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Cristian Carlos
Desde 2008, he utilizado un dispositivo móvil de Apple, concretamente el iPod touch, el que fue lanzado con el iPhone de primera generación. Por fin, había encontrado un teclado de tamaño minúsculo con el que se podía escribir más rápido que con un teclado convencional.
De repente, Apple había reinventado el teléfono… y, con ello, la forma en que interactuamos con las interfaces gráficas. Si bien iOS ha evolucionado a pasos agigantados en la industria de los dispositivos móviles, fue el primero en integrar un teclado qwerty multitáctil que corregía los errores en un parpadeo, mucho antes de darte cuenta de que habías cometido un error.
Mi trabajo es escribir. Escribir correctamente, en concreto. El ecosistema de Apple ayuda mucho en ese aspecto, pero no por su capacidad de corregir errores, sino por lo fácil que es hallar y resolver los más quisquillosos requerimientos de un obsesionado con la escritura correcta del español.
Por ello, pasé unas semanas con un teléfono con Android, para comparar si dicho sistema operativo está a la altura de un escritor compulsivo.
Android aprendió –por no decir que copió– los atajos del teclado de iOS; por ejemplo, al sostener una tecla, se abre un globo con caracteres similares –el paso de la N a la Ñ–.
Con cada generación de iPhone, siempre doy una oportunidad a los teclados de terceros –los que se instalan en la App Store–, y siempre termino borrándolos y regresando al teclado que tiene iOS por defecto. De existir alguno bueno, recomendaría algún teclado externo. Si ves a alguien con teclados de colores, seguramente comete más faltas de ortografía.
El teclado qwerty sin la letra Ñ no es interpretado como un teclado en inglés si se elige español como pasa en Android –y los teclados de terceros–; en cambio, si le pides a iOS un teclado Qwerty en español sin la letra Ñ, te da exactamente eso: un teclado Qwerty en español al que sólo le hace falta la letra Ñ, pero no invierte el orden de los atajos de las letras con tilde, sigue sugiriendo los signos de interrogación y admiración de apertura por encima de los de cierre. El orden de las comillas también se mantiene normal.
Un día, me encontré con una persona dedicada al diseño –una arquitecta, en concreto– que me ofreció sus datos para seguir en contacto y, como no tuve papel y lápiz a la mano, le di mi iPhone con una tarjeta de contacto en blanco y comenzó a escribir.
Al terminar, me cuestionó por qué el iPhone no mostraba el teclado en minúsculas. «Qué mal, ¿no?», dijo con tono de odiar el iPhone desde siempre.
Asentí por respeto y no dije nada. Y es que, desde iPhoneOS –el nombre original del sistema operativo–, no había teclado similar porque no existía un mercado de teléfonos con pantalla multitáctil hasta la llegada de Apple. El teclado era muy simple, pero funcionaba a la perfección, así que me acostumbré al teclado del iPhone. Un teclado Qwerty gráfico con letras sólo mayúsculas y, para saber que estabas escribiendo en minúsculas, la tecla shift cambiaba de contraste. Era suficiente. Casi igual que en una computadora, dónde se enciende una luz verde en el Magic Keyboard del Mac para hacerte saber que las mayúsculas están activadas.
La persona que me pedía contactarla, la misma que se dedicaba al diseño, ignoraba que el teclado de mi iPhone estaba configurado para lucir únicamente las teclas en mayúsculas, justo como usé, por primera vez, en iPhoneOS 1.1.2 en 2008. Unos años más tarde, Apple incorporó teclas en minúsculas, pero lo desactivé porque la vida real no funciona así.
Disociación es un desorden mental que, de acuerdo con Mayo Clinic, es la «desconexión y falta de continuidad entre los pensamientos, los recuerdos, el entorno, las acciones y la identidad».
A la persona dedicada al diseño se le hacía necesario que el teclado del iPhone cambiase forzosamente a minúsculas para poder escribir en minúsculas. Una muestra más sobre cómo Android puede provocar pensamiento disociativo. «¿Acaso esta persona espera que las teclas cambien a minúsculas en un teclado físico? ¿Esta persona alguna vez utilizó una Blackberry? ¿Alguna vez esta persona, que fácilmente me dobla la edad, ha puesto cuidado cómo es que funciona la realidad? ¿Alguna vez ha escrito en una computadora? ¿En un teclado físico? ¿No se le hizo redundante que la tecla shift cambiase de contraste?».
El comentario que había hecho está persona lo hizo con aversión al iPhone, definitivamente. Pero es preciso no ignorar el funcionamiento alternativo de las realidades aunque estas nos duelan por ser mejores. Sí, los teclados virtuales que ha creado Apple son superiores que el resto del mercado. Debidamente configurado, el teclado del iPhone puede ser el mejor en cualquier dispositivo móvil.
Muchos ignoran que iOS introdujo el teclado Emoji desde versiones muy tempranas; sin embargo, había que instalar aplicaciones en japonés que activaran la opción del teclado en el iPhone. Además, con la llegada de iOS 7, el teclado de Apple dio un paso importante cuando se introdujo QuickType, que se anticipa al contenido en pantalla para responder mensajes de texto o escribir un correo electrónico formal o casual.
El teclado del iPhone también incorpora un micrófono, pero ese es otro tema. ¿El micrófono del teclado del iPhone es mejor que el de cualquier sistema operativo? También.