lunes, diciembre 23, 2024

Migrantes viven situaciones inhumanas en su lucha por buscar el «sueño americano»

El calor no da tregua en la frontera entre México y EE. UU., temperaturas superiores a los 100 grados Fahrenheit se registran entre Piedras Negras, Coahuila, y Eagle Pass, Texas. La situación empeora para aquellos que llevan más de 6 horas caminando, migrantes que viven situaciones inhumanas en su lucha por buscar el «sueño americano». 

Tras recorridos entre la ciudad texana de Eagle Pass y Piedras Negras, Coahuila, en México, puntos opuestos en la frontera, Manuel Ortiz, sociólogo y periodista audiovisual, señaló que el punto se siente como «una zona de guerra», donde si bien hay guardias de ambos lados, el crimen organizado controla quién pasa y quién no, desde el lado de México.

Así lo contó el también fundador y director de Península 360 Press en una charla con Marcos Gutiérrez, durante el programa de radio «Hecho en California», donde precisó que las medidas extremas, que rayan en lo fascistas, impuestas por el gobernador de Texas, Greg Abbott, como el poner una barrera flotante con boyas de 1.20 metros en el Río Grande, han provocado ya la muerte de dos personas, mientras que orilla a migrantes a buscar la entrada a la unión americana por puntos mucho más complicados en términos de seguridad.

Mallas de alambres con púas y contenedores de carga se suman a las medidas, éstas se pueden ver a lo largo de la frontera en Eagle Pass. A ello se suman las boyas gigantes y patrullajes en lancha, incluso del lado mexicano, acción por la cual ya hay denuncias, narró Ortiz.

«La situación aquí está muy complicada… Las condiciones son muy duras. La temperatura aquí rebasa los 100 grados Fahrenheit, es bastante, nada más de caminar aquí unos 50 o 60 metros uno se sofoca y te cuesta trabajo respirar, pero las personas me dijeron que ellos caminaron aproximadamente 6 horas antes de encontrarse con la patrulla fronteriza», detalló.

A ello se suman denuncias de que, por mandatos del gobernador Abbott, la patrulla fronteriza no puede ofrecerles agua a estos inmigrantes, y si bien Manuel no encontró casos como ese, hay reportes de que se han dado varios casos. En cuanto al trato, hay de todo, dijo, pues como existen oficiales amables que preguntan por el estado de salud, hay otros que se limitan a dar órdenes.

«Se siente como una zona de guerra. Están llegando muchas familias con niños pequeñitos. Tengo una fotografía de una mujer embarazada, hay bebés de meses de nacidos, hay niños de 4, 5, 7 años, que están exhaustos y los padres y madres los tienen que cargar. Yo estoy caminando en esta zona, solo traigo mi cámara y me pesa por el calor que se siente. Entonces, imagínense lo que se siente aquí cargar a un niño de 6 o 7 años por un trayecto de 6 horas, es verdaderamente fuerte».

Migrantes viven situaciones inhumanas en su lucha por buscar el «sueño americano»
Las temperaturas son superiores a los 100 grados Fahrenheit entre Piedras Negras, Coahuila, y Eagle Pass, Texas, los migrantes pueden llevar más de 6 horas caminando, y entre ellos hay familias con niños pequeños, bebés de meses de nacidos o mujeres embarazadas. Foto: Manuel Ortiz, P360P

Uno de los tantos migrantes que encontró en el camino, contó a Manuel qué buscan.

«Yo soy de Venezuela y cruzamos el Río Bravo hasta la orilla, y pues nos entregamos a los oficiales de Estados Unidos. Queremos ingresar al país de Estados Unidos por un mejor futuro para nuestras familias, queremos asilo político, que nos acepten y que todo sea en nombre de Dios. Que todo salga bien», se escuchó en un audio.

El costo de una oportunidad

Manuel Ortiz se reunió con periodistas locales que cubren la situación desde México, la única manera de poder conocer las entrañas de cómo se negocia una oportunidad para buscar el «sueño americano», eso sí, sin nada garantizado, ni el llegar con vida.  

La frontera está tomada por el crimen organizado. Más allá de cárteles de droga, diversos puntos se encuentran secuestrados por grupos criminales de trata de personas y, alegando que la situación se ha complicado, pasaron de cobrar 500 a mil 500 dólares por persona, solo para cruzarles, un tipo de tarifa local que se suma a los 5, 6 o 12 mil dólares que ya han pagado por llegar desde sus países de origen hasta lugares cercanos a los puntos de cruce.

Dependiendo el sapo, la pedrada

Los cobros no son parejos, pues dependiendo el país de origen es el costo de pasar. Ortiz contó que aquellos migrantes provenientes de China, son a quienes más cobran, no así con los originarios de Haití, pues, dijo, saben que no cuentan con muchos recursos.

La situación, señaló, de acuerdo con colegas, es complicada cuando estos grupos criminales se encuentran coludidos con las autoridades mexicanas.

«Sin la colaboración de estos colegas yo no hubiera podido realizar este trabajo, porque ellos me llevaron a los puntos. Nos metimos, me dieron el recorrido, es muy complicado entrar. El tráfico de personas está completamente controlado, de acuerdo a ellos, y coludido con las autoridades mexicanas particularmente con «Fuerza Coahuila» y con la policía del estado. Me dicen que aquí, a diferencia de otros puntos, no operan tanto los cárteles de la droga, pero sí grupos criminales que no necesariamente están identificados como cárteles».

Lo anterior sumado a las medidas de Abbott, refirió Manuel, ha provocado que los migrantes se vean obligados a buscar otros puntos de entrada a EE. UU., unos mucho más aislados, pero también más peligrosos, tal es el caso de un lugar llamado «El Moral».

Migrantes viven situaciones inhumanas en su lucha por buscar el «sueño americano»
Medidas extremas, que rayan en lo fascistas, impuestas por el gobernador de Texas, Greg Abbott, como el poner una barrera flotante con boyas de 1.20 metros en el Río Grande, han provocado ya la muerte de dos personas. Foto: Manuel Ortiz, P360P

«Los traficantes de personas quienes controlan estos territorios están completamente coludidos con las autoridades mexicanas. Lo que yo estoy viendo es que, por el lado de los Estados Unidos, el gobierno de Texas está desplegando todas estas medidas inhumanas que están poniendo en riesgo la vida de los migrantes porque los están obligando también a ir a zonas mucho más peligrosas, mucho más aisladas, y del lado mexicano también se están yendo a un lugar que se llama El Moral. Son zonas más lejanas a la ciudad por lo tanto están mucho más a expensas de estos traficantes de personas».

Sin embargo, migrantes señalan que prefieren entrar por Piedras Negras, pues destacan que «los grupos criminales parece que son más tranquilos, a diferencia de otros puntos de la frontera, donde es imposible».

Sueños truncados

«Cuando llegan a Estados Unidos, las personas que entrevisté piensan que ya la hicieron, que lo lograron. “Ya estamos aquí, ya estamos en Estados Unidos, ya nos sentimos bien, fue muy duro, pero sobrevivimos”. Lamentablemente estas personas van a ser deportados al día siguiente», precisó Manuel.

Los traficantes, cruzan a los migrantes ‒junto con sus sueños‒ en las horas de mayor calor, entre las 12 y 13 horas, justificando la hora al señalar que, debido a la temperatura, habrá menos patrullas fronterizas.

Las deportaciones ocurren a las mismas horas. Algunos migrantes que lograron cruzar y son detenidos por la patrulla fronteriza, pasan la noche del lado estadounidense, pero son regresadas al día siguiente, hecho que se traduce en un riesgo enorme para quienes son devueltos, pues ya son esperados nuevamente por el crimen organizado.

Los migrantes deportados no portan más dinero, han dejado todo lo que poseen en el camino. Los grupos criminales lo saben y aprovechan la situación, ellos como sea buscan ganar. 

Así, dijo Ortiz, los criminales abusan de mujeres y niños, mientras que algunos que tienen familia en Estados Unidos son secuestrados intentando extorsionar a sus conocidos, para que sean liberados.

En Piedras Negras no hay un refugio como tal, por lo que los migrantes se albergan en iglesias metodistas o católicas que brindan protección a los migrantes, haciendo, muchas veces, el trabajo que no hacen las autoridades.

Si bien el gobierno mexicano se ha pronunciado en contra de las medidas inhumanas de Abbott, poco ha hecho por frenar a los grupos criminales en la frontera.

«‒En México‒ las autoridades se han enfocado en frenar migrantes, incluso desde la frontera sur, pero parece que no se está haciendo lo suficiente para frenar grupos del crimen organizado que también ponen en riesgo la vida de los migrantes del lado mexicano. Un panorama muy complejo de los dos lados».

«Una verdadera tragedia lo que está pasando en la frontera, por lo que es necesario hacer mucho más trabajo de manera humana de los dos lados, de los dos gobiernos, de los dos países. No es fácil darle solución al asunto migratorio; sin embargo, se nota que de los dos lados no se está haciendo lo que se debe de hacer», finalizó Ortiz.

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Península 360 Press
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Estudio de comunicación digital transcultural

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