*Funcionarios que no puedan proteger a sus ciudadanos de las armas, deben renunciar: estudiante
Desde la masacre en Uvalde, los Estados Unidos han visto más de 51 tiroteos masivos entre los que murieron 53 personas y 227 resultaron heridas, ello sin contar las muertes y lesiones por armas de fuego que tuvieron lugar en incidentes que no se consideran tiroteos masivos, aseguró la recién graduada de Henry M Gunn High School, Mishaal Hussain, quien llamó a funcionarios públicos a proteger a sus ciudadanos ante el uso exacerbado de armas de fuego, o renunciar.
El clamor de la joven activista se dio en medio de «March for Our Lives», una marcha realizada por un colectivo de jóvenes estudiantes en todo el país, quienes este sábado 11 de junio, acompañados de maestros, padres de familia y amigos, salieron a las calles en diversos puntos de la unión americana para alzar la voz en contra de las armas y para pedir protección a la integridad de sus vidas.
El colectivo, en su aparatado «Sequoia Union», realizó un encuentro con los residentes frente a la Biblioteca Pública de Redwood City, donde alrededor de 600 personas pudieron ser testigos del llamado de estos jóvenes estudiantes que están cansados de vivir con miedo y preparándose ante posibles ataques armados en sus centros escolares.
Hussain aseguró que, como muchos jóvenes, ha crecido entrenado en lo que hay que hacer por si alguien entra en su escuela con un arma. Sin embargo, apuntó, esto mismo tienen que hacer niños desde muy temprana edad.
«Estados Unidos ha dejado que esto siga por tanto tiempo que las personas que nacieron cuando sucedió lo de Colombine, ahora se han graduado de la universidad, ya no son niños. Han pasado toda su escolaridad así y en ese tiempo Estados Unidos no ha hecho nada para detener la matanza sin sentido de sus niños», subrayó en su discurso ante los asistentes.
Lo anterior, refirió, no ha sido por falta de deseo de acción, pues una gran mayoría de los estadounidenses quieren soluciones de sentido común como la ampliación de los controles de antecedentes, «pero no los conseguimos porque 50 personas en el Senado se negaron a poner la vida de los civiles estadounidenses en riesgo por encima de sus propios bolsillos».
Y es que, dijo, se tienen los datos necesarios para realizar la reforma, pues se ha observado que los tiroteos masivos más mortíferos son llevados a cabo por armas semiautomáticas.
«Hay un camino claro que no es el de no hacer nada», y otra, dijo, aumentar los controles de antecedentes incrementando el tiempo para comprar un arma, y restringir el acceso a las armas semiautomáticas, disponible más allá de las casas.
En ese sentido, destacó que, tan solo esta semana, se buscó aumentar la edad para la compra de armas semiautomáticas de 16 a 21 años.
«Hay mucho que se puede hacer, pero los republicanos del Senado se negaron a realizarlo y ellos dicen que el tiempo después de una tragedia no es el momento para la política, que las leyes no impiden que la gente mala haga cosas malas, que esto es sólo algo con lo que tenemos que vivir».
«Y a eso, yo digo que, si eres un funcionario del gobierno que cree que su trabajo no es responder a la tragedia con la política, que no hay ninguna utilidad para que usted haga su trabajo de legislar porque las leyes son inútiles y que Estados Unidos no puede mejorarse a sí mismo, que renuncie.
Al respecto, añadió que el trabajo de los funcionarios es averiguar cómo hacer cumplir las leyes que se aprueban pues el pueblo estadounidense se lo merece. «Y si crees que esto es algo con lo que América tiene que vivir, te invito a que mires al resto del mundo donde esto no ocurre, la gente sigue teniendo armas en el resto del mundo y esto no ocurre. Esto es un fenómeno americano y también lo es no hacer nada cuando tus hijos son asesinados».
Mishaal sentenció que el gobierno americano ha tenido mucho tiempo para tomar medidas después de masacres como las de Columbine, Sandy Hook, Stoneman Douglas, Las Vegas, Orlando, o San Bernardino, «pero lo hicieron». En lugar de eso, dijo, las escuelas han tenido que entrenar a sus niños en formas cada vez más dramáticas para mantenerse a salvo.
«Senadores republicanos prefieren traumatizar a los niños, que hacer su trabajo. Y si dices que estoy exagerando con el trauma de ir a un lugar donde se supone que estás a salvo y que te digan que así es como debes reaccionar cuando alguien quiere matarte, que así es como debes usar elementos para aprender a defenderte, entonces te envidio, porque claramente no te has enfrentado a la realidad de que, si estás en una escuela llena de tus amigos y de gente que te importa, no puedes ayudarles. He vivido con la realidad durante los últimos cuatro años, los niños estadounidenses han vivido con ella durante más tiempo», subrayó.
Y es que, precisó, «si la escuela está bajo ataque y nuestros amigos están encerrados en un pasillo, no importa cuánto los queramos. No podemos salvarlos. Esto es lo que nos han enseñado. Hay veces que tendremos que abandonar a nuestros amigos a merced de alguien, con un arma que quiere matarlos, porque no podemos arriesgarnos. Las otras personas con las que estamos son niños. No deberíamos haber tenido que pensar en esa decisión. No deberíamos haber tenido que vivir con ese conocimiento».
«Hemos dicho a nuestros hijos que esta solución es más fácil, que este trauma que les hemos dado es más fácil a que los adultos hagan su trabajo y nosotros, los niños, recordaremos este trauma. Es la elección que hicieron los políticos estadounidenses de elegir forrar sus bolsillos con la Asociación Nacional del Rifle ‒NRA, por sus siglas en inglés‒ en lugar de nosotros. Y si no eligen hacer algo para salvarnos, nos salvaremos nosotros mismos y los expulsaremos. Y cuando lo hagamos, esa victoria será amarga porque llega demasiado tarde para salvar a los niños de Sandy Hook, de Stoneman Douglas, de Uvalde, que nunca crecerán y cuyas familias los perdieron demasiado pronto».
«Y quiero que los políticos estadounidenses sepan que, desde el momento en que se negaron a hacer algo después de Columbine y todos los tiroteos que siguieron, la sangre estaba en sus manos».
Por su parte, Sarah McDowell, alcaldesa de la ciudad de San Carlos y madre de dos niños pequeños, aseguró que además de practicar simulacros de terremotos en las escuelas, «nuestros niños también tienen que practicar simulacros de tiradores activos. Es aterrador».
Por ello, aseguró, es necesario actuar, por lo que presentó tres acciones que a nivel local pueden ayudar para avanzar en la seguridad de las armas de fuego.
Número uno, dijo, las ciudades pueden aprobar una ordenanza de almacenamiento seguro para las armas de fuego y que, por suerte, en el Condado de San Mateo, la Junta de Supervisores aprobó una ordenanza de almacenamiento seguro en 2019.
Sin embargo, aclaró que dicha ordenanza solo se aplica a las partes no incorporadas del condado y por lo tanto, recae en cada una de las ciudades el también aprobarlo.
En ese sentido, apuntó que San Carlos fue uno de los primeros en adoptar la ordenanza al igual que Redwood City, donde se requiere que todas las armas clasificadas casa sean mantenidas en un contenedor cerrado o desactivado por un bloqueo de gatillo.
Por desgracia, recordó, hay ciudades en el condado de San Mateo que aún no han adoptado una ordenanza de almacenamiento, tal es el caso de Daly City, Pacifica, Atherton, Woodside, East Palo Alto y Half Moon Bay.
«Así que, si usted vive en cualquiera de esas ciudades o incluso si no lo hace, ahora es el momento de abogar por una ordenanza de almacenamiento seguro en esas ciudades», dijo la alcaldesa McDowell.
La segunda opción, aseguró, es apoyar la recompra de armas, donde, incluso, San Carlos ha ofrecido más de 50 mil dólares para apoyar la adquisición de dichos artefactos y así sacarlas de las calles.
La tercera acción, refirió, tiene que ver con la salud mental, una lucha que ya existía antes de la pandemia por COVID-19, pero que fue exacerbada por dicha enfermedad, lo que significa que las demandas de terapia y servicios de salud mental se ha disparado.
Así, dijo, es necesario tener las herramientas adecuadas y aleccionamiento para que todas las personas puedan ofrecer primeros auxilios en salud mental que permitan a todos responder ante eventos de crisis o apoyar a alguien que pasa por un momento de turbulencia.
«La gente común, sus vecinos, sus bibliotecarios, maestros, todos deberíamos capacitarnos en Primero Auxilios de Salud Mental, que enseñen a cómo responder a alguien, cómo escuchar, cómo reaccionar, porque hay maneras apropiadas de hacerlo. Ayudarles a salvar esa brecha hasta que puedan entrar en terapia. Así que espero que cada uno de ustedes salga y abogue por estas formaciones en sus comunidades», subrayó.
En su momento, Helena Landels, estudiante de la Escuela Secundaria Sequoia, recordó que hace un par de meses, mientras estaba enseñando una clase de música en una escuela primaria, un miembro del personal entró al salón y pidió hablar con ella a solas donde le dijo que había un tiroteo en la Escuela Secundaria Carlmont, por lo que tenía que prepararse para un posible bloqueo con sus estudiantes.
Mientras la clase transcurría con normalidad, Landels estaba buscando en el salón lugares para ocultarse con sus alumnos y como hacer barricadas para las puertas, preguntándose si sus amigos de Carlmont estaban bien, mientras que sus alumnos de seis años no entendían por qué no les dejaba salir de la habitación para ir al baño solos.
Resultó ser una falsa alarma. Nadie resultó herido y el tiroteo se produjo fuera del campus, pero ese día Helena reflexionó en lo rápido que se tuvo que preparar mentalmente para enfrentarme a una situación de vida o muerte con estos niños de jardín de infancia.
«Esto no es una zona de guerra. Este es un país que no ha tenido una guerra en su suelo desde 1865. Esta no es una nación en desarrollo con un gobierno impotente. Esta es la nación más rica del mundo, los Estados Unidos de América. En la Declaración de Independencia, se nos prometen tres derechos inalienables que nuestro gobierno: jura proteger la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Entonces, ¿dónde están los 19 niños ‒de Uvalde‒ y el derecho de todas esas innumerables victimas que perdieron la vida en innumerables tiroteos en el país?», cuestionó.
Al respecto, explicó que no hay excusa para que los rifles semiautomáticos, armas diseñadas para matar eficazmente y en masa estén disponibles en el mercado, o para que sea legal almacenar armas en especial donde hay niños con miembros de la familia con enfermedades mentales.
«Tampoco hay excusa para que los nuevos propietarios de armas y los estados, como Texas, puedan portarlas abiertamente en lugares públicos sin licencia y a menudo sin antecedentes. Así que, insto a todos a seguir protestando, marchando, donando lo que puedan y votando a favor de los representantes a favor del control de armas para que juntos podamos construir un futuro libre de violencia armada», finalizó.
Cindy Schusterman, profesora de la Escuela Secundaria Carlmont, señaló que cuando eres profesor en Estados Unidos, «entras en la profesión sabiendo que puedes ser asesinado a tiros mientras trabajas».
En 2014, dijo, un día después de un cierre especialmente traumático, su alumno de 9º grado le preguntó: «si un tirador entrara en esta clase, ¿moriría para protegernos? Hice una pausa y consideré el impacto de mi respuesta. Sí, lo haría. El jadeo de los alumnos hizo que el aula se quedara en silencio. Se me salieron las lágrimas y algunos estudiantes lloraron cuando el peso de esa idea se instaló en los maestros que sacrifican sus vidas y son asesinados junto con sus estudiantes».
Situación como la que pasó en Uvalde, donde dos maestras dieron la vida para proteger a sus alumnos, precisó, «no debería ser nuestra realidad».
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