
En los últimos años, la situación económica, el uso de las redes sociales, los conflictos armados y el aislamiento social han generado el incremento de trastornos psicológicos, más del 22 por ciento de los adultos jóvenes de la generación Z declararon haber sufrido un episodio depresivo grave en 2023, según datos del Instituto Nacional de Salud Mental.
Cuatro de cada diez niños afirman sentir una tristeza persistente, mientras que las tasas de depresión son más altas entre los jóvenes latinos y los hombres jóvenes afrodescendientes, quienes tienen las tasas más altas de suicidio.
Además, en 2022 el suicidio fue la principal causa de muerte entre los asiático-americanos de entre 15 y 24 años.
Según el Departamento de Salud y Servicios humanos, las cifras de estudiantes de secundaria que presentan tristeza persistente aumentó un 40 por ciento en 2019, porcentaje asociado al uso de redes sociales; así lo dijo la Doctora Ovsanna Leyfer, profesora del Programa de Tratamiento del Miedo y la Ansiedad en Niños y Adolescentes de la Universidad de Boston, durante una sesión informativa realizada por American Community Media (ACoM).
En conferencia con medios de comunicación, la experta explicó que uno de los factores principales del crecimiento de trastornos mentales es el incremento de la presión social que genera un ambiente de constante competencia que va desde actividades académicas hasta apariencias en redes sociales.
“Los estudios han demostrado que hay un incremento de ansiedad y depresión en los niños después de la pandemia, la hospitalización ha incrementado en las niñas adolescentes”, precisó la doctora.
A ello agregó que, a pesar de tener un incremento debido a las condiciones económicas, la crisis del medio ambiente y los conflictos globales, se ha disminuido los prejuicios para hablar de la salud mental y su cuidado, lo que representa un avance social.
Tratamiento y terapia como una solución eficaz
Para la Doctora Ovsanna Leyfer, la terapia cognitivo-conductual (TCC) es una herramienta eficaz para ayudar a que los niños y jóvenes cambien su vida.
Este tipo de terapia se enfoca en ayudar a las personas a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamientos negativos.
“Es psicoterapia que ayuda a jóvenes y adultos para que reconozcan y puedan desarrollar pensamientos útiles, pero también se enfoca en el comportamiento, logrando que las personas participen en cosas apuestas a experiencias negativas. Por ejemplo, en la depresión anima a los niños, jóvenes y adultos a realizar actividades que antes disfrutaban hacer, generando un sentimiento de logros cumplidos”.
La profesora Ovsanna comentó que la terapia es efectiva, pues del 60 al 80 por ciento de los jóvenes que tienen ansiedad, mejoran. Esta terapia es a corto plazo con una duración aproximada de 16 sesiones.
Otra recomendación a corto plazo es monitorear el tiempo que utilizan los jóvenes la pantalla y conocer en qué lo utilizan, de este modo se puede prevenir situaciones vulnerables a futuro.
Para la Doctora Kiara Álvarez, profesora adjunta del Departamento de Salud, Comportamiento y Sociedad de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, las comunidades de color son las más afectadas.
Tan solo en 2023, el 50 por ciento de niñas y el 28 por ciento de niños tuvieron la experiencia de sentirse tristes o sin esperanza, de estas cifras los jóvenes indígenas son los más afectados, seguidos por los latinos, dijo Álvarez.
“Hay una falta en el acceso a la salud mental en las comunidades de indígenas, latinos y afrodescendientes, vemos esas disparidades raciales”, apuntó.
En las tasas de suicidios, las niñas realizan más intentos de suicidio, pero los niños tienen más casos suicidas, pues los métodos que utilizan los niños suelen ser más letales para llegar a su objetivo.
Los latinos menores de 18 años, tienen tasas muy bajas de seguro médico, sumado a otras limitaciones como el idioma de los padres, acceso a terapias y el impacto del racismo en los sistemas de salud, los vuelve realmente vulnerables, agregó la profesora de la Universidad Johns Hopkins.
Sumó que actualmente las redadas y las detenciones por parte de inmigración se encuentran afectando a la salud mental de los niños y jóvenes, pues genera miedo e inestabilidad emocional grave.
Soo Jin Lee, terapeuta y directora de Yellow Chair Collective, explicó que constantemente los jóvenes buscan ser aprobados en redes sociales, en la escuela y en sus casas, en el caso de los jóvenes asiáticos americanos, todo se junta y se forma una estigma cultural de salud mental.
Agregó que un estudio educativo de la Universidad de Harvard reveló que el 34 por ciento de los jóvenes adultos se sienten solos frecuentemente o casi todo el tiempo, pues “sentirse solos, muchas veces es por no sentirse visibles”.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, los estadounidenses asiáticos son los que tienen menos probabilidad de tener acceso al cuidado de salud mental entre todos los grupos étnicos y raciales,
“Cuando los asiáticos estadounidenses piden ayuda y buscan a terapeutas se encuentran con personas que no entienden de dónde vienen ellos a nivel cultural, solo el tres por ciento de los psicólogos estadounidenses se identifican como asiáticos, según la Asociación Psicológica Americana”, mencionó la directora de Yellow Chair Collective.
“Nos enseñan a que compartir nuestros problemas emocionales es una debilidad, incluso se ve como un acto fallido dentro de un hogar, comparando con la narrativa de ser exitosos”, agregó.
Finalmente, se presentó el caso de Victoria Birch, miembro de la Oficina Estatal de California para la Restauración de la Juventud y la Comunidad, quien también es voluntaria en Beloved Village.
Victoria Birch, es una joven que vivió ataques de ansiedad, depresión y que estuvo años en la cárcel, pero que con apoyo logró cambiar su vida.
“Cuando era adolescente tenía muchos problemas de depresión y ansiedad, mi mamá estaba lidiando con criar a cuatro chicos, en ese momento no podía conmigo”, dijo Birch.
Mientras estaba con problemas de salud mental, se alejó de su familia, principalmente de su mamá y papá, sin embargo, con el tiempo reconstruyó su relación con su madre que ahora tiene un papel muy importante.
“Me ayudaron a darme cuenta que las personas me contactan cuando yo estoy teniendo dificultades, aunque yo no los contacto, eso es muy importante y valioso para mí”, subrayó. “Me he reconectado con mi familia, con mis hermanos y mi madre, cuando estaba aprendiendo a trabajar en mi salud mental”.
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