No cabe duda de que el calor extremo ha ocupado los titulares nacionales este año, no solo en California o, incluso, Estados Unidos, sino en todo el mundo. Y si bien el estado dorado ha tenido un respiro, esto no durará, pues según expertos, dicha condición llegó para quedarse, por lo que es urgente avanzar en la resiliencia frente al calor extremo y las acciones para mitigar los impactos.
Durante una sesión con medios, organizada por Ethnic Media Services, el director del Programa de Calor Extremo y Resiliencia Comunitaria de la Oficina de Planificación e Investigación del gobernador Gavin Newsom, Braden Kay, señaló que es realmente importante entender que: el calor, la muerte, las enfermedades por los impactos al calor extremo, no sólo ocurren en los titulares de los días que están sucediendo, estos impactos en la salud están pasando durante todo el verano”.
Incluso, dijo, estamos empezando a ver impactos relacionados con el calor que ocurren en el invierno.
“Lo que sabemos en general es que, el cambio climático está haciendo que el calor extremo sea más frecuente, más severo y más duradero”.
En ese sentido, Kay precisó que las olas de calor del verano pueden ser peligrosas, especialmente para los niños pequeños, los ancianos, las personas con enfermedades crónicas y discapacidades, los trabajadores al aire libre, las personas sin hogar y las embarazadas.
“Tenemos que entender que el calor extremo es algo que está sucediendo no sólo en verano, sino durante todo el verano, la primavera y el otoño, y afecta a las comunidades de California no sólo en esos días de calor”, puntualizó.
“Creo que uno de los retos del cambio climático es que no es sólo cambio. Es un caos. Y lo que el caos significa es que no es un camino lineal que cada verano va a ser más caliente. Va a ser muy impredecible en cuanto al tipo de clima que tengamos y cuándo lo tengamos”, abundó.
Braden Kay subrayó que “el cambio climático no solo significa cambio climático, significa caos ascendente, lo que significa cambio impredecible, lo que significa que a veces va a hacer más frío y a veces va a hacer más calor. Lo que sabemos sobre lo que nos deparará el futuro es que cada vez hará más calor. No va a ser necesariamente más ventoso cada verano, cada vez más caluroso, pero la tendencia general es que cada vez haga más calor”.
Ante ello, precisó, es importante luchar contra la desinformación, pues si bien algunos pensarán que el cambio climático ya no es un problema porque se ha sentido un verano más fresco, eso no será así, por lo que llamó a encontrar información más precisa en los Servicios Meteorológicos Nacionales y otros recursos como agencias estatales, incluyendo, el Departamento de Salud Pública de California.
Para la doctora Maggie Park, oficial de los Servicios de Salud Pública del Condado de San Joaquín, a medida que el clima se vuelve más impredecible, también lo hacen sus impactos.
El condado de San Joaquín es una mezcla de zonas urbanas y rurales con una población de unas 750 mil personas. El 88 por ciento del territorio es rural, pero sólo el 8 por ciento de la población vive en esas zonas rurales.
El 14.5 por ciento de sus residentes viven en la pobreza. El departamento de salud pública del condado se ubica en Stockton, y todos los años, cuando se acerca el verano, los equipos de preparación para emergencias y comunicaciones difunden mensajes habituales sobre la seguridad en verano.
“La salud pública es prevención. Y las enfermedades y muertes relacionadas con el calor se pueden prevenir, por eso damos mucha educación y muchos consejos prácticos”, dijo Park.
Si bien hay mensajes obvios como: manténgase con el aire acondicionado, use ropa protectora, manténgase hidratado, Park aseguró que es importante repetirlos una y otra vez.
El Valle Central ya es conocido por ser caluroso, explicó, pero este año se han visto temperaturas récord. La gente ya había sentido el primer julio más caluroso del que se tiene constancia, cuando Stockton llegó a los 109 grados.
“La salud pública es prevención, pero también equidad sanitaria”, y es que, dijo, los barrios de bajos ingresos y las comunidades con mayor población afrodescendiente, hispana y asiática, experimentan significativamente más calor urbano que los barrios más ricos y predominantemente blancos.
Ello, apuntó, se debe a que los grupos pobres y minoritarios viven en zonas con más edificios, más hormigón, mayor densidad de población, menos vegetación, menos árboles y menos superficies que absorben el calor.
Así que, “incluso dentro de una misma ciudad, la carga del calor no se reparte por igual. Hacemos todo lo posible por entrar en esas comunidades y llegar a quienes corren más riesgo en ellas, como los ancianos, las personas con enfermedades crónicas o discapacitadas, mujeres embarazadas, bebés y niños pequeños”.
Agregó que la población sin hogar del condado de San Joaquín se enfrentó a desafíos únicos durante los golpes de calor. Según un recuento puntual de 2022, en el condado hay 2 mil 319 personas sin hogar, mil 355 de ellos sin techo.
“Sabemos que estas personas realmente no quieren dejar sus tiendas de campaña y todas sus pertenencias para ir a un centro de refrigeración. En realidad, no funciona para ellos. El personal sale a enseñarles. Y vamos a sus espacios para darles valiosas lecciones sobre cómo almacenar los alimentos correctamente. Cómo evitar almacenar lácteos y huevos y la correcta eliminación de los alimentos crudos”, refirió.
A ello se suman tareas como botellas de agua congeladas y unidades móviles de duchas. Sien embargo, dijo, las barreras lingüísticas son un reto.
En el Valle de San Joaquín hay muchas personas que trabajan en la agricultura, y gran cantidad de ellos son inmigrantes, por lo que dependen de sus socios comunitarios para proporcionarles información y asegurarse que no trabajen horas de más en el calor, beban mucha agua y lleven ropa protectora.
“Pero hacerles llegar los materiales y la educación traducidos a sus lenguas indígenas es un reto constante. Y no sólo es importante el idioma, sino también el mensaje que transmitimos al público, que debe ser claro”, abundó.
La doctora Ines Ruiz Houston, vicepresidenta de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos Consejo 2060 en Stockton, California, aseguró que la salud pública se debe trabajar con la comunidad pública, pues son clave tener éxito en las estrategias.
En ese sentido, dijo que es necesaria la mensajería correcta en varios idiomas a través de redes sociales, comunicación de puerta en puerta, eventos especiales, y utilizar los servicios de sanidad públicos.
“Las tropas sobre el terreno son el método más eficaz”, afirmó Ruiz-Huston. “Las familias tienen miedo de poner en funcionamiento el aire acondicionado debido al coste de la electricidad o a los cortes de energía”, afirmó.
Al respecto, detalló que también es fundamental a quién se llega cuando se trata de mantener segura una comunidad: “Los folletos no son suficientes. ¿Qué es? Encuentra a los conversadores que representan a tu vecindario. La persona que sabe todo sobre la comunidad es la primera en contarle a todos lo que está pasando”.
Patrizia Hironimus, directora ejecutiva en el Consejo Medioambiental de Butte, contó que los desafíos particulares en su condado, donde hay grandes poblaciones tanto de sobrevivientes de incendios forestales como de estudiantes universitarios, con la campaña de calor extremo, se han centrado en torno a una lente socioeconómica de la equidad, tratando de llevar una conciencia de climatización que los estudiantes pueden emplear en sus apartamentos alquilados o su vivienda compartida.
La experta agregó que la mejor manera de llegar a los sobrevivientes de incendios forestales desplazados de recursos de resiliencia como el aire acondicionado ha sido a través de recursos como despensas de alimentos y mercados de agricultores.
“La mayoría de calor extremo que afecta a la mayoría de nuestra población es en el ámbito de la soberanía alimentaria. Creo que estamos en un condado fronterizo aquí en Butte, por lo que ya es bastante difícil de conseguir verduras y frutas frescas hasta la zona de la cicatriz quemada. Tenemos un mercado móvil, a través de la red local de alimentos del condado de Butte, y parte de este calor extremo exacerbará nuestras ya tensas rutas de distribución de alimentos”.
“Así que, en el futuro, creo que nuestras cumbres preparadas para desastres deben planificar el elemento de distribución de alimentos de cómo este clima está afectando a nuestros patrones de hacer llegar los alimentos a la gente”, explicó.
Susan Henderson, directora ejecutiva para el Fondo de Educación y Defensa de los Derechos de los Discapacitados, subrayó que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) estiman que aproximadamente una de cada cuatro personas en EE.UU. tiene algún tipo de discapacidad.
Una gran parte de esa cifra son personas mayores, apuntó, así que casi todos envejecemos con discapacidad. “Cuando creamos accesos para las personas discapacitadas, también creamos accesos para las personas mayores y, francamente, para todo el mundo”.
Henderson explicó que las discapacidades pueden ser invisibles y dinámicas. Sin embargo, tienen necesidades funcionales que se entrecruzan, al tiempo que existen barreras de actitud hacia las personas mayores sin discapacidad y también hacia aquellas con discapacidad.
Pero, ¿cuáles son algunos de los retos a los que se enfrentan las personas discapacitadas en situaciones de calor extremo? Viviendas seguras, accesibles y con aire acondicionado, destacó.
A ello sumó transporte accesible cuando sea necesario llegar desde sus hogares a los centros de refrigeración o centros de salud junto con sus dispositivos de movilidad.
“Para las personas con discapacidad, la electricidad y el suministro eléctrico son fundamentales. Y especialmente en épocas de calor extremo e incendios forestales y otros desastres naturales, porque muchos de nosotros dependemos de dispositivos médicos y aire acondicionado que necesitan energía para que nos mantengamos bien y vivos”, resaltó Henderson.
Finalmente, los expertos coincidieron en que es necesario crear una verdadera conciencia sobre los efectos del cambio climático y las repercusiones que habrá si no ponemos atención en acciones que ayuden a proteger a las personas. Ante ello, dijeron, es necesario cambiar la perspectiva y mentalidad para cuidar de la comunidad ante los desastres climáticos.
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