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La mayoría de la gente en Estados Unidos apoya la vivienda asequible, sin embargo, las actitudes a menudo cambian cuando se proponen desarrollos locales. Investigadores de Stanford han descubierto que las asociaciones emocionales negativas con la idea de vivienda asequible, así como las creencias racistas, contribuyen significativamente a la oposición de estos espacios en el vecindario.
Es bien sabido que Estados Unidos tiene una gran escasez de viviendas asequibles, y si bien las encuestas han demostrado que la mayoría de la gente apoya la construcción de viviendas más asequibles, “la realidad es que la oposición local del público en las reuniones de la ciudad sigue siendo una gran barrera”, señaló Sarah Billington, profesora de ingeniería civil y ambiental en Stanford.
En un estudio reciente, Billington y sus colegas investigadores exploraron los factores que predicen el apoyo a viviendas asequibles a nivel local.
Su trabajo, publicado en el Journal of Planning Education and Research, muestra que las respuestas emocionales de las personas a la vivienda asequible pueden desempeñar un papel importante en el cambio del apoyo hipotético a la vivienda asequible a una oposición específica a la construcción local.
Los investigadores señalan que estas reacciones pueden tener su origen en prejuicios inconscientes, como el racismo o el clasismo, y que abordarlos podría ayudar a obtener apoyo para desarrollos de viviendas asequibles.
“Realmente queríamos ver cómo esta respuesta emocional, que puede estar impulsada en parte por un racismo o clasismo inconsciente, se combina con un racismo más consciente”, explicó Isabella Douglas, quien dirigió la investigación como parte de su trabajo doctoral en el laboratorio de Billington. “Ha habido un llamado en la planificación urbana para lidiar con las respuestas emocionales de las personas al entorno construido y reconocer que estas respuestas emocionales, si bien pueden ser difíciles de entender y manejar, tienen un gran impacto”.
Según la Coalición Nacional de Vivienda para Personas de Bajos Ingresos, sólo hay 34 viviendas de alquiler asequibles y disponibles por cada 100 hogares de ingresos extremadamente bajos en todo el país. Estados Unidos necesitaría 7.3 millones de viviendas asequibles adicionales para llenar este vacío.
“Es una crisis nacional”, afirmó Deland Chan, investigador de Stanford con experiencia en planificación urbana y coautor del artículo. “El tema de la vivienda asequible afecta a todos, no sólo a los de las grandes ciudades, y necesitamos más perspectivas y colaboraciones interdisciplinarias para avanzar en estas complejas cuestiones sociales”.
Los investigadores distribuyeron una encuesta en línea a 534 participantes en todo Estados Unidos, y descubrieron que, si bien la mayoría de los participantes apoyaban la vivienda asequible a nivel estatal, municipal y de vecindario, la cantidad de oposición se duplicó a nivel de vecindario.
“Existe un efecto de proximidad, en el que a medida que te acercas más y más a la persona, sus niveles de apoyo disminuyen”, dijo Douglas.
Muchos de sus resultados fueron similares a lo que se había encontrado en un estudio anterior realizado hace una década: las personas que ganaban más dinero, vivían en vecindarios suburbanos o eran más conservadoras tendían a apoyar menos la vivienda asequible en sus vecindarios, mientras que las personas que confiaban más en el gobierno federal tendían a apoyarlo más.
Los investigadores también encontraron varias tendencias y correlaciones que no se habían informado anteriormente: las personas con niveles más altos de educación o que vivían en viviendas unifamiliares apoyaban menos la vivienda asequible, y las personas que habían vivido en su vecindario durante más de 10 años o quienes habían interactuado personalmente con viviendas asequibles brindaron más apoyo.
Sin embargo, los predictores más importantes de la oposición a la vivienda asequible fueron el racismo y las connotaciones emocionales negativas asociadas con la idea de vivienda asequible.
Y es que, si bien se han documentado los efectos del racismo simbólico, el hallazgo de que la respuesta emocional inicial de las personas, que potencialmente surge de un racismo inconsciente u otros prejuicios, puede afectar sus puntos de vista sobre la vivienda asequible es nuevo.
Los investigadores también encontraron evidencia estadística de que estos factores interactuaban con algunas características demográficas a nivel de vecindario, lo que podría ayudar a explicar el cambio del apoyo a la oposición una vez que las propuestas reales de desarrollo están sobre la mesa.
Por ejemplo, las personas que vivían en barrios suburbanos tenían connotaciones emocionales más negativas con la vivienda asequible, por lo que tendían a oponerse más a los desarrollos vecinales. Este hallazgo no estaba relacionado con el racismo simbólico, lo que destaca el importante papel de las respuestas emocionales y los posibles sesgos inconscientes detrás de ellas.
“Muchas veces, discutir sobre los edificios se utiliza como una forma socialmente más aceptable de protestar contra los proyectos de viviendas asequibles”, dijo Douglas. “Vamos a lidiar con los efectos del racismo en nuestros proyectos y necesitamos poder hablar sobre eso y abordarlo”.
Los investigadores pretenden que este trabajo inicial sea un punto de partida para comprender cómo los ingenieros pueden ayudar a aumentar el apoyo a los desarrollos de viviendas asequibles.
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