En California, hay baja vacunación en niños de 5 a 11 años, ya que solo el 26 por ciento han recibido dos dosis de la vacuna contra COVID-19, mientras que solo el 33 por ciento ha recibido una dosis.
La baja vacunación en niños de 5 a 11 años ha permitido el avance de la enfermedad entre menores de esas edades, y que las muertes en este sector de la población también haya aumentado.
Así lo dio a conocer la pediatra de East Bay, Jennifer Miller, durante una sesión con medios de comunicación organizada por Ethnic Media Services, en donde puntualizó que, si bien es cierto que este grupo de la población no contrae el virus tan severamente como los adultos, los está enfermando, llevando a algunos de ellos al hospital, y tristemente matando a otros.
Y es que, dijo, se han observado complicaciones de la enfermedad en el grupo de niños de 5 a 11 años, tal es el caso del Síndrome Inflamatorio Multisistémico, situación en la cual, tal como dice su nombre, provoca inflamación en órganos vitales como corazón, pulmones, riñones, y cerebro, entre otros.
Agregó que, si bien estos casos son raros, impactan, sobre todo, a comunidades de color, precisamente en donde hay una alta incidencia de obesidad y enfermedades crónicas.
«Vemos que los niños están faltando a la escuela, están perdiendo sus actividades deportivas, no están siendo capaces de participar en todas las cosas que les gusta, y en las comunidades de color, en donde a menudo las familias viven al día, los encargados de estas familias tienen que dejar de trabajar para quedarse en casa y cuidar de sus hijos, a veces durante cinco o diez días, y muchas de estas familias no están equipadas para hacer frente a esto», expresó.
Y es que,además, viven en grupos más grandes, lo que provoca una mayor propagación de la enfermedad.
A ello sumó que los niños de 5 a 11 años sufren por tiempo prolongado la enfermedad, pues si bien no se conoce todo el alcance del COVID, se ha observado que los menores sufren de confusión por periodos largos, falta de aliento, fatiga y malestar.
Como si todo ello fuera poco, la salud mental también se ve afectada, pues la ansiedad y la depresión se hacen presentes también en este grupo de la población.
«Veo a los niños que están preocupados por si van a enfermar, por si sus padres puedan contagiarse. Ahora les decimos que no tienen que llevar máscaras tan a menudo en la escuela. Tienen miedo de eso. Saber si se las quitan y puedan enfermar. Así que hay mucha más ansiedad en las comunidades, incluso en la primaria», explicó.
Con todo ello, ¿por qué los padres no están vacunando a sus hijos?, reflexionó la doctora Miller, al tiempo que apuntó que la razón principal de la baja vacunación en niños de 5 a 11 años, es el miedo.
«Tienen miedo de lo que les pueda pasar a sus hijos. Me parece que los padres están más dispuestos a vacunarse. A veces tienen que hacerlo por su trabajo o porque han visto a otras personas enfermar y tener complicaciones. Así que hay más adultos dispuestos a vacunarse, pero cuando se trata de hacerlo por sus hijos, se dan cuenta de que son incapaces», dijo.
En su consultorio, la doctora ha escuchado a padres decir que han investigado por su cuenta y llegan a la conclusión de que la vacunación en niños puede causar enfermedades a largo plazo e incluso la muerte, situación totalmente errónea.
«La vacuna es segura. Ha sido rigurosamente probada. Para cuando termine esta pandemia, vamos a ver que esta va a ser la vacuna más estudiada de la historia», abundó.
En su momento, el doctor Sohil Sud, Líder del Programa Escuelas Seguras para Todos del Departamento de Salud Pública de California, aseguró que las tendencias a la baja de positividad a COVID-19 son realmente muy favorables.
En ese sentido, precisó que el estado ha pasado pasado de tener una de cada cuatro pruebas en positivo, a una de cada 100, lo que se ha traducido en 7.6 casos por cada 100 mil habitantes, diariamente.
Ante ello, aseguró que California ha avanzado con una serie de actualizaciones de políticas en las escuelas, y enfatizó que a partir de esta semana ha iniciado la transición que permite el no usar obligatoriamente mascarillas en escuelas, sin embargo, aún es altamente recomendado en entornos escolares K12.
«Esto significa que todavía estamos pidiendo a los estudiantes y el personal continuar usando mascarillas, tal como lo declaramos para el público en general hace unas semanas, pero el estado ya no requiere que sean obligatorias. Sin embargo, si cualquier Departamento de Salud local o Distrito Escolar opta por mantener un requisito de enmascaramiento, afirmamos y apoyamos el derecho a hacerlo».
Además, dijo, se ha recomendado fuertemente que las escuelas sigan un modelo basado en la notificación para manejar a los estudiantes expuestos al COVID-19, en lugar de un modelo basado en la cuarentena.
«A esto lo llamamos “rastreo de grupos” y sé que no es nuevo. La primera vez que publicamos este enfoque fue a principios del semestre escolar en enero, pero lo que es nuevo es una recomendación realmente fuerte, que favorece este enfoque y que esencialmente implica que si alguien en la clase tiene COVID, que alguien debe aislarse, deben ir a casa y deben permanecer lejos de los demás como se describe en la orientación más amplia, pero para los demás, en esa clase expuesta a ese individuo, pueden y deben permanecer en la escuela. Deben ser notificados y usar mascarilla, hacerse la prueba unos días después y estar en alerta máxima por los síntomas, pero pueden permanecer en el plantel».
La razón es que la variante Ómicron tiene períodos de incubación más cortos con una transmisión más amplia. «Necesitamos confiar en enfoques que se ajusten a eso y este enfoque de notificación inmediata, pruebas rápidas y aislamiento se ajusta mejor que tratar de identificar y potencialmente poner en cuarentena a aquellos dentro de un radio específico de 6 pies».
En tercer lugar, detalló que el estado de California seguirá apoyando fuertemente a las comunidades escolares, por lo que «el cambio en la orientación de enmascaramiento no acompaña a ningún retroceso de los recursos y, en todo caso, nos permite realmente centrarnos en las estrategias y prevención a largo plazo».
Por otra parte, ponderó que la principal estrategia del estado para mitigar la baja vacunación en niños de 5 a 11 años, es la vacunación de todos los alumnos elegibles, por lo que hizo un llamado a todas aquellas escuelas que quieran acoger una clínica de vacunas, a ponerse en contacto con la dependencia para resolver todos los detalles y lograrlo.
La doctora Beth Jarosz, directora adjunta de KidsData, recordó que aunque las restricciones de Salud Pública están disminuyendo, el virus SARS-CoV-2 sigue circulando: los niños están adquiriendo COVID-19 y corren peligro de sufrir enfermedad inflamatoria multisistémica, por lo que la vacunación en niños es primordial.
«Cuando nos fijamos en el número de nuevos casos por año, ha habido más casos de niños con COVID en los primeros dos meses y medio de 2022 que todos los que hubo en 2021. Y si analizamos los datos sordos, vemos un patrón preocupante, aunque los niños son menos propensos que los adultos a morir de COVID, el 30 por ciento de los casos infantiles terminan en deceso».
Por lo tanto, aclaró, «incluso si dicho ritmo se ralentiza, 2022 bien podría ser el peor año de la pandemia para los niños».
Para garantizar bajar dichas tasas de muertes, aseguró que la única manera es aumentar los índices de vacunación en niños.
En ese sentido, explicó que condados como Marin, Alameda e Imperial han sido un caso de éxito en cuanto a vacunación en niños contra la COVID-19, pues han logrado que haya un mayor número de infantes inmunizados, gracias, en gran parte, a la asociación con personas de confianza en la comunidad, tal es el caso de los pediatras.
Sin embargo, otro dato que dio a conocer, habla de la importancia de abordar la salud mental en niños y adolescentes tras dos años de que iniciara la pandemia.
Y es que, subrayó, el número de suicidios aumentó dramáticamente para aquellos de 10 a 14 años de edad en 2020.
En ese sentido, la doctora Veronica Kelley, Jefa de Servicios de Recuperación y Salud Mental en el Centro de Atención Médica del Condado de Orange, aseguró que niños de entre 5 y 11 años han experimentado un aumento en el aislamiento en los últimos dos años debido a la forma en que han cambiado su asistencia a la escuela.
«Están sentados en una mesa de la cocina en un Zoom y no están rodeados con sus amigos. Se relacionan con sus amigos y con otros adultos de forma diferente. Hemos cambiado la forma en que nuestros hijos tienen acceso a la asistencia sanitaria porque no hemos podido llevarlos al médico y eso puede haberlos llevado a tener síntomas de depresión y la ansiedad.
Agregó que, a nivel nacional, de acuerdo con la Asociación Americana de Psicología, hubo un aumento de 24 por ciento durante 2020, para las visitas al departamento de emergencia para los niños de 5 a 11 años por una crisis de salud mental.
En tanto, en 2021, los hospitales pediátricos reportaron un aumento de 14 por ciento en emergencias de salud mental, y un aumento de 42 por ciento en auto-agresiones, las cuales incluyen intentos de suicidio.
«Nuestros niños han experimentado muchas pérdidas, incluyendo la pérdida del primer día de escuela, cambios en su grupo de amigos, perderse la graduación, incluso si esa graduación fue del jardín de infancia, se han perdido la participación en los deportes y otras ceremonias como quince años y bautizos, e incluso la pérdida de uno de los padres o de un cuidador a causa del COVID: unos 167 mil niños han perdido a uno de sus padres a causa del COVID».
Además, abundó, los niños han experimentado una pérdida de la inocencia con un ajuste de cuentas nacional sobre la injusticia social en las comunidades de color y el aumento de los crímenes de odio en las comunidades asiáticas y de las islas del Pacífico, así como un aumento en la violencia y la polarización.
Por lo tanto, «nuestros hijos han tenido que crecer rápidamente, y esto ha dado lugar a algo, que llamamos modo de supervivencia sostenida. Lo que significa que cuando estábamos encerrados, no teníamos muchas actividades que hacer, no teníamos muchas cosas saludables para comer, y esos continuos comportamientos poco saludables han llevado a una disminución de nuestra salud mental, disminución de la actividad física, interrupción del sueño, aumento de peso, y de la preocupación de los padres por sus hijos».
Así, explicó que dos tercios de los padres encuestados por la Asociación Americana de Psicología informaron sobre su preocupación por el impacto de la pandemia en el desarrollo cognitivo de sus hijos, mientras que el 57 por ciento informó de que alguno de ellos se benefició de un tratamiento de salud mental durante la pandemia.
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