Después de un otoño húmedo y días cálidos y soleados en los primeros tres meses de este año, la cosecha de fresas en el Área de la Bahía de 2022 fue excepcionalmente prometedora, pues creció antes y más rápido de lo habitual. Sin embargo, las lluvias destruyeron 80 por ciento de la primera cosecha de temporada.
La cosecha de fresas en el Área de la Bahía parecía prometedora, lo cual fue una agradable sorpresa para Javier Zamora, propietario de JSM Organics en Watsonville. Y entonces llegaron las lluvias de primavera. Ahora, más del 80 por ciento de la cosecha se ha podrido.
«Es una pérdida total de ingresos que realmente habíamos estado esperando», dijo Zamora, refiriéndose al trabajo que él y su equipo realizaron durante los meses de invierno mientras sembraban y cuidaban la cosecha.
«Seguimos pidiendo dinero prestado para mantener nuestra nómina. La primera gran venta que íbamos a hacer, la perdimos», dijo el residente del condado vecino de Santa Cruz.
Las fresas en el Área de la Bahía generalmente se plantan en noviembre y la primera cosecha importante comienza a producir a fines de marzo o principios de abril.
Ahora, se han perdido las dos primeras semanas de la cosecha de fresas en el Área de la Bahía, cuando las bayas suelen alcanzar su precio más alto. Aunque las plantas dañadas eventualmente se reproducirán, es un gran golpe para los cultivadores.
«Las primeras fresas: los precios son increíblemente buenos. En este momento podemos vender una caja entre 34 y 36 dólares. Pero en julio venderemos las cajas entre 16 y 18 dólares porque hay demasiadas ‒fresas‒ disponibles en ese momento, y hay otras frutas en el mercado».
A treinta minutos, en Salinas, Rigoberto Bucio, propietario de Bucio Organic Farms, dice que entre 50 y el 60 por ciento de su cosecha de fresas ha sido destruida, lo que le generó pérdidas por alrededor de 15 mil dólares.
Y no son solo las bayas. Bucio dijo que gran parte de su última cosecha de lechuga también se ha dañado.
«Los cambios de temperatura ‒con‒ el frío y la lluvia forman un color blanco en la lechuga, y dificulta su venta», precisó Bucio.
Rigoberto, quien se dedica a la agricultura desde hace más de 10 años y vende la mayor parte de sus cosechas a mayoristas, dijo estar estresado por cómo resultará el resto de las temporadas. Subrayó además que la agricultura se está volviendo cada vez más complicada debido al clima.
Por su parte, Zamora destacó que todas las fincas de la zona se han visto afectadas por las lluvias. Los grandes conglomerados, sin embargo, cuentan con pólizas de seguro y bolsillos más profundos, que mitigan el impacto cuando se pierden las cosechas. Es una red de seguridad que las granjas pequeñas y familiares como la suya no tienen.
Cabe destacar que los altibajos financieros que experimentan los productores van acompañados de una montaña rusa de emociones.
«La gente escucha que los agricultores pierden sus granjas, pero no escuchan mucho sobre la salud mental y el estrés que atraviesan por la que atraviesan», refirió.
Pese a todo, Zamora no se va a marchar de su finca.
«No me voy a rendir», sentenció. «No haría otra cosa. Es súper hermoso ver a la gente disfrutar de las verduras que cultivamos».
Los productos JSM Organics se pueden encontrar en el mercado de agricultores de Diablo Valley en Walnut Creek los sábados y en los mercados de agricultores de Fort Mason y Kensington los domingos.
Con información de Bay City News
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