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sábado, abril 20, 2024
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Pese a gran avance en vacunación, el fin de la pandemia por COVID-19 en EE. UU. aún es distante, expertos

A pesar de haber inmunizado a la mayoría de la población vulnerable con las vacunas disponibles, EE. UU. aún no libra pandemia por COVID-19.

Pamela Cruz. Península 360 Press [P360P].

Hoy, en EE. UU. hay más de 120 millones de personas que están completamente vacunadas contra el COVID-19, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades ‒CDC, por sus siglas en inglés‒, anunciaron que ellos ya no tendrán más que usar mascarillas en cualquier tipo de entorno, noticia que pareció ser el anuncio de que el país llegó a la luz tras un túnel oscuro y largo, sin embargo, expertos consideran que aún queda un largo camino.

El director del Centro de Enfermedades Contagiosas de Harvard, Dr. Marc Lipsitch señaló que es «bastante improbable, incluso con las vacunas existentes, que el país alcance un nivel de inmunidad de grupo en el que la transmisión sea casi imposible de forma sostenida y en el que el virus desaparezca esencialmente».

Así lo señaló durante una sesión informativa realizada por Ethnic Media Services, en la cual precisó que aún existen malentendidos referentes a lo que es la inmunidad de rebaño, por lo que aclaró que esta es simplemente la existencia de personas en una población que son total o parcialmente inmunes y que frenan la transmisión al dificultar el paso del virus a través de ellas. 

Explicó que si bien EE. UU. está en un punto en el que el virus no puede transmitirse de manera sostenida, en el que cada caso ni siquiera se reemplaza, al inicio de la pandemia cada persona positiva a COVID-19 pudo contagiar entre cuatro y cinco personas.

Ante ello, refirió que para llegar a un punto en el que el comportamiento social sea normal, del tipo que teníamos antes de la pandemia y sin mascarillas, se debe reducir la transmisión por un factor de igual número de personas, sin embargo, las variantes de virus han aumentado la transmisibilidad.

En ese sentido, dijo, para conseguir reducir la transmisión en un factor de 5, significa inmunizar cuatro quintas partes de la población para que lo que eran cinco infecciones se convierta en una sola. 

«Sobre esa noción, necesitamos inmunizar al ochenta por ciento de la población. Eso significa inmunizarlos completamente, es decir, tienen que estar totalmente protegidos contra la capacidad de transmitir el virus y las vacunas que tenemos ciertamente protegen en gran medida, pero no parecen ser cien por ciento protectoras. Son muy buenas, pero no son cien por ciento».

Sin embargo, subrayó que la tarea no será sencilla debido a los niveles de reticencia de la población para obtener la vacuna, aunado a los continuos desafíos de acceso a la inmunización.

A ello, sumó que «el hecho de que no estamos vacunando a toda nuestra población porque los niños menores de 12 años no son elegibles, creo que es muy poco probable que, como nación, de manera uniforme lleguemos a la cobertura requerida de probablemente 85 o 90 por ciento».

Es por ello, dijo, que la vacunación a aquellos más vulnerables deberá seguir siendo la prioridad, sobre todo cuando aún no se sabe cuánto tiempo durará la inmunidad con la vacuna y si será necesaria la revacunación. 

Para Ben Newman, jefe de virología en el complejo de investigación de salud global de la Universidad de Texas A&M, «las burbujas son hermosas, pero no duran mucho en este mundo» y una burbuja que pueda crear cualquier vacuna, es frágil.

«Desgraciadamente sabemos que la inmunidad disminuye y sabemos, por los limitados estudios que existen, que hay un cierto ritmo en el que las células B, las células T y los anticuerpos disminuirán con el tiempo. Pero no sabemos exactamente cuál es el punto en el que una persona deja de estar protegida. Sólo sabemos que es una cuestión de tiempo y por eso me opondría a cualquiera de las soluciones parciales», precisó.

Ante ello, explicó que la única salida es «una única solución global, que consistiría en vacunar, literalmente, a todo el mundo. Y no sólo vacunarlos, sino vacunarlos dentro de una ventana determinada. La ventana, tal vez de seis meses o de un año, Y ese es el desafío». 

Sin embargo, a diferencia de Lipsitch, considera que las vacunas no deben ir solo a pequeños grupos o grupos vulnerables, o tomar medidas parciales «como hemos hecho hasta ahora», sino que se debe aplicar colectivamente.

«Realmente no me gusta la forma en que esto se ha manejado hasta ahora y lo que estoy viendo es la mayor reticencia de las personas con la proximidad a las soluciones y el mayor deseo de las soluciones de la gente que está más lejos y creo que eso es algo terrible», subrayó.

«Creo que cuando mucha gente calcula si debe o no tomar precauciones o vacunarse, está pensando en las versiones originales del virus y sí, al menos en este lugar y momento en particular, hay aproximadamente un 100 por ciento de posibilidades de que te encuentres con algo que crezca más rápido y tenga el potencial de propagarse más lejos y quizás golpear más fuerte de lo que uno esperaría», agregó.

Y es que, explicó, «hemos subestimado como mundo, ni siquiera como Estados Unidos, al virus una y otra vez. Hemos relajado las restricciones y hemos visto que el virus vuelve a surgir».

Es por ello por lo que consideró que el anuncio de los CDC de que aquellos que estén completamente vacunados puedan dejar de usar mascarillas, no sea el camino que lleve a la más rápida extinción del virus, por lo que llamó a todos a aplicarse la vacuna y seguir usando mascarillas hasta que los números de infección bajen mucho más. 

En su oportunidad, Peter Maybarduk, director del Grupo de Acceso de los Ciudadanos Públicos a los Medicamentos, hizo énfasis en el proyecto internacional COVAX ‒Fondo de Acceso Global para Vacunas contra COVID-19‒, una alianza impulsada por actores públicos y privados con el objetivo de garantizar el acceso equitativo a las vacunas que se logren desarrollar contra el coronavirus COVID-19, siendo uno de los pilares del acceso acelerado de herramientas contra el mortal virus.

COVAX está codirigido por la Alianza Gavi para las Vacunas –Gavi–, la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias ‒CEPI‒ y la Organización Mundial de la Salud ‒OMS‒. Su objetivo es acelerar el desarrollo y la fabricación de vacunas contra la COVID-19 y garantizar un acceso justo y equitativo a ellas para todos los países del mundo.

Durante la conferencia de prensa detalló que el objetivo de COVAX es vacunar, esencialmente, al 20 por ciento del mundo, preferiblemente este año, lo que significa dos mil millones de dosis.

Ello, refirió bajo dos corrientes principales: una para los países autofinanciados. Se trata de países ricos que esencialmente compran en el fondo de COVAX porque de esa manera tienen acceso a una cartera más amplia de vacunas de las que necesariamente podrían comprar por su cuenta.

Hasta ahora, COVAX sólo ha sido capaz de enviar 64 millones de dosis a países que necesitan urgentemente la vacuna para salir adelante, eso significa alrededor de una cuarta parte de las dosis que se han administrado en EE. UU. 

«Apenas son dosis suficientes para incluso uno de los países de ingresos medios más grandes del mundo, por no hablar de 92 países».

Así, solo 340 millones de personas en el mundo están totalmente vacunados, menos del 5 por ciento de la población mundial, «por lo que tenemos un largo camino por recorrer, pero esperamos un rápido aumento». 

Y es que, los volúmenes de producción de las vacunas autorizadas por COVAX están muy lejos de ser los necesarios, sin embargo, de acuerdo con estimaciones, se cree que habrá 10 mil millones de dosis a finales de este año.

Agregó que es cierto que EE. UU. está dando prioridad a su propio acceso a las materias primas para la producción de vacunas, lo que pone en dilemas a productores en el extranjero y no permite que otros países tengan acceso a la inoculación de manera pronta.

«No debemos simplemente cruzar los dedos y asumir que todo va a funcionar, se necesitan más dosis y creemos que es críticamente importante para aumentar urgentemente la capacidad de fabricación», refirió.

La financiación es importante para que COVAX siga ayudando a otros países a obtener las vacunas necesarias, sin embargo, aún falta inyectar ingresos al fondo. Hasta el momento se cree que muchos habitantes de todo el mundo, sobre todo en condiciones adversas, no podrán vacunarse hasta 2023.

De acuerdo con análisis con ingenieros del Imperial College, es posible producir ocho mil millones de dosis de vacunas de ARN en un año y compensar el déficit mundial. «Si invertimos significativamente y la inversión requerida podría ser de veinticinco mil millones de dólares. No es una cantidad pequeña de dinero». 

En ese sentido, apuntó que es necesario que gobiernos con amplia capacidad económica como EE. UU. pueden sentarse a la mesa con grandes farmacéuticas para ayudar a que haya más dosis para el fondo COVAX y así apoyar a las naciones más vulnerables, y finalmente todos, juntos, salir de una pandemia que muchos aún no ven, ni de cerca, que las cosas mejoren.

«Tiene que ser un esfuerzo mucho más integrado. Nos parece bastante factible, pero es una decisión política que hay que tomar», finalizó Maybarduk.

Miles de kilómetros al sur del país, Brasil vive su propia realidad con la pandemia, una muy diferente a la de la unión americana.

La Dra. Rosane Guerra, quien trabaja en el Departamento de Patología, Centro de Ciencias Biológicas y de la Salud de la Universidad Federal de Maranhao –UFMA–, Brasil, subrayó que la situación actual del país para detener los contagios por COVID-19 «no es buena»

«Ahora no tenemos ningún medicamento para prevenir o controlar los peores síntomas de esta enfermedad. El problema son las mutaciones y tenemos una gran cantidad de personas afectadas todos los días».

Explicó que, junto con India, son los países con los más altos niveles de contagio por COVID-19 en el mundo, lo que la posibilidad de tener nuevas variantes ha aumentado cada día a las cuatro que ya se han detectado hasta el momento.

Y es que, el gobierno no ayuda mucho a detener la pandemia, pues a pesar de que el presidente Jair Bolsonaro estuvo contagiado por el virus SARS-CoV-2, este minimizó la enfermedad al decir que la enfermedad no era grave y solo generaba los síntomas de una gripe leve.

Guerra detalló que a las palabras del presidente se suman las del ministro de salud, quien, a su parecer, no conoce del tema y no ha hecho nada por detener el avance del coronavirus en el país.

Zonas como el Amazonas, precisó, sufren tremendamente por el virus, y se cree que 70 por ciento de las personas en esta área ha dado positivo para COVID-19.

Y es que, la variante del virus, propia de Brasil, ha propagado más rápidamente la enfermedad, situación que no ayuda en lo absoluto.

La vacunación es la esperanza, sin embargo, hasta el momento, solo 17 millones de personas han recibido al menos una dosis de la inmunización.

Así, para Guerra, el mantener una burbuja de inmunización para un país, es imposible, ya que no todos están vacunados y la migración expone a todos. 

Península 360 Press
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