«El orgasmo es el gran comedor de palabras. Solo permite el gemido, el aullido, la expresión infrahumana, pero no la palabra», ha dicho la sexóloga e investigadora francesa Valérie Tasso.
Tal como mi primer beso o como la primera vez que vi el mar, recuerdo perfectamente cuándo y con quién fue el primer orgasmo sexual en mi vida, ese que me hizo voltear los ojos y que provocó que mi cuerpo se retorciera como posesa por algún demonio de placer.
Sin duda alguna, hubo un antes y un después en mi vida sexual gracias a ese orgasmo, o como algunos le dicen: «muerte chiquita». Sabía que todo cambiaría desde ese momento y esperaba con ganas el siguiente encuentro con ese novio que practicaba tantra sexual y yoga. Me enseñó a respirar, a soltarme y dejar que el placer recorriera cada fibra de mi cuerpo, sin detenerlo.
Tras varias sesiones logré darme cuenta que no solo podía tener uno, sino varios orgasmos. Incluso, me di cuenta de que no era necesario tener una penetración para alcanzar uno. Hoy, a mis 39 años vivo y celebro a placer el Orgasmo, así con O mayúscula.
El pasado lunes 8 de agosto se celebró el Día Internacional del Orgasmo Femenino. Qué maravillosa fecha, es un hecho que definitivamente merece un día, qué digo un día, un año de festejos. Porque justo con él es como una mujer vive en su totalidad un placer absoluto, donde ella se funde con todo: el universo es pequeño en sus ojos en ese momento.
Esperando que todas, todos y todes celebraran a profundidad ese día, también me pregunto cuántas mujeres fingen un orgasmo por complacer a su pareja, por hartazgo o por presión; además de todas aquellas que nunca han sentido alguno, u otras a las que se les niega el placer por motivos religiosos y dogmáticos.
De acuerdo con la sexóloga Beatriz Literat, casi un 60 por ciento de las mujeres finge el orgasmo para «no decepcionar a su pareja», mientras que un 24 por ciento nunca lo tuvo o tiene dificultades para lograrlo.
También señala que «el orgasmo femenino muchas veces es un desafío y un conflicto. Además de las mujeres que fingen y de las que no llegan al clímax, hay un alto porcentaje que confiesa que la sensación preorgásmica es tan insoportable que decide parar el juego amoroso».
La sexóloga del Instituto Médico Halitus, en Buenos Aires, Argentina, explica que estas cifras hablan «no de una incapacidad de la mujer para encontrar en sí misma el reflejo fisiológico de su propia respuesta sexual, sino que son consecuencia de mantener la creencia de que la autoexploración es inapropiada y que las mujeres tienen que descubrir su sexualidad con su pareja».
Y es que, indica, alrededor de 70 por ciento de las mujeres puede alcanzar a solas el orgasmo, mientras que el 57 por ciento puede alcanzarlo en relaciones heterosexuales.
Pero a todo esto, ¿Qué es el orgasmo?
De acuerdo con la renombrada médico y sexóloga Sandrine Atallah, el orgasmo es un resultado placentero de los encuentros sexuales.
Etimológicamente, la palabra orgasmo proviene del griego orgaô, que significa «burbujear con savia y ardor».
Pero físicamente, el orgasmo se traduce entre 3 y 15 contracciones involuntarias en el tercio externo de la vagina, acompañadas de fuertes contracciones que inician en la parte inferior del útero‒fundus‒ hacia el cuello uterino y de contracciones de los esfínteres interno y externo desde el ano.
Desde un punto de vista psicológico, añade Atallah, el orgasmo corresponde al apogeo del placer sexual seguido de una relajación muy placentera; sin embargo, ya sea vaginal, clitoridiano, clitoridiano-vulvar o útero-anexal… sólo hay un orgasmo, y emana del cerebro.
Y aunque la mayoría de las veces el placer es una respuesta cerebral a los estímulos físicos, estudios realizados en laboratorio han demostrado que «un orgasmo es un orgasmo» y que todos son iguales, independientemente de la forma en que se alcancen, sin tener correlación con la salud mental o la madurez emocional.
Y qué dicen ellas sobre el orgasmo…
«Sí, recuerdo mucho dos: uno lo tuve con un chico mientras me hacía sexo oral…uff. El otro lo tuve mientras estaba drogada con marihuana ‒han sido los más intensos‒ y no, no creo que sea chamba del hombre. Es un trabajo interno, para el primero necesité concentrarme, pero ese donde estaba drogada solo fluía y lo gocé, duró más de lo normal y creo que pasó porque estaba relajada», señaló Gisela de 27 años.
«En mi opinión, el orgasmo es esa pequeña muerte que tienes y en la que, a la vez, renaces. Al menos es lo que me ha pasado, tan intenso y tan sutil… Te deja temblando y tal vez con ganas de otro u otros. El orgasmo es de ambas partes y es difícil de obtener, pero se llega de alguna u otra forma. En cuestión sexual lo principal es el preámbulo, sin él no vuela tu imaginación. Importa mucho la comunicación de la persona en cuestión, si no la hay solo es fingir y es el o la que sigue», me contó Elena, de 40 años.
Cuando iba en la prepa, un «sexólogo» fue a dar una charla a mi escuela. El auditorio estaba lleno. Yo, para ese entonces, ya había tenido mis primeras relaciones sexuales con mi pareja de aquél entonces, un chavo muy respetuoso y amoroso. Y la verdad es que eran relaciones sexuales muy satisfactorias. Digamos que yo ya sabía lo que era un orgasmo, pues. Y mi novio me hacía venir varias veces en una sola sesión. Pero este «sexólogo» llegó a contarnos, entre varias otras cosas, que eso de que las mujeres podíamos tener varios orgasmos era falso, al igual que nuestros orgasmos duraran tanto… que no teníamos idea y no era físicamente posible», me narró Anna Lee Mraz de 36 años.
Ella recuerda perfectamente que, saliendo de esa conferencia, se bloqueó. «Saliendo de ahí, me bloqueé. Me bloqueé CABRÓN y no pude volver a tener orgasmos en mucho tiempo. Después fui con otra sexóloga, mamá de un amigo mío y medio intentó ayudarme. Pero creo que con ella no me abrí porque… pues era mi vecina, ¿verdad? Fue un proceso muy largo recuperar mis orgasmos. Al final lo logré, pero me impresionó mucho tiempo cuán poderosas son las palabras y las convicciones de personas en posiciones de poder. Tanto que pueden modificar tu mente, al punto de convencerte de algo de lo que racionalmente no crees».
Desmitificando al orgasmo
Existen varios mitos en torno al orgasmo que deben ser desacreditados. Estos son algunos de los más comunes:
Mito: Las personas con vulvas deberían poder llegar al orgasmo solo con penetración.
En realidad, la mayoría de las personas con vulvas no alcanzan el orgasmo solo con la penetración. Un estudio de 2015 en el Journal of Sex & Marital Therapy preguntó a mil 55 mujeres de entre 18 y 94 años sobre sus experiencias con el contacto genital, el placer sexual y el orgasmo. Solo el 18.4 por ciento de los participantes informaron que podían alcanzar un orgasmo solo a través del coito.
Por el contrario, 3.6 por ciento de los encuestados afirmó que necesitaba estimulación del clítoris para llegar al orgasmo. Finalmente, el 36 por ciento indicó que la estimulación del clítoris puede no ser necesaria para alcanzar el orgasmo, pero mejora la sensación orgásmica.
Mito: Las parejas sexuales deben experimentar el orgasmo al mismo tiempo.
A pesar de lo que la cultura popular pueda hacernos creer, las parejas sexuales a menudo alcanzan el orgasmo en diferentes momentos. No hay razón para preocuparse si usted y su pareja sexual no alcanzan el orgasmo al mismo tiempo. De hecho, esta situación puede permitir que las parejas se turnen para concentrarse completamente en el placer sexual del otro, lo que puede ser más placentero para todos los involucrados.
Mito: El buen sexo siempre termina en un orgasmo.
El sexo puede ser satisfactorio y placentero, incluso cuando no termina en el clímax. Los aspectos del sexo, como los juegos previos placenteros, la buena comunicación, dar y recibir placer y mejorar la conexión con la pareja, contribuyen a una experiencia sexual satisfactoria.
Además, un buen número de personas experimentan anorgasmia o incapacidad para llegar al orgasmo. Esto no significa que no puedan disfrutar del sexo. Irónicamente, ejercer demasiada presión para alcanzar un orgasmo puede crear ansiedad en torno a una experiencia sexual y, de hecho, disminuir las posibilidades de tener uno.
Por lo tanto, si bien los orgasmos pueden ser parte de un gran sexo, es una buena idea recordar que el sexo aún puede ser excelente sin uno.
Mito: Fantasear para alcanzar el orgasmo es anormal y perverso
Cualquiera que sea el escenario imaginado, la fantasía no revela perversidad o infidelidad, es solo un medio más, un trampolín para facilitar la «desconexión» y el dejarse llevar. Así, permite elevar el nivel de excitación mental para alcanzar el pico necesario para el orgasmo.
La fantasía es un enriquecimiento del erotismo que permite erotizar por medio de lo imaginario la última zona erógena, que es el cerebro. La fantasía es una caricia del espíritu, señala Atallah.
Números alrededor del orgasmo:
• El 70 por ciento de las mujeres necesitan fantasear para estar excitadas, mientras que el 40 por ciento necesita fantasear para llegar al orgasmo.
• Alrededor de tres cuartas partes de las mujeres alcanzan el orgasmo a través del clítoris y el 20 por ciento disfrutan a través de la «simple» penetración.
• Mientras que los hombres perciben que el 85 por ciento de las mujeres con las que tuvieron relaciones sexuales alcanzaron el orgasmo, solo el 64 por ciento realmente lo hicieron.
• Las mujeres tardan entre 40 u 80 por ciento más tiempo en alcanzar el orgasmo que los hombres.
• Cerca del 60 por ciento de las mujeres alcanza usualmente el orgasmo durante la masturbación, mientras que solo el 29 por ciento lo hace durante relaciones sexuales con otra persona. Otro estudio afirma que, durante la masturbación, la probabilidad de llegar al orgasmo puede llegar al 95 por ciento
• Las mujeres que reciben sexo oral tienen más probabilidades de alcanzar el orgasmo.
• 20 por ciento de las mujeres son capaces de llegar al orgasmo solo besándose o practicando sexo oral con su compañero/a, y un suertudo 10 por ciento lo consigue haciendo ejercicio.
¿Clítoris, el Santo Grial del Orgasmo?
El clítoris es mucho más grande que ese pequeño botón escondido debajo de su velo. De hecho, está formado por la reunión de 2 cuerpos eréctiles ubicados en su mayor parte a ambos lados de la entrada de la vagina, debajo de los labios. Así, la penetración estimula no sólo la pared anterior de la vagina, sino también el clítoris…
Por lo que este órgano complejo y único parece ser el filtro de todos los estímulos sensoriales ‒vaginales, clitorianos, vulvares, cutáneos…‒ que se transmiten al «conductor», que no es otro que el cerebro.
Sin embargo, Sandrine Atallah refiere que «es solo cuando las partes consciente e inconsciente del cerebro están en armonía, que se envía la “orden” a la vagina para producir un orgasmo por contracción… De esto deducimos que cualquier mujer, a lo largo de su curso, puede acceder a diferentes variedades y diferentes experiencias de orgasmo, según la relación con su propio cuerpo, la imagen que le devuelve su pareja, el lugar de la sexualidad en su vida, su capacidad de «habitar» su vagina y de «comunicarse» con este último».
«Con el interlocutor adecuado, tener 25 o 75 años no cambia la cosa, y la madurez tantas veces invocada tampoco entra en juego…», detalla Atallah al respecto.
Para las mujeres, a diferencia de los hombres, tener relaciones sexuales y experimentar placer no implica necesariamente disfrutar cada momento, pues no siempre se dan todas las condiciones favorables para «dejarse llevar» por el éxtasis, pero esto, afortunadamente, no impide que puedas disfrutar de un grato momento para compartir, relajarte y disfrutar.
No debemos olvidar que el placer, un fenómeno psicofisiológico, es un proceso de aprendizaje y no es innato. Y en caso de anorgasmia total, se debe realizar un trabajo de autodescubrimiento, solo, en pareja o en terapia.
En fin, el orgasmo es de quien lo trabaja, y no pasa nada si no llegas a él, el chiste es disfrutar y tener sesiones de placer que te reconforten y llenen de energía vigorizante. A trabajar se ha dicho.
Pamela Cruz. Jefa de Redacción de Península 360 Press. Comunicóloga de profesión, pero periodista y escritora por convicción, con más de 10 años de experiencia en medios. Especializada en periodismo médico y científico por Harvard y ganadora de la beca International Visitors Leadership Program del gobierno de EE. UU.
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