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martes, noviembre 5, 2024
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Resiliencia ante un sistema de socorro por desastres naturales roto en EE. UU.

desastres naturales en EE.UU.

El pasado 1 de junio dio inicio la temporada de desastres naturales en EE.UU. como incendios forestales y huracanes. Ante ello, los expertos llaman a prepararse para un período prolongado de estos fenómenos, que es potencialmente mortal, lo que exige soluciones que permitan construir infraestructuras resilientes al clima a largo plazo, al igual que economías prósperas.

Así lo señalaron activistas de Florida, Oregón, California, Luisiana y Texas durante una sesión con medios de comunicación realizada por Ethnic Media Services, donde subrayaron la importancia de presionar a los líderes electos para que aborden lo que dicen es, el fallido sistema de socorro en casos de desastres naturales en EE.UU.

Ashley Shelton, fundadora y presidenta de la Coalición de Poder para la Equidad y la Justicia en Louisiana, destacó la importancia de la ayuda monetaria para aquellos que han perdido y sufrido las inclemencias de los fenómenos naturales como lluvias extremas, inundaciones, huracanes, tornados, e incendios, entre otros.

Y es que, dijo, los afectados recurren a todo lo que tienen para sobrevivir y salvar lo que puedan, quedándose en bancarrota y debiendo mucho dinero, pues los recursos que normalmente tienen para pagar facturas y hacer diversas compras necesarias, se desvían a gastos como hoteles y comida disponible en el momento.

La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias ‒FEMA, por sus siglas en inglés‒ debería ser la primera en acudir en los lugares afectados, sin embargo, dijo Shelton, «no aparece hasta dos semanas después de la tormenta. Y lo que hace es crear esta brecha en la que la gente está desesperada, está tambaleándose y sufriendo».

Luego de que, en 2021, el huracán Ida azotara Luisiana y provocara la muerte de más de 100 personas, la organización de Shelton logró obtener alrededor de 200 mil dólares tan solo una semana después del evento, para apoyar a todos los afectados a cubrir gastos básicos, luego de que muchas aseguradoras no respondieran a sus clientes de manera satisfactoria y oportuna.

En ese sentido, detalló que se ha trabajado para aprobar la legislación en torno a las compañías de seguros y asegurarse de que se hagan responsables con sus clientes ante siniestros como lo son los desastres naturales.

A su vez, destacó que la organización que dirige ha gestionado un par de talleres diferentes en todo el estado para hablar de ¿qué hay disponible en la comunidad en esos eventos? Con el afán de obtener ayuda económica que llegue de manera eficaz a los más necesitados, además de cómo hacer que el gobierno rinda cuentas.

Tener la documentación necesaria también se ha vuelto un punto crítico durante las contingencias, pues muchas veces, durante estos eventos catastróficos, los papeles importantes se pierden y es difícil obtenerlos por parte de aseguradoras o bancos, pues requiere procesos largos y complicados.

«La única cosa que realmente funciona en una catástrofe es la unión de la comunidad para ayudarse mutuamente», señaló Ashley. 

Si bien el apoyo de FEMA es importante y necesario, el apoyo y las redes que puede tejer la comunidad para apoyarse ante tales siniestros, es fundamental.

Al respecto, destacó que, en conversaciones tanto a nivel federal como estatal, la organización está impulsando la idea de otorgar créditos fiscales a las víctimas, tal es el caso de la posibilidad de que las personas que viven en el área de contingencia, reciban 500 dólares durante los primeros tres meses después de que se declare un desastre.

Prepararse a las circunstancias de desastres naturales en EE.UU. sin hablar inglés

Daysi Bedolla Sotelo, directora de Pineros y Campesinos Unidos del Noroeste ‒PCUN, por sus siglas en inglés‒, un sindicato que representa a los trabajadores agrícolas en Oregón, destacó que la información proporcionada a los afectados está, básicamente, en idioma inglés, lo que limita la ayuda a personas que necesitan la ayuda.

Oregón enfrenta fuertes sequías y un riesgo inminente de graves incendios que pueden devorar poblaciones enteras.

La preocupación, dijo, está latente cuando, si bien hay alertas sobre estos incendios o contingencias, no todos pueden entender la información, pues no hay recursos en idioma español, además de lenguas indígenas.

«Tenemos una gran cantidad de población de diferentes países, por supuesto, pero también las lenguas indígenas muchas de las veces no son tomadas en consideración y sólo estamos hablando del español, pero hay muchos otros dialectos que también se hablan y eso ha sido una gran preocupación para los trabajadores agrícolas», aseguró.

Puntualizó que, estos trabajadores del campo, que se exponen al calor y toxicidad debido al humo, no son tomados en cuenta.

«Ellos son los que están proporcionando la comida en nuestras mesas y no estaban siendo protegidos», dijo.

Así, precisó que la organización ya trabaja con la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional es una agencia del Departamento de Trabajo de Estados Unidos ‒ OSHA, por sus siglas en inglés‒, para hacer un conjunto de presentaciones en las cuales los trabajadores agrícolas puedan saber, en diferentes idiomas y lenguas, cómo prepararse para los incendios forestales y dónde buscar los recursos necesarios.

Eso incluye, qué documentos tener a la mano y cómo preparar una mochila de emergencia, entre otros detalles que se cree pueden conocer, pero no están listos.

De esa manera, Bedolla explicó que han ido hasta los campos de trabajo y granjas, donde se sabe que los miembros de la comunidad laboran, con la finalidad de asegurarse que están siendo informados y preparados para contingencias mayores.

Recordó que, hace dos años, cuando el primer incendio fuerte llegó, fue devastador para las comunidades, donde muchos perdieron sus hogares, y justo después llegó una tormenta invernal, por lo que esperan que este año las cosas resulten mucho mejor para todos ante la preparación.

La accesibilidad es otro tema recurrente en estos fenómenos, pues, además del idioma, las personas se enfrentan a no contar con un teléfono inteligente o incluso internet.

Oregón se prepara para otra ola de calor, una, tal vez, más grave que la vivida en 2021 ‒la cual fue catalogada como la más severa en los últimos 20 años por las altas temperaturas registradas‒ donde, incluso, un trabajador agrícola perdió la vida.

Si bien es impredecible saber que pase respecto al número de eventos de esta índole, dijo, «desafortunadamente tenemos que estar preparados».

Finalmente, destacó que los trabajadores agrícolas indocumentados pueden recibir ayuda de FEMA tras fenómenos naturales devastadores, sin embargo, «ha sido extremadamente desafiante cuando se trata de agencias. Nos hemos esforzado y hemos sido capaces de asegurar la financiación para nuestros individuos indocumentados, porque como todos ustedes saben, no califican para los cheques de estímulo».

Así, recordó que la temporada pasada, el estado y tres organizaciones hermanas tuvieron que establecer un fondo de emergencia para los agricultores indocumentados, quienes estaban demasiado asustados para acudir a las agencias gubernamentales para pedir ayuda. “No saben cuáles serán las repercusiones”, dijo Bedolla.

Salud mental y desastres

Además del impacto económico y físico, los desastres naturales también tienen un impacto en la salud mental de los sobrevivientes. 

De acuerdo con Chrishelle Palay, directora ejecutiva de la Coalición HOME en Houston, Texas no es ajeno a los desastres naturales, los conoce bien, desde fuertes tormentas invernales, pasando por tormentas tropicales y huracanes.

Ejemplo de ello, fue la tormenta de invierno de 2021, Yuri, la cual registró temperaturas bajo cero grados Fahrenheit, y que dejó a miles en Texas sin electricidad por fallas en la red eléctrica, dejó a la comunidad sufriendo de Síndrome de Estrés Postraumático.

«Nos dejaron en condiciones de congelación y oscuridad durante cuatro días y en algunas áreas incluso durante semanas», recordó Palay. «Después de que aumentaron las temperaturas y se calentaron las tuberías, se produjo otro desastre cuando las tuberías estallaron y nos quedamos sin agua corriente».

Las circunstancias vividas a inicios de 2021, y en medio de una pandemia por COVID-19, los tejanos a lo largo de la Costa del Golfo viven en la preocupación e incertidumbre, no solo por el funcionamiento correcto de la red eléctrica, sino también por el deterioro de las condiciones que empeoran debido a estos eventos extremos.

«Harvey sucedió hace casi cinco años, y desafortunadamente las comunidades de color de bajos ingresos continúan viviendo en techos con goteras y casas con techos y paredes mohosas. Nos preocupa la continua exacerbación de problemas que ya existían», aseveró.

Ante ello, destacó que la coalición que lidera ya trabaja con la comunidad y el condado de Houston para abordar las principales necesidades de los habitantes, quienes tienen miedo a perder más que lo material.

Migración climática y la necesidad de un hogar

El activista MacKenzie Marcelin, gerente de justicia climática de Florida Rising agregó que el acceso a la vivienda y la asequibilidad siguen siendo una preocupación clave para muchos, sobre todo para los residentes de bajos ingresos en estados como Florida, donde los costos han aumentado considerablemente, lo que los lleva a una migración obligada.

«Muchas personas experimentan inseguridad en la vivienda, sin saber dónde van a vivir después. Al entrar en esta temporada de huracanes, es una gran preocupación», dijo.

Es así que Marcelin junto a otros activistas coordinan «Campaña de justicia en cada cuadra», la cual bsca presionar a gobiernos locales y estatal para una mayor responsabilidad y supervisión de los propietarios en toda Florida, asegurando que cumplan con las ordenanzas locales de seguridad e implementen políticas contra la discriminación en la vivienda.

Entre las medidas, informó que también están impulsando avisos de desalojo de 90 días para mujeres embarazadas e inquilinos con niños.

«Creemos que la vivienda es un derecho, por lo que estamos tratando de aprobar un proyecto de ley para proteger a los inquilinos y asegurarnos de que tengan tantos derechos como estos desarrolladores».

A su vez, recalcó que trabajan con otras organizaciones que se centran en la justicia ambiental, tal es el caso de algunas universidades que ofrecen investigación al respecto.

«Algunos de ellos también han sido grandes socios y sabemos que tuvimos más éxito cuando trabajamos colectivamente con todos. Se trata de buscar las intersecciones donde todos podemos coincidir. Y al final del día, todos estamos viviendo en esta tierra y todos estamos a expensas de lo que está sucediendo con el cambio climático. Nos está afectando de maneras muy diferentes. Pero al final del día nos está afectando a todos». 

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Pamela Cruz
Pamela Cruz
Jefa de Redacción de Península 360 Press. Comunicóloga de profesión, pero periodista y escritora por convicción, con más de 10 años de experiencia en medios. Especializada en periodismo médico y científico por Harvard y ganadora de la beca International Visitors Leadership Program del gobierno de EE. UU.

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