desde Moscú 1980. Cabe señalar que, al inicio de la tradición olímpica, la participación de atletas que no fueran personas blancas estaba limitada.
Un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones y Medio Ambiente del Ejército de EE. UU. reveló que las extremidades de las personas de color poseen mayor masa muscular y, comúnmente, una talla más amplia, por lo que el centro de gravedad es más alto. Sus ventajas se revelan en las pruebas de velocidad. Dejar caer un peso mayor sobre el suelo, desde mayor altura, favorece a la velocidad en pruebas de corto alcance, según estudio de la Universidad de Duke.
Atletas inmigrantes han puesto en alto la bandera de Estados Unidos. Algunos nacieron en otros países o bien tienen raíces extranjeras, pero defienden la bandera estadounidense con orgullo. Krron Clement es de origen trinitario, pero se mudó con su familia a Texas en 1998, comenzó su carrera como atleta y en los Juegos Olímpicos de Río 2016 ganó medallas de oro en las pruebas de 4 por 400, y 400 metros vallas.
Leonel Manzano, mexicano nacido en Dolores Hidalgo, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, ganó medalla de plata en la prueba de 1 mil 500 metros, un progreso de diez lugares en la comparativa con lo logrado en Pekín 2008.
Una de las historias más famosas en las pistas, es la de Louis Zamperini, quien compitió en los Olímpicos de Berlín 1936, donde finalizó octavo en la prueba de resistencia de los 5 mil metros. El de origen italiano es recordado por sobrevivir, ya como integrante del ejército estadounidense, a la explosión de su avión, manteniéndose por más de 40 días en una balsa, hasta que fue llevado a un campo de prisioneros en Japón.
El deporte de la velocidad y la resistencia conjunta dos universos: el de la supremacía, tanto por condiciones fenotípicas como por la explotación de estas, y el de la adaptación de las grandes naciones para incluir en sus equipos a quienes, muy probablemente, les entregarán preseas áureas.