Luíz Inácio Lula da Silva ganará en primera vuelta las elecciones presidenciales en Brasil el próximo 2 de octubre, afirma con mucha contundencia Joāo Pedro Stedile, parte de la dirección nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra ‒MST‒.
«Estábamos en la idea de que por lo menos en segunda vuelta ganaríamos, sin embargo, en los últimos días del domingo para acá, esa fuerza que está por detrás de las clases empezó a materializarse en la intención de voto y hoy Lula está desde 7 puntos delante de Bolsonaro y nos puede decir incluso matemáticamente, que seguramente Lula va a ganar en la primera vuelta», afirmó durante una charla ofrecida a periodistas de distintas partes del continente.
Para explicarlo, el análisis de Stedile se contextualiza en el comportamiento de las tres principales clases en Brasil: burguesía, clase media y clase popular, esta última afectada profundamente por las medidas impulsadas por la derecha que gobernó el país con Michel Temer entre 2012 y 2018 y luego con Jair Bolsonaro desde el 2018 a la fecha.
Por su parte, la burguesía habría reconsiderado su apoyo a los sectores de derecha pues en las últimas semanas se han reunido con Lula alrededor de 100 grandes empresarios de todo el país con el objetivo de negociar y acercarse con el que parece que será el próximo presidente del país.
El propio Bolsonaro, que ha emprendido una guerra fuerte en contra de Lula y de todos los que le apoyan, ha afirmado que algunos empresarios como los dueños de la televisora Globo, han migrado su apoyo y actualmente son un bastión de apoyo al ex presidente. De acuerdo con Stedile, la televisora, por ejemplo, fue parte de las campañas de fake news impulsadas en 2018 en contra de la izquierda por parte de los sectores de ultraderecha por lo que ahora se podría hablar de cambios en la posición política de esos sectores de la burguesía.
Con voz fuerte pero serena y clara, Stedile desmenuza la situación de las clases en Brasil con una perspectiva que se confiesa ser la de un «cristiano de izquierda», convencido de que el Estado no es ya una respuesta para los brasileños, pero formando parte de una intensa campaña electoral de la izquierda para sacar a Bolsonaro de la presidencia.
Los esfuerzos de las organizaciones de izquierda, aún aquellas que se declaran escépticas de los procesos electorales, se han volcado a convencer a la gente para votar a la izquierda no sólo en el proceso presidencial sino también en los gobiernos y las diputaciones locales.
La clase media, por otra parte, también ha sido afectada por las medidas aplicadas por la ultraderecha, aunque algunos grupos pequeños aún apoyan a Bolsonaro y son los que participan en las manifestaciones de apoyo al presidente.
«Hay una crisis capitalista estructural en todo el mundo y esa crisis vino con más fuerza a Brasil porque somos una economía totalmente dependiente del capital extranjero y del mercado mundial y cuando emergió esa crisis, ella afectó todos los sectores de la vida, primero en la economía, segundo en la sociedad», explicó Stedile.
Uno de los grandes problemas de Brasil, por ejemplo, a partir de la crisis sería el grave problema de desempleo. De acuerdo con las cifras del MST, el país tiene una población de 220 millones, con una fuerza laboral de 150 millones de brasileños y de esos, 72 millones fueron despedidos en los últimos años.
«Es el segundo país de América del Sur: el primero es Brasil y el segundo son los desposeídos de Brasil, 70 millones de adultos», afirmó con contundencia el dirigente nacional del MST.
A la crisis económica se le agrega la crisis política que promovió la burguesía como clase con 4 golpes en contra de la democracia y el pueblo brasileño: la destitución de Dilma Rousseff, las medidas de Temer para prohibir la creación de programas sociales en 20 años, la prisión de Lula y la elección de Bolsonaro.
Joāo Pedro Stedile también denunció la participación de Estados Unidos en el proceso de encarcelamiento del expresidente de Lula debido a que el FBI y el Departamento de Justicia habrían orientado al juez Sergio Moro, encargado del caso.
De acuerdo con el líder del MST, Moro se reunía mensualmente con ellos en Estados Unidos para recibir las orientaciones.
«Todo el proceso fue mentiroso, montado con base en esa nueva táctica que los gringos están difundiendo por toda América Latina que es el law fare», detalló Stedile.
Asimismo, la campaña de «fake news» en 2018 promovida por la ultraderecha brasileña habría estado organizada y financiada por Estados Unidos a partir de la donación de dos grandes computadoras una establecida en Israel y otra en Taiwán, desde donde se expidieron 80 millones de mensajes en 8 horas para crear una campaña de hostigamiento y difamación en contra de la izquierda.
En relación con el tema internacional, de acuerdo con el dirigente del MST, Lula no tendrá una retórica antiimperialista pero tendría dos principales intereses: el fortalecimiento de los BRICS para impulsar las posiciones contrarias a Estados Unidos, promoviendo también la entrada de Indonesia, Turquía y Argentina, países que han solicitado su ingreso; y por otro lado el fortalecimiento de la integración latinoamericana a través de la recuperación de mecanismos como la UNSAR, Celae o el Banco del Sur.
Stedile transmite la posibilidad de una victoria incluso suave y sencilla, frente al discurso violento que Bolsonaro ha promovido en las últimas semanas y en el que resalta la posibilidad de violencia durante la jornada electoral. Stedile, en cambio, solicita con amabilidad, pero con firmeza que los medios no repitan esa retórica pues tiene el objetivo de que la población no salga a votar y, por lo tanto, dificulte la victoria de Lula en la primera vuelta.
«Si Lula no gana, convoco a una nueva rueda de prensa el lunes para hacer mi autocrítica», dijo el dirigente con una sonrisa.
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