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jueves, noviembre 21, 2024
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Organizaciones como Casa Círculo Cultural se vuelven espacios seguros ante creciente bullying

 

Por Pamela Cruz con información de Manuel Ortiz.

Santiago Zapién tiene 10 años, y a su corta edad ha vivido en carne propia el bullying, uno que lo ha llevado a no querer ir a la escuela y a que su mamá haya tenido que llegar a levantar la voz en el Distrito Escolar de Redwood City. Sin embargo, en medio de todo el dolor, Casa Círculo Cultural se volvió un espacio de amor, seguridad y respeto, mostrando que hay organizaciones que luchan contra el odio, la discriminación y el estigma.

Melissa Maldonado, mamá del pequeño Santiago, reconoció que hijo es un niño muy activo, cariñoso, honesto y que le encanta ayudar a los demás, además de ser una persona que le gusta mucho la actuación, el baile, y el arte en general. 

Desde enero de este año, Santiago ha sido víctima de bullying en la escuela. Todo comenzó cuando comenzaron a decirle “gay”, ello pese a que no se identifica como parte de la comunidad LGBTQ+ y que, en diversas ocasiones lo refirió y pidió que no le llamaran así; nunca pararon, la situación terminó por afectar su estado de ánimo.

“Le llamaban gay en la escuela, le decían, aunque no era gay, le seguían diciendo y aún sigue pasando y eso le ha afectado mucho. Santi es un niño muy tierno y a él le encanta jugar con sus amiguitas en la escuela y parece que el ambiente de la escuela no está preparado para eso”, contó Melissa Maldonado a Manuel Ortiz.

“Santi”, como le dice su madre, sintió vergüenza, y si bien no lloraba en el colegio, llegaba a su casa destrozado y el llanto llegaba antes de dormir. Todo ello, excepto en un lugar, Casa Círculo Cultural, una organización sin fines de lucro que durante 15 años ha atendido las necesidades culturales, creativas, de desarrollo y lingüísticas de niños y adultos desfavorecidos e inmigrantes en el Área de la Bahía.

“Él se sentía muy vergonzoso y en la escuela no llora, pero en la casa llega llorando y eso ha afectado en las noches, antes de dormirse, es cuando dice: ‘Mami, me da mucha vergüenza, yo no soy gay, pero a mí me gusta bailar, la música de Taylor Swift’, y es algo que, a lo mejor, los niños no están acostumbrados y es algo que yo he tenido que hablar con él”, narró Melissa.

Ello, afectó la autoconfianza de Santi y bailar ya no es como antes, pues si antes “podía bailar en la tarima como si nada, ahora le da un poquito de pena. Ahora estamos trabajando en eso, pero le ha afectado de muchas maneras, una de las que más he notado es que llora de vergüenza”. 

“Antes de dormir, más que nada, él comienza a platicar y me dice: ‘Mami, por qué me dice que soy gay y aunque yo les diga que no me digan gay y los miro a los ojos no paran, parece que no me respetan’, así que a él le ha afectado”, explicó.

Las circunstancias llevaron a que Melissa tomara la situación en sus manos; acudió a hablar con los directivos de la escuela y hasta el superintendente, pues pese a que Santi decía lo que le hacían, no había cambios.

Al principio, contó la mamá de Santi, se les pidió a las niñas que le molestaban que lo dejaran de hacer y que le pidieran una disculpa, “yo pensé que algo se iba a arreglar con esto, el director está tratando de arreglar algo, está bien, hay que dejarlo y darle su tiempo para que solucione lo que está pasando en esa escuela”. Las cosas no cambiaron e, incluso, el acoso pasó a los golpes.

Melissa contactó a otras mamás de niños de la escuela Adelante Selby, y se dio cuenta que Santiago no era el único que enfrentaba bullying, pues otros pequeños eran atacados por su peso, complexión, físico, género, preferencia sexual, e incluso por la ropa que usan.

“Me he dado cuenta que hay otros niños que estaban afectados no solamente en que les llamen gay, gordos, feas, o les hacían bullying sobre la ropa que usaban, y fue que pensé que algo estaba pasando”, dijo Melissa.

A ello se sumó el acoso por parte maestros, quienes les preguntaban a Santiago si él no estaba haciendo algo para que lo atacaran. Ello llevó a Melissa a llevar las cosas al siguiente nivel: recabó toda la información y evidencia, la puso en orden y la presentó en el Distrito Escolar de Redwood City. 

“Ya había pasado antes que le habían golpeado y tenía miedo al niño, pero el niño ya no está en la escuela, lo cambiaron, entonces estaba bien. Así que, esta vez, algo más estaba pasando. Lo que hice fue dejarlo en casa como dos o tres días porque tenía que volver a trabajar y ahí noté que ya no quería ni ir a la clase con su maestra favorita. Él está en cuarto grado y ya no quería ir; era porque las maestras lo estaban acusando de que tal vez era su culpa el por qué lo habían llamado gay, y ahí fue cuando yo dije: no, esto no está bien y lo llevé más lejos”.

Melissa mandó una carta al doctor John Baker, superintendente de Distrito Escolar de Redwood City, explicando a detalle lo sucedido.  

“Él también ya supo que era algo serio. Ya era como el niño no le tiene confianza ni a sus maestros, ni al director, ni a la terapista de la escuela, porque le están echando la culpa a él. Para mí, como madre, de di cuenta que no está bien que un niño pase por esto, y no lo podía creer porque Adelante es una de las escuelas más seguras, nunca había tenido un problema. Tengo una niña de 15 años que fue a esa misma escuela y jamás había tenido un problema de disciplina con los niños, pero parece que ya van seis niños diferentes que les llaman gay en la misma escuela”.

Tras este contacto, las cosas cambiaron. Actualmente los maestros apoyan a Santiago y los escuchan, además de tomar acción para que no haya más acoso en la escuela. Pero, ¿por qué llegar hasta ese nivel para que las cosas funcionen adecuadamente?

Encontrar paz en espacios seguros

Melissa se preguntaba cómo es que su hijo no quería ir a la escuela, pero sí a sus clases en Casa Círculo Cultural. 

“Aquí, en Casa Círculo se siente con confianza, siente que lo quieren mucho, lo buscan; él se siente un niño muy feliz aquí y en la escuela se siente un poco intimidado”.

Explicó que cuando Santiago sabe que tendrá clases en Casa Círculo Cultural, se levanta más temprano y pone todo listo para asistir.

“Apenas tiene un año y 6 meses aquí en Casa Círculo Cultural como participante y, para él, es como una familia, es una comunidad donde él encontró su zona de confort y él se siente que se puede expresar y nadie lo va a juzgar. Yo miro la diferencia, que él se levanta con toda la confianza del mundo, toda felicidad. Llega aquí y participa, es un niño muy dulce y se lleva bien con todos. Aquí nadie le hace bullying, esa es la gran diferencia con la escuela”, señaló.

Prevención es acción

Si bien nadie espera ni quiere que sus hijos sufran acoso, es necesario prevenir. Una forma de tomar acción luego de que las estadísticas señalan que, 1 de cada 5 estudiantes en Estados Unidos, sufre de bullying.

Parte de esta prevención, refirió Melissa, es hablar con los hijos, darse el tiempo de escucharlos y mantener la calma sobre lo que tengan que decir, ello para fomentar la confianza y que puedan sentirse motivados a seguir contando lo que les sucede. Además, buscar ayuda y soporte.

“La diferencia aquí en Casa Círculo Cultural es que, en cuanto yo llegué aquí, a este lugar, como madre me siento apoyada, porque siempre hay charlas, hay alguien con quien tú puedas ir: con la directora, con una de las maestras o los maestros, hablas con ellos y toman en cuenta en lo que tú estás diciendo, te escuchan y tratan de solucionarlo, pienso que eso es una gran diferencia”.

“Muchas veces, nosotros, como padres latinos, no hablamos y nos quedamos callados y eso es lo que el sistema quiere. Si yo no hubiera ido al Distrito Escolar. Yo le di la oportunidad al director de que hiciera las cosas bien sin decirle que hiciera, obviamente tenemos que presentarnos de una manera calmada para que nos hagan caso. Yo fui al Distrito Escolar y entonces ya vieron que tenían que hacer cambios, pero en sí, el Distrito no está listo para ese tipo de ambiente para nuestros hijos y nosotros somos los que tenemos que hablar por ellos, y si no hablamos en el momento en que nos quieren intimidar, es cuando nos quedamos callados y ya no pasa nada y nuestros hijos van creciendo con esas inseguridades. Así que no peleen ni discutan, solamente es comunicarse con nuestros hijos para saber qué es lo que está pasando en las escuelas y muchas veces no nos dejan saber, pero la comunicación me ha ayudado a mí con mi hijo”.

This resource is supported in whole or in part by funding provided by the State of California, administered by the California State Library in partnership with the California Department of Social Services and the California Commission on Asian and Pacific Islander American Affairs as part of the Stop the Hate program. To report a hate incident or hate crime and get support, go to CA vs Hate.

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Pamela Cruz
Pamela Cruz
Jefa de Redacción de Península 360 Press. Comunicóloga de profesión, pero periodista y escritora por convicción, con más de 10 años de experiencia en medios. Especializada en periodismo médico y científico por Harvard y ganadora de la beca International Visitors Leadership Program del gobierno de EE. UU.

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