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Las controversias que seguido surgen en materia de inmigración a lo largo y ancho de la unión americana, afectan de manera significativa la salud mental de la comunidad latina en Estados Unidos, incluidos los ciudadanos nativos, según un nuevo estudio.
La nueva investigación, publicada el 20 de febrero en Proceedings of the National Academy of Sciences, mostró que los latinos nacidos en el extranjero que viven en los Estados Unidos, incluidos aquellos con ciudadanía estadounidense, informaron tener más ansiedad y depresión en momentos de mayor aplicación de la ley de inmigración entre 2011 y 2018.
El estudio se centró en medir los sentimientos de ansiedad y depresión en latinos que no eran ciudadanos, ciudadanos naturalizados y ciudadanos nacidos en Estados Unidos. En este se registraron las respuestas de los participantes a encuestas mensuales sobre los cambios en la política de inmigración, la aplicación de la ley y el interés público para comprender mejor los efectos que estos tuvieron en la salud mental de los latinos.
“Como grupo, los latinos son racializados por las políticas públicas, por la aplicación de políticas públicas y por la retórica política de Estados Unidos”, señaló Asad L. Asad, profesor asistente de sociología en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Stanford y autor principal del estudio.
“Los latinos, considerados indocumentados o ‘ilegales’ en Estados Unidos, se sienten amenazados por la deportación, incluso cuando son ciudadanos y presumiblemente inmunes a ella”, puntualizó el experto.
El estudio también midió la aplicación de la ley por la cantidad de avisos de detención enviados por autoridades federales a autoridades a los departamentos de policía de todo el país pidiéndoles que retengan a los no ciudadanos para una posible deportación.
De acuerdo con el documento, los ciudadanos latinos nacidos en Estados Unidos también expresaron una mayor angustia psicológica en respuesta a los problemas de inmigración.
Y es que, de acuerdo con sus puntuaciones de angustia psicológica, estaban más estrechamente relacionadas con una mayor atención pública a la inmigración (medida como el volumen de búsquedas relacionadas en Google) que con aumentos reales en la aplicación de la ley.
EL estudio precisó que los niveles de ansiedad y depresión se midieron utilizando la escala de angustia psicológica Kessler-6, administrada regularmente a través del programa Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud a una muestra representativa de residentes a largo plazo en EE. UU. mayores de 18 años.
Las puntuaciones más altas en el cuestionario indican una mayor angustia psicológica, ya sea por ansiedad, depresión o ambas.
“Si eres un ciudadano latino estadounidense, tal vez tu salud mental todavía se sienta bien cuando las deportaciones aumentan a nivel nacional porque no eres directamente vulnerable a la deportación. Pero eso no te hace inmune a la conversación racista más amplia que surge cuando, por ejemplo, algunos políticos describen a los latinos, como grupo étnico, de manera negativa”, dijo Asad. “Empiezas a internalizar eso a medida que avanzas en tu vida diaria”.
Debates políticos afectan resultados de salud mental individual
La investigación de Asad y su reciente libro Engage and Evade (Princeton University Press, 2023) se centran en cómo las categorías institucionales, como la ciudadanía, influyen en el bienestar mental, físico, económico y social de las personas.
En un artículo anterior demostró que el miedo a la deportación tenía una tendencia creciente entre los ciudadanos latinos, mientras que se mantenía alto pero estable entre los no ciudadanos.
En este estudio recientemente publicado, Asad y sus colegas se propusieron comprender cómo un entorno político cambiante puede influir en la salud mental.
Inicialmente, los investigadores esperaban que eventos importantes relacionados con la inmigración, como el anuncio de la administración Obama en 2012 del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) o la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2016 después de hacer campaña para derogarlo, reducirían o aumentarían la depresión y la ansiedad.
“Predijimos que estos grandes eventos tendrían relaciones muy claras con la angustia psicológica de los latinos, pero descubrimos que no importaban tanto como pensábamos”, puntualizó Asad.
Aunque Asad y sus colegas observaron más angustia psicológica entre los latinos no ciudadanos después de las elecciones de 2016, demostraron que el entorno cotidiano de inmigración estaba más estrechamente vinculado a la salud mental que los eventos destacados.
Los analistas detallaron que, al cuantificar el entorno general de aplicación de la ley de inmigración cada mes, la amenaza de deportación impacta negativamente a las personas, incluso cuando no están en riesgo de deportación.
“Nuestro trabajo muestra que un enfoque centrado en la deportación es psicológicamente perjudicial para los no ciudadanos e incluso para los ciudadanos estadounidenses”, subrayó Asad.
La investigación no sugiere que los aumentos en la ansiedad y la depresión fueran problemas exclusivamente latinos o relacionados con la inmigración. Abundan los relatos de una creciente ansiedad, culpando a todo, desde la tecnología y el cambio climático hasta la polarización política, y Asad y sus colegas reconocen esta tendencia general en su artículo.
“Vivimos en gran medida en una era de ansiedad”, abundó Asad.
La investigación mostró que la angustia psicológica aumentó entre 2011 y 2018 entre los latinos en general y entre las poblaciones blancas y negras no hispanas nacidas en Estados Unidos.
Los investigadores consideraron a estas últimas poblaciones como grupos de comparación “ni vulnerables ni objetivo de deportación”. La creciente angustia psicológica en los grupos de comparación no se alineó con una mayor aplicación de la ley de inmigración o un debate público como sucedió en los grupos latinos.
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