Opinión. Anna Lee Mraz Bartra. Península 360 Press [P360P]
El camino labrado para que hoy una mujer afro-asiaticoamericana e hija de inmigrantes como Kamala Harris, prestara juramento como vicepresidente de los Estados Unidos, fue un camino cimentado a base de sudor, lágrimas y sangre; producto de una lucha centenaria, tras-generacional de miles -millones- de mujeres quienes, paso a paso, fueron abriendo senda.
“Ni los estados de los Estados Unidos ni el gobierno Federal puede denegarle a un ciudadano el derecho de voto a causa de su sexo” dice oficialmente la Decimonovena Enmienda de la Constitución que se logró hace cien años, el 26 de agosto de 1920.
En el camino por la igualdad, muchas mujeres fueron detenidas, abucheadas, perseguidas y juzgadas por la sociedad. El movimiento, liderado por mujeres, logró el derecho al voto.
No obstante, cabe recordar que hasta 1965 a las personas negras, mujeres y hombres de bajos recursos, se les negó este derecho básico por una cuestión racial.
Si bien hasta hace poco se decía que las mujeres no eran consideradas capacitadas para ejercer un cargo político, hoy las cosas parecen estar cambiando. Abogada, descendiente de la India, bautista, casada con un judío, Harris deja en claro no solo su capacidad de liderazgo y habilidades políticas que la empujaron a la posición en la que se encuentra hoy; sino que abre brechas para las que vienen atrás.
Siempre he pensado que, no por el hecho de ser mujer, una fémina en una posición de poder velará por los derechos de las mujeres. Igual ocurre con la negritud, la migración, la pobreza y otras condiciones de desventaja social o vulnerabilidad. Aquellas personas que logran salir de ahí y colocarse fuera de la estructura de la que provienen pueden dar la espalda a sus semejantes y, peor aún, cerrarles el paso. Sobran ejemplos de mujeres que, en el pasado y el presente se han montado sobre la ola violeta, abanderadas del feminismo, solo para volcarse a la primera de cambio y dejar clavadas a sus compañeras bajo el yugo patriarcal.
Sin embargo, posiblemente Harris reconoce la lucha de las mujeres como su lucha también:
“Gran parte de la razón por la que quería ser fiscal fue para proteger a gente como ella [su mejor amiga que había sido abusada por su propio padre] y cambiar el sistema. De hecho, una gran parte de mi carrera ha sido para proteger a las mujeres y los niños”.
Kamala Harris
Harris no solo rompe esquemas en lo político, sino en la forma en la que decidió llevar su vida personal como segunda esposa, sin hijos biológicos y madrastra. No engendrar hijos, ya sea por decisión o posibilidad, no te hace menos mujer y por ello es otra batuta feminista hoy en día, pues a lo largo de la Historia se nos ha impuesto ese rol a las mujeres.
Que Kamala Harris hoy haya jurado frente al Capitolio, edificio que tan solo la semana pasada se vio inundado de una ola de odio y supremacistas blancos muertos de miedo de perder los privilegios que sostienen, es una victoria. Y las victorias son muestra de que la lucha sostenida desde hace cien años, sirve de algo.
Pero no es momento de echarnos en los laureles, desgraciadamente el camino que llevó a Harris a la Casa Blanca aún de terracería y no vienen suficientes mujeres, ni negros, ni muchoo menos mujeres negras detrás de ella. La lucha no termina.
“Esto no reconcilia nuestro pasado, pero nos da esperanza para el futuro”, dijo Catherine Flowers, una destacada defensora de la justicia ambiental de Alabama, quien confesó que se le llenaron los ojos de lágrimas cuando Biden anunció a su compañera de campaña. “Las mujeres negras han sostenido el movimiento de derechos civiles y el partido demócrata durante décadas, pero rara vez hemos recibido ningún crédito”.
Catherine Flowers
Es una guerra compleja, de horizonte incierto y trincheras desiguales en cada país y en cada ámbito, que las mujeres llevan siglos batallando en, al menos, tres frentes distintos: poder, identidad y talento.
No queda más que seguir labrando camino y apoyar a mujeres como Harris para que, como ella dijo en sus palabras:
“Aunque sea la primera mujer en este cargo, no seré la última”, dijo la vicepresidenta electa en su primer discurso a la nación.
Kamala Harris