jueves, diciembre 26, 2024

Salvador Dalí: vivir el deporte de forma surrealista

POR MIGUEL ENRÍQUEZ

El surrealismo expresaba utopía, paradoja y misterio. En el futbol no hay personaje que se entienda mejor con dichas características que un portero, esa persona que se dedica a contradecir la esencia de la naturaleza en el campo, el hombre o la mujer capaces de acabar con los suspiros y ahogar gargantas en los estadios, el héroe y el villano, la ídolo o burla. La posición, curiosamente, también artística.

Para Salvador Dalí, la vida y el arte eran lo mismo. El misterio de las obras del nacido en Figueras, España, representaba, según él, una atracción única para la sociedad, porque era un reflejo de la vida misma. Como reflejo de la sociedad es el deporte, al que el pintor no le huía, sino que se le acercaba.

Como cientos de artistas, el del 11 de mayo de 1904 enfrentó la crítica a la pelota y sus protagonistas con obras que reflejaban su pensar sobre el futbol, particular y peculiarmente con el hombre solitario en el paredón de fusilamiento: el portero.

Foto: Salvador Dalí

Desde pequeño y acompañado en la infancia por dos futuras estrellas del F.C. Barcelona, como lo fueron sus amigos Emilio Sagi y Josep Samitier, el deporte de los 11 pasos se manifestó en la vida de Dalí, quien contrario a los reflectores de sus colegas, decidió ir a la portería como futbolista, pero la plasmó como artista.

Para 1968, como encargo de la Delegación Española que viajaba a México para disputar los Juegos Olímpicos de aquél año, el máximo exponente del Surrealismo enfoca sus trazos en el deporte y desarrolla su pintura El atleta cósmico, mismo que representó el origen de la máxima justa deportiva en la historia de la humanidad y es caracterizada por factores como un ser monumental.

En dicha obra se plasma a Discóbolo de Mirón, experto en representar atletas, pero en esta ocasión con la habilidad de tomar al sol en una mano. Aunque pareciera que en los tintes artísticos el deporte no tiene cabida, las altas temperaturas registradas en el termómetro social encuentran su concepción en los niveles más banales del ser humano, donde las pasiones se desbordan, las lenguas se conocen y los valores se ponen en juego.

Para el Surrealismo no fue diferente, Salvador Dalí le recordó al mundo las cosmovisiones que esconden las comúnmente esféricas protagonistas del globo deportivo.

Península 360 Press
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Estudio de comunicación digital transcultural

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