Por Pamela Cruz. Península 360 Press [P360P]
Luego de que la variante Delta se ha convertido en la cepa principal en EE. UU. y que representa más del 85 por ciento de los casos secuenciados de COVID-19, «la única manera de superar este terrible virus es aumentar las tasas de vacunación», aseguró la doctora Monica Gandhi.
La profesora de Medicina y jefa Asociada de la División de VIH, Enfermedades Infecciosas y Medicina Global en la Universidad de California, San Francisco (UCSF) detalló en sesión informativa realizada por Ethnic Media Services que si bien existen países europeos en donde las tasas de vacunación son altas, también hay naciones como India, que lleva un ritmo muy lento.
En ese sentido, explicó que EE. UU. se ubica a la mitad, pues áreas como Vermont, Virginia o el Área de la Bahía muestran las mayores tasas de vacunación, en Arkansas, Mississippi, Luisiana, Texas y Nevada, se ha observado que el número de hospitalizaciones por la enfermedad se ha elevado.
La única manera de superar la COVID-19 es aumentar las tasas de vacunación.
La experta refirió que hay seis estrategias para aumentar las tasas de vacunación:
1.- Mensajes basados en la comunidad. Este tipo de mensajes, señaló, ha sido el éxito de las campañas de vacunación en poblaciones como San Francisco. Y es que, que una alcaldesa afroamericana hable de la importancia de la inmunización es de suma importancia.
2.- Acercar las vacunas a las poblaciones a través de farmacias, consultas con sus médicos de confianza, en sus lugares de trabajo y dándole a los trabajadores tiempo libre para hacerlo.
3.- Transporte gratuito para llegar a lugares de vacunación.
4.- Ayuda a madres y padres para acceder a guarderías gratuitas mientras ellos acuden a inmunizarse.
5.- «Pasaportes» de vacunación. De acuerdo con la doctora Gandhi, éstos servirían como un aliciente para estimular la vacunación, en donde las personas que no estén inmunizadas no podrían acceder a ciertos espacios cerrados.
6.- Mandatos. Ese último punto, destacó, es particularmente controversial, pues si bien cada persona es responsable de su salud «este es un tema de salud pública».
En ese sentido, recordó que en 1905 EE. UU. sufrió una epidemia de viruela en donde treinta por ciento de personas elegibles a la vacuna para dicha enfermedad no lo hizo. Así que hubo un caso llamado Jacobson Vs. Massachusetts que fue presentado ante la Suprema Corte.
El fallo puso por encima de los intereses personales el bien común, por lo que por mandato se obligaba a todos los residentes del estado a vacunarse o a pagar multas en caso de que no quisieran ser inmunizados.
Al respecto, precisó que ciudades como San Francisco o Nueva York han solicitado que los empleados públicos estén vacunados contra el COVID-19 o muestren repetidamente pruebas negativas al virus.
Cada mandato, subrayó, tiene sus excepciones, las cuales posiblemente vayan en términos de inmunidad en el pasado, por causas religiosas, o por razones médicas donde la vacuna esté contraindicada.
Sin embargo, puntualizó que no tener altas tasas de vacunación en el país, solo llevará a la prolongación de la pandemia.
Vacunas, de la segregación a la inclusión
«Las vacunas son eficaces, y parece nuestra mejor oportunidad para detener la pandemia, destacó la pediatra Tiffany Johnson de la Universidad de California en Davis (UC Davis), al tiempo que subrayó que el COVID-19 ha tenido un impacto desproporcionado en comunidades de bajos ingresos y de color.
«Hay muchas barreras que existen para acceder a la asistencia sanitaria y esas mismas barreras existen en el acceso a la vacuna», precisó la médico.
Un par de ejemplos de ello, puntualizó, son los problemas de acceso a Internet, pues algunas poblaciones no pueden acceder a información fiable y creíble sobre la vacuna, o incluso a programar citas para poder vacunarse.
Asimismo, precisó, existen problemas de transporte, pues incluso si se tienen una clínica de vacunación a cinco millas de distancia, si no se tiene una tarjeta para el autobús, dicha distancia es un largo camino para llegar a pie, y más si la temperatura y el clima son extremos.
Además, explicó que muchas veces no se les permite a los trabajadores faltar para vacunarse o se les descuenta el tiempo utilizado, situación que no pueden permitirse muchos de ellos, y mucho menos se les dan días para recuperarse en caso de tener reacciones.
A ello sumó que existe desconfianza por parte de las comunidades de color hacia el sistema de salud del país.
«Cada vez que hablamos de las vacunas y las comunidades desatendidas, siempre es importante hablar de la desconfianza, ya que la asistencia sanitario en Estados Unidos se construyó sobre una base de racismo y más allá de la historia de la experimentación en los cuerpos negros y marrones, también tenemos que ser responsables de las formas cómo causamos daño a las comunidades de color hasta el día de hoy con disparidades en la asistencia sanitaria».
Ante ello, dijo que los gobiernos deben trabajar en la confianza con todas las comunidades, en especial con las de color.
«Necesitamos ganarnos esa confianza y construirla, y no va a suceder de la noche a la mañana. Así que tenemos que reconocer las formas en que nos quedamos cortos y tenemos que trabajar activamente en la construcción de la confianza en estas comunidades»
Si bien dijo no estar a favor de «pasaportes COVID-19», explicó que está a favor de que la FDA apruebe en su totalidad la vacuna, y una vez que esté aprobada, entonces discutir mandatos para la inoculación.
«Debemos crear un sistema de dos niveles donde estén grupos de ciertas comunidades que no tienen acceso a los beneficios y, por otro, la sociedad en general. Creo que tenemos que trabajar en la educación y el empoderamiento de la comunidad, tomando en cuenta todas las barreras que existen para conseguir las vacunas», señaló.
Vacunas para superar la COVID-19, de lo individual a lo colectivo
«El problema fundamental es que las vacunas se dan a nivel individual y los individuos tienden a ver un beneficio individual como el principal motor. Las vacunas funcionan a través de la inmunidad a nivel individual, pero a gran escala funcionan esencialmente a través de las matemáticas a nivel de la población. Así que todas las vacunas ayudarán a cualquiera que las reciba», subrayó en su momento el doctor Ben Neuman, jefe de Virología del Complejo de Investigación de Salud Global de la Universidad Texas A&M.
Explicó que si bien existen diversos estudios sobre las vacunas y su efectividad contra el virus y las diferentes variantes, todos coinciden en que son seguras y funcionan.
Además, señaló, los estudios demostraron que las vacunas contra COVID-19 muestran una «gigantesca reducción de entre el 78 y el 95 por ciento en la probabilidad de muerte tras haber sido administradas».
En tanto que las personas vacunadas tienen entre un 80 y un 90 por ciento menos de probabilidades de transmitir el virus, y entre un 80 y un 90 por ciento menos de probabilidades de infectarse con el virus.
«En general, parece que las vacunas funcionan bastante bien y son protectoras en un gran número de aspectos… a nivel de la población, el 80 a 90 por ciento de efectividad de la vacuna es un absoluto regalo del cielo», abundó.
¿Vivimos una nueva ola de COVID? La respuesta es sí
El doctor Dali Fan, profesor clínico de ciencias de la salud de la Universidad de California en Davis (UC Davis), señaló que la razón de tal aseveración es multifactorial, pues la variante Delta «definitivamente jugó un papel, pero los cambios son el comportamiento social, las políticas sociales y la falta de vacunación en el grupo de menores de edad».
«Las principales vacunas son bastante eficaces contra la COVID. Las vacunas mRNA tienen una eficacia de 80 por ciento contra la infección y del 95 por ciento contra la hospitalización. Las vacunas de ADN tienen una eficacia del 60 por ciento contra la infección y del 90 por ciento contra la hospitalización»
En el caso de la variante Delta, los datos recientes del New England Journal of Medicine mostraron que la vacuna mRNA tiene una eficacia de alrededor del 80 por ciento, en tanto que en las ADN es alrededor de un 67 por ciento contra la hospitalización por coronavirus.
Así que, ¿es una vacuna de refuerzo la solución de primera línea para la variante Delta? La respuesta es no, dijo. «Vacunar a todo el mundo es la respuesta correcta. Entonces, ¿qué son las dosis de refuerzo? Las vacunas de refuerzo se administran después de la serie primaria y son necesarias para aumentar la inmunidad después de la respuesta inmunitaria inicial».
«Recuerde que las vacunas no matan. El virus lo hace directamente. Las vacunas activan su sistema inmunológico para matar a los virus», recordó.
El doctor Fan señaló que un refuerzo no es necesario todavía, pero algunas poblaciones pueden ser las excepciones, tal es el caso de los residentes de los centros de atención a largo plazo, los adultos mayores de 65 años de edad, los profesionales de atención a la salud, y los inmunocomprometidos.
Agregó que la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) anunció que los estadounidenses que están completamente vacunados no necesitan una vacuna de refuerzo en este momento. «Simplemente no hay suficiente evidencia de que la variante Delta avance en las personas totalmente vacunadas».
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