Pamela Cruz. Península 360 Press [P360P].
A lo largo de un año, hemos visto cómo EE. UU. ha afrontado retos mayúsculos debido a la pandemia por COVID-19, si bien el virus SARS-CoV-2 no conoce de razas ni estratos sociales, este no ha golpeado por igual a todas las comunidades, pues las que más han padecido son la afrodescendiente y latina, quienes, a su vez, han sido las que menor número de vacunas, contra la enfermedad, ha recibido, dando muestra de que en materia de salud tampoco existe la equidad.
Hasta el momento, hay pocos datos por parte de fuentes oficiales que indiquen el número exacto y actual en cuanto a casos positivos por COVID-19 y muertes derivadas que indiquen la raza y etnia de los afectados. Lo mismo pasa en la búsqueda de información sobre las vacunas administradas.
Y es que, de acuerdo con el Dr. Daniel Turner-Lloveras, miembro fundador de la Coalición Latina Contra COVID-19, tan únicamente 20 estados de EE. UU. están compartiendo datos relacionados con el origen racial de los aquellos que reciben las vacunas.
«Esto es algo que debe corregirse inmediatamente. Si no somos capaces de medir el número de personas que están siendo vacunadas, no podremos cuantificar la disparidad y será muy difícil encontrar una solución o una forma de resolver el problema –en la equidad de vacunación–», dijo.
Durante la sesión informativa «Las tasas de mortalidad por COVID-19 destacan los problemas de equidad en la salud», realizada por Ethnic Media Services, el especialista señaló que «el primer paso para abordar la distribución desigual de estas vacunas contra COVID-19, es asegurarse de que todos los estados están informando de los datos raciales de los que son los receptores».
Lo anterior, precisó «para que podamos hacer la intervención adecuada y tratar de encontrar una solución y encontrar una manera para que los que más las necesitan –las vacunas–, sean los que las están recibiendo».
Y es que, a pesar de que se debería estar vacunando a los trabajadores esenciales, de los cuales, en gran parte son negros y latinos, pues trabajan en la industria de alimentos y servicios, estos no son tomados en cuenta cuando se toman decisiones sobre la distribución de las vacunas.
«Tenemos que ser conscientes del hecho de que cuando estamos reabriendo (establecimientos), a menudo, –afrodescendientes y latinos– son los desatendidos, son las poblaciones minoritarias las que realmente trabajan en estos puestos que queremos abrir, y tenemos que ser conscientes de ello. Estos son los que están en mayor riesgo», puntualizó.
«Ellos necesitan estar en la mesa cuando se tomen estas decisiones, porque si la decisión es reabrir y esa decisión repercute en que la mayoría de las minorías, ellos necesitan tener una voz y algo que decir al respecto», agregó.
A lo anterior, dijo, se debe agregar que «todavía no hemos visto todas las repercusiones de las dudas sobre la vacuna, porque ahora mismo hay escasez y hay gente que las quiere. Sin embargo, cuando vuelva el suministro es cuando realmente nos enfrentaremos a esta indecisión… la gente no estará allí y eso es algo que queremos evitar, y por eso la solución va a implicar llegar a la comunidad».
En ese sentido, expuso que se necesita tener conversaciones abiertas y sin prejuicios con los ayuntamientos, donde las personas puedan preguntar sobre sus preocupaciones de desconfianza en el medicamento, en la industria farmacéutica y en el gobierno.
«Tienen que ser –conversaciones– abiertas y proporcionar información de una manera que sea culturalmente sensible, en el idioma que hablan. Y si somos capaces de hacer algo así, que es un gran proyecto de compromiso digital con el paciente, entonces vamos a ser capaces de conseguir la inmunidad de rebaño», sentenció.
Turner-Lloveras explicó que la pandemia por COVID-19 ha abrumado a la mayoría de los sistemas sanitarios.
«Creo que, si miras de cerca, verás que las disparidades se están mostrando, las cuales estaban subyacentes… debajo de una capa en la que no se estaban exponiendo a todo el mundo. Así que, obviamente, ahora, con la pandemia, estas lagunas se han convertido en abismos y son más fáciles de ver, y las lagunas en el acceso a la atención también se están haciendo más notables», apuntó.
«El sistema sanitario no estaba preparado para esto porque no financiamos las partes del sistema que debían financiarse para evitar que estas brechas crecieran. Así que esto es una llamada de atención», agregó.
A lo anterior, agregó que otra barrera que enfrentan las comunidades agrícolas, al igual que la población de edad avanzada, es el bajo o nulo nivel de alfabetización digital, así como el acceso a tecnología que le permita acceder a información de cómo obtener la vacuna o responda a sus preguntas sobre la inmunización.
Para Virginia Hedrick, directora ejecutiva del Consorcio de California para la Salud Indígena Urbana de California y miembro de la tribu Yurok, los indoamericanos y los nativos de Alaska, en todo Estados Unidos, están contrayendo COVID-19 a tasas 3.5 mayores que las de los blancos no hispanos.
«Estamos siendo hospitalizados en tasas, en cualquier semana, entre cuatro y cinco veces más que nuestras contrapartes blancas no hispanos. Estamos muriendo de COVID-19 en general a una tasa de 1.8 veces que los blancos no hispanos», apuntó.
«Cuando oímos términos como “estamos todos juntos en esto” o “todo el mundo está siendo impactado”, hay comunidades como la mía que se ven afectadas de forma muy diferente. Así que no, no estamos todos juntos en esto», destacó.
Explicó que el sistema de atención sanitaria india en California atiende a unos 80 mil indoamericanos y nativos de Alaska, mientras que hay más de 700 mil personas pertenecientes a estas comunidades que viven en el estado.
«Estamos viendo morir a nuestros líderes tribales. Estamos viendo morir a nuestros ancianos y en el país indio cuando se pierde un anciano se está perdiendo un conocimiento y un lenguaje que nunca se podrá recuperar. Es como si una biblioteca entera se quemara», dijo.
En su oportunidad, el Dr. David M. Carlisle, presidente y director ejecutivo de la Universidad de Medicina y Ciencia Charles R. Drew, refirió que las comunidades afrodescendientes y latina están siendo abrumadas por el COVID-19, pues tienen mayor probabilidad de infectarse y morir por el virus SARS-CoV-2.
«No conozco a nadie que sea afrodescendiente o latino que no pueda decir este amigo mío, esta persona, este pariente mío murió de COVID-19», sentenció.
Añadió que luego de que diversos centros de vacunación han tenido que parar sus tareas debido a la escasez de dosis, se ha demostrado la falta de contención y preparación para una pandemia de esta magnitud.
«Esto es un desastre. Estamos en Los Ángeles, pero realmente refleja el fracaso del gobierno federal a la hora de suministrar las vacunas donde más se necesitan», puntualizó.
En la comunidad asiático-estadounidense e isleños del Pacífico –AAPI–, las cosas no han sido diferentes, destacó Adam Carbullido, director de Política y Defensa de la Asociación de Organizaciones de Salud de la Comunidad de Asia Pacífico.
Precisó que al igual que los afrodescendientes, los latinos y los indígenas, los asiáticos, los hawaianos nativos y los isleños del Pacífico también se han visto afectados por el COVID-19 y, «al igual que las familias de todo el país, las vidas de los miembros de nuestra comunidad se han visto dramática y negativamente afectadas por la pandemia».
Asimismo, detalló que, a nivel nacional, las experiencias de los asiático-estadounidenses, los nativos de Hawái y las comunidades de las islas del Pacífico a menudo quedan fuera del diálogo.
Y es que, destacó, «los asiático-estadounidenses se han enfrentado a una doble pandemia», al ser objeto de un aumento en los casos de odio y xenofobia en toda la nación debido a las falsas asociaciones de la pandemia con los asiáticos.
«Los pacientes y proveedores asiático-estadounidenses informan de que el racismo y la xenofobia manifestados son un reto que se suma al miedo a la pandemia y a las tasas de mortalidad en nuestra comunidad. Los pacientes informan que tienen miedo de buscar ayuda y otros recursos que puedan ayudarles a obtener la atención que necesitan. Existe un verdadero miedo y un trauma emocional», indicó.
En ese sentido, destacó que dichas agresiones tendrán implicaciones a largo plazo para la salud de las comunidades asiático-estadounidenses en todo el país. «Como he dicho, los nativos de Hawái y las islas del Pacífico experimentan un conjunto diferente de desafíos con esto, y muchas veces su experiencia ni siquiera se reconoce en cualquiera de los datos o informes que se hacen a nivel nacional».
Ante ello, aseguró que existe la necesidad de que el Congreso apruebe un proyecto de ley de rescate de COVID-19 audaz y robusto que responda a la crisis que se ha mencionado.
Finalmente, el Dr. David M. Carlisle, quien también es profesor de Salud Pública de la Universidad de Medicina y Ciencia Charles R. Drew, destacó que lo que actualmente sucede y se está viendo en cuanto a la inequidad en materia de salud «es simplemente quitar la manta de una situación que ha estado supurando durante décadas. Esta es la cara oculta de la asistencia sanitaria. Esto es de lo que hablamos cuando discutimos las disparidades en la asistencia sanitaria».
«Esta es una de esas situaciones de definición en la asistencia sanitaria estadounidense».
Y lo que actualmente sucede en el sistema de salud, puntualizó, «no es normal y no debería ser normal en los Estados Unidos. No debería ser tan común que la gente piense que así deben ser las cosas. –Lo que pasa– es poco ético e inhumano».