Pamela Cruz. Península 360 Press [P360P].
Hospitales en India se han quedado sin camas, oxígeno, equipo médico, terapéutico y de protección, todo durante la segunda ola de COVID-19 que ha dejado a su paso un promedio de 400 mil nuevas infecciones diarias y tres mil muertes diarias, dicha desgracia se cataloga como la peor tragedia sanitaria en la historia del país.
Para el Dr. Jalil Parkar, uno de los principales neumólogos de la India, esta catástrofe «es peor que un tsunami. Es como una bomba nuclear».
Así lo señaló durante una conferencia de prensa realizada por Ethnic Media Services, en la cual responsabilizó de esta segunda oleada a los propios habitantes, quienes, dijo, cansados de un encierro establecido por el gobierno para poder contener la pandemia, comenzaron a salir.
Al hastío, se sumaron diversos eventos religiosos, entre los que destacó el Kumbh Mela, el cual se realiza cada 12 años, y en el que más de 50 millones de personas acudieron a la pequeña ciudad de Haridwar, Uttarakhand, además de manifestaciones políticas.
La fórmula fue perfecta para el desastre, Parkar lo sabe bien, quien junto con su esposa sufrió de fuertes reacciones al contraer el virus SARS-CoV-2, y quienes después de un gran esfuerzo, lograron salir adelante.
Medios indios y expertos en materia de salud pública consideran que los números oficiales no se acercan a la realidad, pues para muchos, la cifra es de cinco a 10 veces más alta.
Imágenes de lo que está ocurriendo en las principales ciudades del país, dan cuenta de lo complicado que la tragedia se ha puesto, donde el gobierno ha sido, por mucho, superado.
«Cada encuentro ha comenzado a sentirse como un juego de ruleta rusa. Cada vez que sales, sientes que este podría ser el momento en que lleves el virus a casa», señaló el periodista Sandip Roy.
El futuro inmediato no pinta mejor para país asiático, la vacunación avanza muy lentamente, pues de un país de mil 200 millones de habitantes, tan solo 26 millones han sido inmunizados, lo que significa que tan solo 2 por ciento de la población han recibido, al menos, una dosis de alguna de las dos vacunas que se producen en el país: Covishield, la vacuna AstraZeneca, y Covaxin, local de India.
Un largo túnel al que no se le ve final
El Dr. Bhramar Mukherjee, epidemiólogo de la Universidad de Michigan, señaló que, de acuerdo con un reciente estudio, es probable que por cada caso positivo de COVID-19, existan entre 10 y 20 casos no detectados.
Las mutaciones del virus complican las cosas. A diferencia de la primera ola del virus en India, este segundo periodo ha arrasado, pues cada vez empezaron a llegar personas más jóvenes a los hospitales.
«La segunda ola es más letal e infecciosa debido a la mutación del virus. Si se administra la vacuna a la mayoría de las personas, las tasas de infección y las muertes definitivamente disminuirán», destacó Rosemarie De Souza, médica en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Nair de Mumbai.
De acuerdo con ella, pacientes mucho más jóvenes están muriendo por el virus sin comorbilidades preexistentes, situación que podría deberse a la variante doble mutante de la India, B.1.617, que es mucho más contagiosa y letal que sus predecesoras.
Ayuda en camino
Al igual que otros países, EE. UU. está enviando ayuda a India para que dicha nación pueda enfrentar mejor a catástrofe.
Así, el senador Mark Warner, copresidente del Caucus del Senado de la India, recordó que se ha creado un paquete de ayuda por 100 millones de dólares, los cuales, se han empezado a canalizar a India en equipo de protección personal, concentradores y tanques de oxígeno, entre otros artículos.
A ello, sumó que la unión americana también acordó liberar 60 millones de dosis de la vacuna AstraZeneca.
Aún queda un largo camino en la recuperación de este país. Sin embargo, la resiliencia y espíritu de India será indispensable para volver a transitar por las calles sin miedo a contagiarse.