Pamela Cruz. Península 360 Press [P360P].
Tras más de un año de pandemia por COVID-19, la enfermedad reveló y exacerbó las graves problemáticas que existen en la sociedad, mismas que a lo largo de los años han afectado, en especial, a los más vulnerables, quienes hoy más que nunca padecen en materia médica, educativa, de vivienda y falta de trabajo, entre muchas otras, por lo que para avanzar y sanar se necesitará apostar por la equidad y justicia, refirieron expertos.
Manuel Pastor, distinguido profesor de Sociología y estudios étnicos americanos de la Universidad del Sur de California, refirió que la pandemia de COVID-19 «reveló nuestras enfermedades como sociedad, y los valles de desigualdad preexistentes se han inundado con el tsunami de la enfermedad».
Así lo señaló durante una sesión informativa con medios de comunicación realizada por Ethnic Media Services, donde puntualizó que las desigualdades afectaron gravemente a la comunidad de inmigrantes con estatus legal migratorio mixto que, si bien por una parte el gobierno les decía que podrían tener acceso a la vacuna, también era el mismo que estaba ansioso por deportarlos.
Por lo anterior, dijo, «es bastante difícil desarrollar un nivel de confianza» en el gobierno, situación que se advirtió desde inicios de la pandemia y que se exacerbó en la clase trabajadora de color.
A ello, sumó que la vacunación pudo parecer, desde un inicio, equitativa, sin embargo, muchos de los sitios masivos de inmunización estaban principalmente diseñados para acceder en auto o llegar a ellos en transporte particular, lo que discrimina a todos aquellos que no tienen acceso a un vehículo.
Además, dijo, excluye a aquellos que no tienen acceso a una computadora, dispositivos móviles o internet, por lo que, desde un inicio, la vacunación tuvo como publico principal a residentes caucásicos.
Pastor detalló que «todo programa de ayuda estatal debe tratar de pensar en lo que puede hacer para ser completamente accesible para los californianos indocumentados».
Asimismo, explicó que California decidió asignar el 40 por ciento de las vacunas al 25 por ciento de las comunidades que ocasionaron el peor índice de lugares saludables del estado, ello a través de clínicas móviles locales, quienes recibieron las dosis, movilizaron mensajeros de confianza y realizaron campañas para fomentar la vacunación.
Es por ello que, explicó, es necesario ver qué va a pasar en los próximos meses, donde será necesario priorizar las necesidades de las comunidades de color y residentes indocumentados, donde se tomen en cuenta para ayuda económica y todos los programas de alivio.
A nivel educativo, Pastor precisó que la educación es otra área de la brecha para las comunidades de color, ya que han experimentado una tremenda pérdida de aprendizaje y, a pesar de la reapertura de las escuelas, son los más reacios a regresar.
En ese sentido, precisó que las familias de color que sufrieron el virus en sus hogares tienen miedo de enviar a sus hijos a lugares donde puedan estar infectados, ya que ello significaría ocupar servicios de salud, situación complicada para muchos, debido a la falta de seguro médico.
Además, en el condado de Los Ángeles, 13 por ciento de los niños blancos de preescolar no tenían una computadora con Internet de alta velocidad, cifra que aumenta a 40 por ciento en menores afroamericanos o latinos.
Pastor subrayó que la pandemia también ha afectado de manera desproporcionada los ingresos de las comunidades de color, la cual, si bien no ha causado una recesión similar a la de 2008, que afectó a la economía de manera uniforme, los residentes se enfrentan a una «micro recesión».
Y es que, de acuerdo con Pastor, los mercados de valores y las propiedades han subido, por lo que aquellas personas con ingresos anuales superiores a los 100 mil dólares no se ven afectadas, no así para aquellos que se encuentran en la parte inferior del mercado laboral, quienes han perdido sus ingresos, empleos y, por ende, salarios.
A lo anterior, debe agregarse la salud mental, donde tampoco hay equidad.
«El nivel de trauma de salud mental es alto y necesitamos tener disponibles recursos de salud mental culturalmente sensibles. Necesitamos desestigmatizar el problema, hacer que se vea como algo social y a nivel comunitario, no solo su falla individual, para que la gente se sienta segura al acceder a esos recursos», precisó.
El experto explicó que, en las comunidades de color, la salud mental se ve a menudo como algo que debe tratarse de forma aislada, brutalizado por un sistema, donde se considera que las personas deben lidiar con ese trauma por su propia cuenta.
Al respecto, la vicepresidenta de Desarrollo Organizacional de Community Coalition, Leslie Johnson, informó que la organización lanzó un sitio llamado «¿Estás bien?» –tanto en español como en inglés– donde los residentes pueden verificar su salud emocional.
La campaña «¿Estás bien?» es una coalición local de residentes y organizaciones dedicadas a crear comunidades sanas y resistentes sobre todo en las próximas generaciones.
En ese sentido explicó que, actualmente, el racismo es la verdadera pandemia contra la que se lucha, por lo que es necesario que funcionarios tomen en serio la salud mental de aquellos que enfrentan la pandemia y que son atacados.
«El COVID-19 ha exacerbado muchas condiciones preexistentes en nuestra comunidad que son fomentadas por el racismo institucional y la supremacía blanca. Debemos pedir soluciones que sean audaces, no solo a nivel individual, sino con respecto a sistemas», puntualizó.