Empujas la puerta de vidrio de la fonda y te invade un calorcito familiar, le sigue el aroma de comida hogareña y tu estómago inmediatamente gorgorea entusiasmado.
Alguien te recibe en la puerta, quizás se reconoce ya de tantas veces que has ido y te ofrece una mesa según la cantidad de personas que te acompañan.
Las fondas mexicanas son una creación maravillosa. Ofrecen comida casera desde el desayuno hasta la comida (que en México no es almuerzo, lunch time, sino a las 3 de la tarde y nuestra comida más importante del día). Los platillos de las fondas generalmente son balanceados y es lo más parecido a la sazón de casa que un mexicano puede encontrar fuera de su hogar.
Luis Santos y su hermano Alfredo llegaron a Redwood City hace 14 años, Son originarios de Ecatepec de Morelos, Estado de México, muy cerca de la Ciudad de México. Cuando recién llegaron notaron un vacío culinario en la zona, y aún se nota, pues muchas veces lo que parece comida mexicana, en realidad no lo es.
Grandes cadenas de comida en Estados Unidos que se venden como comida mexicana, podrán engañar a incautos inexpertos de la complejidad de este Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pero nunca saciarán el paladar de quienes hemos tenido la fortuna de experimentar la auténtica cocina mexicana.
Las fondas son precisamente una degustación cotidiana de la complejidad de los platillos que ofrecen las distintas zonas del país.
Tras sentarte a la mesa encuentras un pedacito de hoja de papel impresa ese mismo día. El título del lugar se lee hasta arriba. Tras la pandemia mundial por COVID-19 y el avance de la tecnología, ya no hay más papelito impreso, sino un código QR pegado en el centro de la mesa. El escaneo del código te lleva al menú del día: Hay tres tiempos con platillos a elegir, las primeras dos solamente ofrecen dos opciones casi siempre:
Primer plato
Sopa de pasta o alguna sopa/crema de verduras a elegir según el día
Segundo plato
Arroz o Ensalada
Los menús son fijos, pero el ingenio de las cocineras permite que haya variedad diaria. El menú del día, o la comida corrida. Puedes ir a comer a la misma fonda todos los días de la semana y nunca repetir un solo plato.
Tercer plato…
La lista se extiende lo suficiente para darte opciones de pollo, pescado o carne roja. A veces hígado encebollado o un especial más elaborado como Chiles rellenos o huauzontle en salsa pasilla te puede sorprender.
Viene el mesero o mesera, te recibe con familiaridad, hace plática y se adelanta a tus peticiones. Supone, pero pregunta antes, que tu arroz llevará un huevo estrellado encima, quizás plátano, como frecuentemente lo pides.
En el Área de la Bahía de San Francisco la gran mayoría de los restaurantes mexicanos son taquerías. Es el platillo de exportación por excelencia, después de la ensalada César inventada en Tijuana, por supuesto.
“Cuando vivíamos en México, mi mamá tenía un puesto de tacos. Pero nosotros quisimos poner quesadillas hechas a mano y pambazos, gorditas y otros antojitos. Siempre hemos querido hacer cosas diferentes”, cuenta Luis cuando refiere al Food Truck de antojitos , ubicado en el 2907 del Camino Real, su primer negocio.
Luis y Alfredo apenas abrieron una hermosa fonda con mesas de mosaicos de talavera preciosas y cuyas paredes están decoradas con obras de representaciones mexicanas pintadas por familiares.
“La gente se sorprende cuando le llevamos la sopa a la mesa”, narra Luis, una sonrisa brota en cuanto la prueban, “les hace sentir en casa y les recuerda aquella que les hacía su mamá o su abuelita. Esa es la idea. Yo soy amante de la comida y me gusta que me transporte a otro lugar. Queremos que al probar nuestra comida se sientan en México”.
Luis también relata que, aunque es difícil tener una fonda, más trabajo y no siempre encuentra todos los ingredientes, prefiere pagar un poco más para tener productos de calidad. Y se nota. Tras comer varias veces en la “Fonda Los Carnalitos” del 820 Veterans Blvd, Suite B en Redwood City, puedo asegurar que no he probado nada más parecido a la comida mexicana en esta ciudad que lo que ofrecen aquí. Siempre llega pronto el plato hondo de talavera azul con sopa de pasta y los especiales varían día con día.
“Espero que la gente se anime a venir a probar comida mexicana auténtica. La hacemos con el corazón, con la misma pasión con la siempre hemos hecho todo” invita Luis.
La cochinita pibil se sirve en una cazuela armada con hoja de plátano. Envuelvo la cochinita dentro de las tortillas hechas a mano que nos traen calientes y el sabor me invade desde la primera mordida.
Recomiendo las albóndigas que posan sobre su salsa roja, con suficiente picante para cosquillear la lengua, pero nunca demasiado. A pesar de ser mexicana, no tolero mucho chile pero éstas me sientan rebien.
Recién probé verdolagas en salsa verde y agradecí tener el sabor de casa tan cerca, para extrañar un poco menos.
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