El paro en la Universidad Autónoma Metropolitana ‒UAM‒ cumple 14 días. Inició dos días después del 8 de marzo, cuando las estudiantes se congregaron para marchar juntas y empezaron a discutir cómo organizarse ante los casos de violencia de género que hay en dicha casa de estudios.
La gota que derramó el vaso fue la denuncia de una violación cometida por un alumno quien reconoció los hechos según un comunicado oficial de la UAM. Sin embargo, el hecho no es aislado pues, según denuncian las estudiantes, la violencia de género en la Universidad es un problema estructural.
Las jóvenes, demostrando que además de las acciones llevan a cabo discusiones político-ideológicas, se adscriben al feminismo interseccional que integra los problemas de raza, clase y género. Desde ahí discuten y toman decisiones.
«Callar nunca debe de ser una opción. No permitiremos espacios donde nuestros sueños buscan materializarse, sigan siendo impunemente misóginos», afirmaron las estudiantes de la UAM unidad Lerma.
Cada una de las unidades, sedes de la universidad, escogió a dos voceras para la rueda de prensa en asambleas de escuela para que toda la comunidad estudiantil quedara representada. En la mesa desde la que se dirigen a los medios se observó una bandera feminista y 10 jóvenes que decidieron encapucharse para ocultar sus identidades.
Cada una de las preguntas de los medios de comunicación fue respondida por todas las unidades pues, señalan las jóvenes, las condiciones de cada escuela son distintas y sus particularidades merecen ser tratadas de maneras concretas.
¿Qué exige el paro de mujeres en la UAM?
El caso de violación sexual destapó los grandes problemas que enfrenta la universidad cuando se trata de dificultades relacionadas con las mujeres: revictimización, amedrentamiento contra quienes denuncian, e incluso persecución a quienes se movilizan, por solo nombrar algunos hechos que enfrentan las jóvenes al momento de ir a estudiar.
Es por eso que, además de la sanción correspondiente para el joven que abusó sexualmente de su compañera, el paro de mujeres de la UAM exige medidas de prevención de la violencia de género, protocolos de acción para garantizar que las denuncias son atendidas y, en el caso de la unidad Cuajimalpa, la salida, ya sea por renuncia o despido, de Esther Morales Franco, secretaria académica de la División de Ciencias Sociales y Humanidades , por revictimizar a las estudiantes que denuncian la violencia.
Luego de intensas discusiones por escuela, cada una de las unidades también especificó sus demandas y problemáticas, al tiempo que cada unidad concretó un pliego petitorio en donde se integran las diversas demandas de la comunidad estudiantil y de las mujeres que la integran.
Por ejemplo, exigen mejoramiento del transporte público pues, afirman, la mayoría de las unidades se encuentra en lugares peligrosos de la zona metropolitana por lo que se sienten expuestas a cualquier tipo de violencia.
Además, exigen que se respete la labor de venta ambulante que algunas y algunos estudiantes desarrollan para mantener sus estudios.
Las estudiantes de las unidades de Azcapotzalco, Lerma, Iztapalapa y Xochimilco, tienen claro que el paro inició en el planten de Cuajimalpa, al cual pertenece la joven agredida sexualmente. En sus discursos se refieren a las estudiantes de este plantel como «hermanas valientes».
Pero no son las únicas a las que se dirigen agradecimientos. También los varones han recibido un reconocimiento, pues las jóvenes afirman que ha sido bueno que se incorporen al paro y, sobre todo, reconocen a las profesoras que muy solidariamente se han organizado para apoyarles a partir de hacerles llegar víveres, participar en algunas guardias, e incluso llevarles libros al para que continúen formándose.
Las profesoras, presentes en la conferencia de prensa, decidieron no participar ni exponer su punto de vista, pues consideran que son las jóvenes las que deben tomar la voz y llevar la batuta del movimiento. Pero sus ojos hablan por sí mismos: miran con entusiasmo y alegría a sus estudiantes, las cuidan y las orientan de manera solidaria y respetuosa.
Así, las jóvenes llevan sobre sus espaldas la responsabilidad de un momento histórico: la primera vez que toda la UAM se ha ido a huelga por demandas de las mujeres.
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