Nacido en Campinas, el 21 de marzo de 1955, Jair Messias Bolsonaro es descendiente de inmigrantes italianos, llegados a Brasil después de la Segunda Guerra Mundial.
Hijo de Percy Geraldo Bolsonaro y Olinda Bonturi Bolsonaro, fue el tercer hijo de una familia de tres hijos y tres hijas, asistió a la Escuela Preparatoria del Ejército Brasileño y se graduó de la Academia Militar de Agulhas Negras en 1977.
Posteriormente sirvió en el ejército durante 17 años y ascendió al rango de capitán. Bolsonaro ganó notoriedad en 1986, cuando escribió un artículo para la popular revista Veja, donde criticaba el sistema de pago de los militares.
Su carrera política comenzó en 1988, después de dejar el ejército, cuando se postuló para el Concejo Municipal de Río de Janeiro y obtuvo un escaño en la legislatura de la ciudad. En 1990, dos años después de ser electo, ganó el primero de siete mandatos consecutivos como diputado federal por Río de Janeiro.
Desde su primer mandato, Bolsanaro elogió repetidamente la era del gobierno militar y pidió su regreso. También comenzó a establecer una reputación de defensa abierta de posiciones profundamente conservadoras sobre temas sociales, e incluso sus críticos lo tildaron de misógino, homófobo y racista.
En su carrera política abogó por bajar la edad de responsabilidad penal, el derecho a la legítima defensa y la tenencia de un arma de fuego para los ciudadanos sin antecedentes penales, así como los valores cristianos. También es el creador de una propuesta para hacer obligatorio el voto impreso en Brasil, para la realización de elecciones más confiables y auditables.
Cuando la cultura política y la economía de Brasil entraron en crisis en la segunda década del siglo XXI, al comienzo del segundo mandato presidencial de Dilma Rousseff, el país vivió una recesión que había comenzado en 2014 y que algunos especialistas denominaron la peor crisis económica desde principios del siglo XX.
Mientras tanto, también se desarrollaba el mayor escándalo político en la historia de Brasil, de Petrobras, que envolvía a la mayoría de los principales políticos de Brasil en acusaciones de corrupción, incluido el expresidente Lula Da Silva, quien cumplió una condena en prisión.
Bolsonaro, candidato del Partido Social Liberal, montó una campaña que buscaba aprovechar este entorno y se presentó a sí mismo como un candidato insurgente-antisistema, con poca preocupación por la corrección política, en la misma línea de Donald Trump, quien ganó las elecciones presidenciales de EE.UU. en 2016.
También conocido como el «Trump de los trópicos», Bolsonaro ganó el apoyo de la considerable población cristiana evangélica del país con su firme oposición al aborto y su defensa de la familia tradicional, así como políticas de orden público que atrajeron a brasileños preocupados por el crimen y la violencia.
De tal forma, Jair Bolsonaro fue elegido presidente de la República en octubre de 2018, con el 55,13% del electorado brasileño, por la Coalición Brasil Sobre Todo, Dios Sobre Todo ‒PSL/PRTB‒.
Durante su gobierno se aprobó una reforma radical del sistema de pensiones, para aumentar la edad mínima de jubilación para hombres y mujeres de 56 y 53 años a 65 y 62 años, respectivamente, puesto que el plan de pensiones representaba alrededor del 40 por ciento del gasto federal total.
Asimismo, se caracterizó por una defensa casi oficial de la deforestación en la región amazónica, ante las preocupaciones por la tala ilegal en tierras protegidas y la quema de los árboles restantes para dar paso a la ganadería y la minería.
En cuanto al COVID-19, minimizó repetidamente la gravedad de la enfermedad, se burló del uso de mascarillas que proporcionaba la primera línea de defensa contra la propagación del virus y bloqueó los intentos para suspender sectores económicos no esenciales para contener la crisis de salud pública.
Con información de Enciclopedia Británica.
Esta nota se realizó con el apoyo de la organización Global Exchange en colaboración con Península 360 Press.
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