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jueves, noviembre 14, 2024
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Solidaridad zapatista forma un puente entre California y México

Solidaridad zapatista forma un puente entre California y México

El Área de la Bahía de San Francisco, en California, Estados Unidos, es muy conocida por ser sede de empresas de tecnología como Google y Facebook. Sin embargo, a unos cuantos kilómetros de ellas, en la ciudad de Oakland, está el centro de educación e información zapatista conocido como Comité de Apoyo a Chiapas ‒Chiapas Support Committee‒ haciéndoles frente. 

Una de las cabezas del comité, Arnoldo García, contó a Península 360 Press del trabajo que hacen en todo el estado, junto con Vanessa Nava, que fue parte de la delegación que mandaron a México para participar en la más reciente caravana El Sur Resiste en México.

El Comité es una organización conformada por miembros adherentes a los principios de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y a la solidaridad internacional con el movimiento zapatista, sostenido por pueblos originarios en Chiapas, México. Ellos han apoyado y acompañado la construcción de la autonomía en el territorio que controlan desde 1994.

Actualmente, García, poeta, músico y activista comunitario, encabeza el comité. 

«No soy presidente de nada, sólo por requisitos del Estado tenemos una mesa directiva y ahí quedé nomás, ya desde hace más de 10 años», dijo García.

El comité proporciona educación e información al público californiano sobre los zapatistas, la situación en Chiapas y las luchas comunitarias en México a través de eventos públicos, el boletín Chiapas Update, listas de correo electrónico, página de Facebook y su blog. Actualmente, el apoyo mayor que proporcionan es al sistema educativo autónomo: construcción de escuelas, suministro para maestros y estudiantes.

Cada vez que algunos del Comité van a Chiapas, compran a las cooperativas zapatistas al precio que establecen los productores, vendiendo estos mismos productos en el Área de la Bahía de San Francisco y devolviendo todas las ganancias a las comunidades zapatistas.

García creció en una familia de trabajadores del campo de origen mexicano-p’urhépecha que migraban entre México y EE. UU. Sus experiencias organizándose con otros jóvenes y campesinos a lo largo de su vida lo llevaron a participar activamente en la protección de los derechos de los indocumentados en la Unión Americana.

«En EE. UU. ponen a los afroamericanos y a los migrantes en la misma esquina, al final es el mismo Estado y la misma policía que oprime a las minorías», comentó García.

Su trabajo aborda las luchas por la justicia migratoria y racial, la justicia restaurativa en contra de las fronteras capitalistas, por la mexicanidad chicana sin tierra en Estados Unidos y la solidaridad con los movimientos indígenas. Desde 1994, García sigue el movimiento zapatista.

«Los zapatistas –continúa reflexionando García– han hecho mucho hincapié en reconocer a los chicanos y mexicanos de EE. UU. como parte de sus luchas, así como a los pueblos de América del Norte».

García comentó que los zapatistas abrieron espacios en donde ratificaron que, en efecto, otro mundo es posible.

«En 1994, que los zapatistas salieron ‒a la luz pública‒, tenían estos mismos valores y principios que varios colectivos de EE. UU, pero esa valentía de decir, “vamos a hacer nuestras cosas y organizarnos”, fue la gota que derramó el vaso».

Cuando fue el primer encuentro internacional, García no era parte del Comité. Sin embargo, él asistió, y fue otra vez en 1996. Ya sea con o sin García, la organización manda a una delegación a Chiapas en cada Encuentro Internacional.

«Tratamos de que ellos conozcan la realidad de los pueblos indígenas y zapatistas que viven en México sin romantizar nada. Por el contrario, para que aprendan otras formas de lucha, y no solo sepan las que se han hecho en EE. UU.», comentó García.

El comité busca maneras de organizarse binacionalmente para crear diálogos de lucha entre México y su vecino del norte. En el Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan, realizado en 2019, el Comité mandó a mujeres Ohlone, uno de los pueblos nativos de la costa norte de California, y de esta forma conectar los diferentes grupos que resisten ante las distintas formas del despojo del Estado, ya que los zapatistas abogan por otro mundo posible.

También organizan eventos anuales y mensuales en San Francisco Y Oakland, por ejemplo, tienen una vigilia cada 22 de diciembre en donde conmemoran la masacre de Acteal, en la cual 45 familias y gente de la comunidad Tzotzil perdieron la vida en Chiapas 1997. Igualmente, el 26 de cada mes, el comité va al Consulado mexicano en la calle Folsom para demostrar solidaridad y exigir justicia de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y la violencia paramilitar en México.

Recientemente, el comité mandó a una delegación a la caravana El Sur Resiste, en México, y al evento culminante de la caravana, el Encuentro Internacional.

«Yo no voy, pero la delegación de Vanessa Nava y Caitlin Manning que mandamos nos ayudará a aprender directamente de las experiencias del Congreso Nacional Indígena ‒CNI‒ y los zapatistas para así fortalecer nuestra solidaridad», afirmó García.

Solidaridad zapatista forma un puente entre California y México

Delegación en El Sur Resiste

Nava se integró a la caravana en Puente Madera, en el estado de Oaxaca, el pasado 26 de abril.

La caravana El Sur Resiste convocada por el CNI recorrió el sureste mexicano con el propósito de visibilizar los territorios que estarán afectados por la implementación de megaproyectos extractivistas, que son el Tren Maya y el Corredor Transístmico. Igualmente, ésta buscó impulsar la organización de comunidades, colectivos, pueblos, y organizaciones para crear estrategias concretas y conectar las distintas luchas que viven.

Nava nació en Chicago, Illinois, y pasó su infancia en Guerrero, México, donde es su familia. Asistir a la caravana fue un asunto personal con la tierra y México, ya que ella llegó a conectar a fondo con la tierra cuando sus padres trabajaban en los campos sembrando maíz.

Se regresó a su ciudad natal para cursar la secundaria, en donde empezó a organizarse para ayudar a estudiantes indocumentados. Luego estudió Comunicaciones, Sociología y Antropología en la Universidad de Loyola Chicago. Ahí siguió participando en organizaciones junto a otros estudiantes para presionar la aprobación de la ley DREAM.  Posteriormente aplicó a una maestría en arte digital en San Francisco, donde reside ahora.

Nava comenzó a involucrarse en el Comité de Apoyo a Chiapas en el 2019. Aunque ya sabía del movimiento zapatista, pero no fue sino hasta California que empezó a ir a eventos y a ser miembro activa.

En la caravana, Nava buscaba aprender las formas en que luchan y resisten los diversos colectivos, organizaciones, activistas, y líderes comunitarios que resisten la imposición del Corredor Transístmico y el Tren Maya, en México. Así, seguir resistiendo a los megaproyectos que hay en California y otros estados de EE. UU.

En Estados Unidos, el «Tren Maya» comenzó en los 1800 con la construcción de los rieles transcontinentales. No hace tanto, en 2016 se aprobó la construcción del tren bala en California llamada la Autoridad de Trenes de Alta Velocidad en California ‒California High Speed Rail Authority‒, cuya magnitud se asemeja al corredor Transístmico en México.

El proyecto ferroviario de alta velocidad de California se comprometió a hacer mejor las cosas que otros megaproyectos pasados, disminuyendo el impacto que tendrá en las comunidades que atravesará de Los Ángeles al Área de la Bahía de San Francisco. 

Sin embargo, lo que llevan construido en el Valle Central de California ya está impactando a comunidades de campesinos. Al igual que el Tren Maya, las comunidades no sólo han sido desplazadas también el agua, la flora y fauna de la región, están siendo afectadas.

En lo que la construcción del tren bala en California está en pausa por falta de financiamiento, otros megaproyectos siguen en pie, como el oleoducto Kestone XL el cual los pueblos Lakota de Dakota del Sur han resistido.

Nava explica que el activismo en Estados Unidos podría aprender mucho de los zapatistas, y que la solidaridad binacional es crítica para luchar por la vida en ambos territorios.

«Ponerle corazón a la lucha, eso es lo que falta a veces por aquí y a ser congruente con la tierra, el agua y los seres vivos», dijo Nava.

Asimismo, ella busca pasar la voz a las nuevas generaciones en California y compartir cómo se puede defender el territorio en donde viven, aprendiendo de los compas.

«Es crucial no olvidar de dónde somos, recordar nuestras memorias y compartir nuestras habilidades a las nuevas generaciones para enfrentar injusticias, crear autonomías y diferentes modos de caminar para construir un mundo mejor con amor a la vida», expresó.

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Mariana Navarrete
Mariana Navarrete
Mariana Navarrete Villegas es maestrante en periodismo bilingüe. Estudió relaciones internacionales y psicología. Narra historias de temas sociales que enlacen comunidades y atraviesen fronteras. Colabora con El Tecolote en San Francisco.

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