«Hay familias que deben más de 30 mil dólares de renta» como consecuencia de los estragos económicos que ha dejado la pandemia por COVID-19, dijo en entrevista Ofelia Bello, directora ejecutiva de Youth United for Community Action –YUCA–. La reciente ley SB91 de California podría evitar que estas personas sean desalojadas de sus viviendas.
La SB91 contempla el uso de 2.6 mil millones de dólares, que el gobernador de California, Gavin Newsom obtuvo de fondos federales, para cubrir el 80% de las rentas atrasadas por parte de personas afectadas por la COVID-19.
De acuerdo con Bello, esta ley tiene ventajas en comparación con la ley anterior creada para evitar los desalojos, la AB3038. Por un lado, la SB91 «es una extensión de la AB3088, pero además agrega fondos adicionales para ayudar a la gente con la renta acumulada durante casi un año».
«Si bien AB3088 protege a las familias de ser desalojadas, estas familias seguían acumulando miles y miles de dólares en deuda. Estamos hablando de familias de bajos ingresos que fueron sumamente afectadas por la pandemia», dijo Bello.
Con la nueva ley, la deuda de los inquilinos sería cubierta en un 80% y así se liberarían de la deuda. Cabe resaltar que los mismos arrendadores podrían solicitar el apoyo para cubrir la deuda de sus inquilinos.
Uno de los requisitos para obtener los beneficios de la SB91, es que enviar una solicitud en la que se explique que la persona ha sido afectada por la pandemia, así como pagar el 25% de su deuda para evitar el desalojo. No obstante, si es el propietario el que solicita el apoyo, al inquilino sí se le podría condonar el total de la deuda, y que el propietario obtendría el 80% de la deuda con la condición de que le perdone el 20% al inquilino.
Por ende, esta ley podría ser un «todos salen ganando», comentó Bello. Sin embargo, explica que aún hay dudas y preocupación sobre el proceso por el que deberán pasar las personas que quieran solicitar este apoyo, «ya que muchos de los trámites son en línea e, irónicamente porque estamos en el corazón del Silicon Valley, el centro de innovación tecnológica, y aún tenemos muchas familias de bajos ingresos que no cuentan con los conocimientos ni la infraestructura necesaria para los trámites electrónicos. Hay personas que no tienen computadora en su casa».
Otra preocupación expresada por Bello es que la convocatoria para solicitar la SB91 abre a mediados de marzo y cierra en agosto, «este es el tiempo que se tiene para distribuir los fondos y si no se tienen que regresar», por lo que la comunidad tiene poco tiempo para realizar los trámites.
YUCA tiene su sede en East Palo Alto y es una de las organizaciones más involucradas en la lucha contra los desalojos. Si bien priorizan su atención a las personas de su zona, cualquier persona de otras partes del área de la bahía de San Francisco pueden ponerse en contacto con la organización para que ésta los refiera con otra agrupación de su zona y puedan ayudarlos.
El teléfono de YUCA es (650) 450-1920 Se puede obtener más información en la página de YUCA: http://youthunited.net
«Dios siempre perdona; el hombre, algunas veces; la naturaleza, nunca».
California apenas ha visto un atisbo de lo que el cambio climático provocará en un futuro, y enfrenta un desafío doble en la materia: encontrar formas rentables de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero –GEI– y prepararse para los cambios que se esperan incluso si las emisiones globales bajan.
Y es que, las emisiones de gases de efecto invernadero representan una seria amenaza. El estado experimentó 7 de sus 10 años más cálidos registrados entre 2012 y 2018, y se espera que el calentamiento continúe.
Diversos estudios predicen que el nivel del mar aumentará de 2 a 7 pies en la costa de California para el 2100, y se espera que cada año aumente la frecuencia de eventos extremos como sequías, olas de calor, incendios forestales e inundaciones.
Cabe señalar que las temperaturas más altas dan como resultado más precipitaciones que caen como lluvia –y menos como nieve–, lo que aumentará tanto la frecuencia como la magnitud de las inundaciones y disminuirá las reservas de agua en la capa de nieve de la Sierra, señaló el Instituto de Políticas Públicas de California –PPIC, por sus siglas en inglés– en un informe.
El estado se ha tomado muy en serio el cambio climático y ha establecido metas de reducción de emisiones cada vez más ambiciosas.
En 2018, el entonces gobernador Jerry Brown emitió una orden ejecutiva en la que pedía que California se convirtiera en carbono neutral para 2045, mientras que el gobernador Gavin Newsom firmó una orden ejecutiva en 2019 para aprovechar 700 mil millones de dólares en inversiones para aumentar la resiliencia climática, y en septiembre de 2020 firmó una orden ejecutiva para que todos los autos nuevos vendidos en California sean cero emisiones en 2035.
La esperanza del estado de lograr revertir el proceso que parece no tener freno se ha incrementado luego de que con la llegada de Joseph Biden a la Casa Blanca, EE. UU. regresa al Acuerdo de París y se compromete a reducir significativamente sus emisiones, volteando hacia un futuro más verde.
Una encuesta de PPIC revela que aproximadamente dos de cada tres californianos están a favor de los objetivos de reducción de emisiones del estado, y la mayoría ve el liderazgo global de California en el cambio climático.
Los efectos del cambio climático ya son evidentes y se agravarán con el tiempo
El aumento del nivel del mar amenaza la infraestructura costera, los hogares y el hábitat. 75 por ciento de la población de California vive en condados costeros, y para el 2040, más de mil 500 millas de carreteras y 100 millas de vías férreas estarán en riesgo de inundaciones.
Los puertos marítimos, los aeropuertos, las plantas de energía y las plantas de tratamiento de aguas residuales ya han experimentado inundaciones provocadas por el clima. El hábitat costero es muy vulnerable al aumento del nivel del mar.
El «otro grande»
Un estudio de la UCLA también encontró que, durante los próximos 40 años, el estado tendrá entre un 300 y un 400 por ciento más de probabilidades de tener una secuencia de tormenta prolongada tan severa como la que causó la ahora legendaria inundación de California hace más de 150 años.
El Gran Diluvio de 1862 llenó los valles con pies de agua y sacó de las montañas a los mineros de la fiebre del oro y su equipo. En el Valle Central, las inundaciones se extendieron hasta 300 millas de largo y hasta 60 millas de ancho. Un tercio de la tierra sujeta a impuestos del estado fue destruida y el gobernador, en ese entonces, recientemente elegido, Leland Stanford, se vio obligado a remar hasta su investidura.
La situación podría volver a suceder, solo que con consecuencias más catastróficas porque el estado está mucho más poblado de lo que estaba entonces. En 1862, la población de California era de 500 mil habitantes; hoy, está cerca de los 40 millones. Ciudades como Stockton, Fresno y Bakersfield están situadas en lugares que fueron inundados por la inundación de 1862.
En caso de que ocurra ese tipo de tormenta masiva, el Servicio Geológico de Estados Unidos –USGS, –por sus siglas en inglés– ya tiene un nombre: «La otra grande». El nombre es un guiño al conocido apodo del próximo gran terremoto que los científicos esperan que ocurra a lo largo de la falla de San Andrés; sin embargo, el USGS no predice que los dos estarían vinculados.
En 2011, el USGS preparó las pautas de planificación de emergencia para ese tipo de tormenta, que según los científicos podría ocurrir una vez cada 100 o 200 años.
Los costos de una tormenta de tales dimensiones podrían alcanzar fácilmente el billón de dólares, más del doble del costo de cualquier desastre natural anterior, y que devastaría a California económicamente y obligaría a millones a evacuar.
El impacto se magnificaría porque tal inundación podría afectar a múltiples regiones en todo el estado, incluyendo el Área de la Bahía, el Valle Central y la Cuenca de Los Ángeles. En un estado con la sexta economía más grande del mundo, varias industrias masivas, entre ellas la agricultura, Silicon Valley y Hollywood, se paralizarían.
Las inundaciones que vienen incluso podrían cambiar la geografía del estado de forma permanente, señaló autor principal del estudio, Daniel Swain, científico climático del Instituto de Medio Ambiente y Sustentabilidad de UCLA y de The Nature Conservancy.
Agregó que gran parte de la región del delta de la bahía de San Francisco se encuentra por debajo del nivel del mar y una inundación lo suficientemente grande podría destruir la red de diques que retienen el agua, lo que inundaría vastas franjas de tierra actualmente seca.
«No creo que la mayoría de la gente en California realmente tenga una idea de la magnitud de este tipo de evento», dijo Swain. «Millones de personas que viven en el Valle Central, como mínimo, tendrían que irse por un tiempo, y muchos podrían tener sus hogares a menos de 20 o 30 pies de agua. Esto incluye gran parte de Sacramento».
Quizás la única buena noticia con una tormenta tan masiva es que los residentes probablemente tendrían al menos unos días para prepararse, a diferencia de un terremoto, cuando, en el mejor de los casos, solo hay segundos de advertencia.
El endeudamiento por préstamos estudiantiles a nivel nacional asciende a 1.7 billones de dólares, los cuales están divididos entre 43 millones de alumnos, a los cuales, cada día se les complica un poco más el solventar sus gastos y pagar una deuda que pareciera jamás va a terminar.
Dicha situación ha provocado que cientos de miles de estudiantes piensen seriamente en matricularse en alguna de las universidades del país, pues los pagos podrían ser cadenas que serán difíciles de romper, por muchos años.
Gabriel Stewart llegó a tener una deuda por 52 mil dólares tras graduarse como técnico audiovisual del colegio SAE Expression de Emeryville. A los gastos se sumaron los de tener un hijo, por lo que tuvo que vivir en casa de su padre por algunos años. Al fin pudo mudarse para llevar una vida de casado en un apartamento, sin embargo, las cargas continúan.
«Tenía una deuda de alrededor de 52 mil dólares, no podía pagar el alquiler en ningún lado porque, además de los préstamos estudiantiles, tenía deudas de tarjetas de crédito y eso realmente nos dificultaba formar una familia y ser libres», señaló durante una sesión informativa realizada por Ethnic Media Services.
Actualmente, Gabriel aún continua con la incertidumbre de saber si mañana podrá continuar pagando su deuda, pues si bien ha avanzado y conseguido un trabajo en una compañía de software, los pagos laborales se han retrasado debido a la pandemia por COVID-19.
Los retrasos en los pagos de su deuda estudiantil podrían afectar que Gabriel pueda adquirir un auto o comparar una casa en un futuro.
«Es vivir siempre con esa sensación inminente de cuándo los pagos comienzan de nuevo y cómo los vamos a pagar… Es un estrés constante en mi cabeza», detalló.
Para Ro Khanna, representante del distrito 17 en el Congreso de California, el tema de los préstamos estudiantiles es un gran problema a nivel nacional, pues si bien hay personas que pueden solventarlos antes de los 30 años hay muchas que no, pues sus ingresos no lo permiten.
El funcionario refirió que los préstamos estudiantiles deberían ser perdonados para aquellos que ganan menos de 125 mil dólares al año. Sin embargo, es poco probable que suceda.
«Necesitamos perdonar esos préstamos y tenemos la capacidad de perdonarlos. El presidente tiene el poder ejecutivo para decir que los préstamos estudiantiles pueden ser perdonados. El presidente ya ha ejercido el poder para retrasar los registros de los estudiantes por lo que puede retrasar los préstamos y puede decir que la gente no tiene que pagar por un tiempo», refirió.
Destacó que de perdonarse los préstamos estudiantiles, la gente será capaz de crear familias, comprar casas e iniciar negocios.
«Es realmente levantar las cargas de esta próxima generación para que puedan perseguir sus sueños. Así que los progresistas vamos a seguir presionando para que la administración haga esto», agregó.
Kat Welbeck, consejera de Derechos Civiles en el Centro de Protección de Estudiantes Prestatarios destacó que el 1.7 billones de dólares en deuda estudiantil, se ha convertido en la segunda clase más grande de endeudamiento de los consumidores en el país, seguido solo por las hipotecas.
«Los deudores negros y latinos tienen menos riqueza en el hogar y toman más préstamos para pagar la escuela, por lo tanto, tienen más deudas, lo que recorta las oportunidades para la creación de riqueza a largo plazo», dijo Welbeck, quien agregó que, a lo largo de las generaciones, es posible que el ciclo se repita.
De acuerdo con la organización para la que labora Kat, cerca del 90 por ciento de los afroamericanos y 72 por ciento de los estudiantes latinos se endeudan para pagar la universidad en comparación con aproximadamente 66 por ciento de los estudiantes blancos.
En ese sentido, señaló que los deudores afroamericanos tienen un endeudamiento de alrededor de 95 por ciento de su saldo original aún 20 años de haber iniciado sus estudios universitarios, mientras que en el caso de los latinos la deuda alcanza el 83 por ciento del total, situación muy diferente a los prestatarios blancos, quienes en su mayoría pagan su deuda aproximadamente 12 años después de comenzar la universidad.
«Si vamos a hablar de crear una economía más equitativa y justa, no podemos pasar por alto los efectos dispares de la crisis de la deuda estudiantil y el cómo sigue perpetuando muchas barreras sistémicas que ya existen en este país», destacó.
En su oportunidad, Joe Jaramillo, abogado senior de la organización Defensores de Derechos Económicos y de Vivienda –HERA, por sus siglas en inglés–, la cual tiene sede en Oakland, señaló que para las entidades depredadoras, como las escuelas con fines de lucro, están en particular necesidad de alivio de los préstamos estudiantiles y la asistencia.
Y es que, las universidades con fines de lucro son las que más se han beneficiado de un modelo de negocio en el que se presiona a los estudiantes a obtener costosos préstamos estudiantiles federales y privados, con la promesa de una educación en corto tiempo conducente a altos salarios.
«Actualmente hay más de un millón de estudiantes matriculados en escuelas con fines de lucro y los estudios han demostrado que tienen menos probabilidades de graduarse, más probabilidades de incumplir con sus préstamos estudiantiles y más probabilidades de terminar con una carga de deuda más alta», dijo.
Los clientes de este tipo de colegios son en su mayoría estudiantes latinos, afroamericanos y adultos mayores de bajos ingresos, cuya deuda es tan alta que muchas veces terminan con salarios embargados, sin beneficios de seguridad social ni reembolsos de impuestos.
«Las deudas privadas se tratan como cualquier otra, como las de tarjeta de crédito o préstamo que generalmente requiere que vayan a los tribunales, lo que también puede ser muy perjudicial porque muchas personas no pueden pagar la representación legal», precisó el abogado.
Y es que, tras tomar un crédito escolar que genera una deuda tan alta, los estudiantes «no pueden permitirse comprar una casa, no pueden obtener un préstamo de coche, no pueden acceder a un crédito por el daño que ha sufrido su puntuación crediticia, algunos tienen miedo de casarse y cargar a su pareja con la deuda».
Andrea Campos se quedó con una deuda de 13 mil dólares tras especializarse en el programa de justicia penal del Heald College en Hayward –parte de la institución Corinthians–, y tras años de que su deuda pasara de un acreedor a otro, HERA pudo ayudarla a que su adeudo fuera condonado sin renunciar a sus créditos.
«Esto ha impactado mi vida de manera significativa… Tenía la perspectiva de ser contratada, pero se me negó la oportunidad porque mi relación entre deuda e ingresos era demasiado alta y me consideraban un tipo de empleado en riesgo … Tampoco me han aprobado tarjetas de crédito, préstamos para automóviles o vivienda», refirió Andrea.
Nikon anunció esta semana que está trabajando en una nueva cámara mirrorless cuyo nombre se confirmó recién: la Nikon Z9, por nombre. Una de sus principales características, además de tener un sensor de fotograma completo –full-frame– y, anuncian, «supone un salto en tecnología y rendimiento».
Aunque por «salto» le queda corto el adjetivo en español. “A leap” sería más apropiado; es decir, un logro que se cuelga Nikon para 2021.
Se anuncia con un sensor CMOS ampliado de formato FX; si bien es “full-frame”, el sensor es ligeramente más amplio para compensar los nuevos formatos cinematográficos más amplios. La Nikon Z9, aclara la compañía, responde «a las crecientes necesidades de los profesionales, los aficionados de nivel avanzado y los cineastas» dada su nueva grabación en resolución 8K.
Resulta curioso que Nikon se dirija a los aficionados de nivel avanzado, pues cuentan, como ya vimos en el recuento de Top Cámaras Mirrorless 2021, con opciones que solventan sus exigencias y que están disponibles actualmente en el mercado; pero si lo que se quiere es tener lo último de gama alta, no quitaremos el ojo sobre la Nikon Z9 para este 2021.
Y aunque la empresa no ha mencionado especificaciones técnicas, han prometido mejoras respecto a la Nikon D6 y la Nikon Z7 II. El comunicado de prensa dado a conocer por Nikon presenta, todavía, algunas inconsistencias pues, en su versión en español, el nombre de la nueva cámara es Nikon Z9, mientras que, en su comunicado en inglés, incluye la palabra «pro».
Podemos apreciar que Nikon está comprometido con ofrecer tecnología de punta a quienes le son leales a su marca y establecen que la nueva Nikon Z9 ofrecerá este 2021 «una experiencia sin precedentes». Y está dispuesta a desbancar a «las cámaras SLR digitales y mirrorless anteriores»
Los programas de educación técnica y profesional de alta calidad que ofrecen las universidades técnicas y comunitarias pueden ofrecer a cientos de estudiantes un camino hacia carreras bien remuneradas. Sin embargo, muchos de esos planes cambiaron a la modalidad en línea debido a la pandemia de COVID-19 y varios de ellos permanecerán así, lo que amplía la brecha de desigualdad.
De acuerdo con un estudio realizado por Urban Institute, «el racismo estructural y otras desigualdades sistémicas pueden limitar el acceso y el éxito en los programas de educación técnica y profesional en línea para estudiantes de color, especialmente estudiantes negros, latinos e indígenas».
El documento señala que la pandemia por COVID-19 ha expuesto las desigualdades raciales y ha acelerado el cambio al aprendizaje en línea en los programas de educación técnica y profesional –CTE por sus siglas en inglés–.
A medida que la inseguridad económica y las disparidades persisten para las personas afroamericanas, latinas, indígenas y otras comunidades de color, los programas de CTE que desarrollan habilidades alineadas con los sectores en demanda pueden mejorar los resultados y la movilidad de las comunidades que enfrentan barreras estructurales.
Muchos programas CTE postsecundarios han seguido el cambio gradual hacia el aprendizaje en línea que ha estado ocurriendo en las universidades durante años, una tendencia acelerada por la pandemia y el rápido cambio asociado a la educación remota.
Y es que, aunque la educación en línea –y otras formas de educación mejorada por la tecnología– puede crear oportunidades para los estudiantes que luchan por asistir a clases presenciales, el racismo estructural y otras desigualdades sistémicas limitan el acceso de algunos estudiantes y el éxito en los entornos educativos en línea.
Ejemplo de ello, detalla el documento, son los bajos niveles de comprensión lectora debido a la segregación escolar y las brechas de alfabetización digital resultado de una menor exposición a la tecnología, lo que ocasiona oportunidades educativas desiguales.
Asimismo, la falta de inversión en infraestructura de banda ancha en las comunidades de color y los altos costos de los dispositivos y el servicio de Internet han dan como resultado un acceso desigual a la tecnología, lo que puede hacer que la participación en línea sea más desafiante para los estudiantes afroamericanos, latinos e indígenas.
Dichas barreras, explica, se agravan cuando los programas CTE no ofrecen el acceso a la tecnología necesaria o los apoyos de asesoría académicos orientados a la carrera, y cuando la instrucción no responde a las necesidades de los estudiantes.
El estudio precisa que existen disparidades significativas en los resultados CTE postsecundarios entre los estudiantes de color y caucásicos en los programas en las universidades comunitarias y técnicas, y estas brechas son más amplias en los programas en línea.
El estudio realizado en conjunto con diversas universidades técnicas sugiere que los programas de educación profesional y técnica se han movido cada vez más a la modalidad en línea, siguiendo la tendencia general hacia el aprendizaje virtual en las universidades comunitarias y técnicas.
Así, para 2016, el 46 por ciento de los estudiantes de CTE había tomado al menos un curso en línea, mientras que en el año 2000 solo el 10 por ciento lo había hecho, y de 2000 a 2016, la proporción de estudiantes de CTE inscritos en programas completamente en línea aumentó de 3.0 a aproximadamente 7.0 por ciento.
El grado en que los estudiantes de CTE participan en cursos o programas en línea varía según la especialización. Durante ese período, aproximadamente la mitad de los estudiantes en negocios y marketing –52 por ciento– y educación –50 por ciento– completaron al menos un curso en línea, y ambos sectores tuvieron la mayor proporción de estudiantes completamente en línea, con un 9.0 por ciento.
Por el contrario, los estudiantes de CTE en ingeniería y arquitectura fueron los que menos participaron en la toma de cursos en línea –37 por ciento–, y solo el 3.0 por ciento participó en programas completamente en línea.
El estudio también revela que, desde el estallido de la pandemia en 2020, se espera que casi todos los estudiantes de los programas CTE hayan tomado al menos un curso en línea.
En ese sentido, el documento explica que continuar con una modalidad en línea o híbrida dependería de la voluntad de los estudiantes y del instructor, y de la disponibilidad de buenas herramientas tecnológicas y el éxito de los estudiantes en los cursos en línea e híbridos.
Entre los hallazgos más notables, se encontró que, aunque los estudiantes blancos son la pluralidad en todos los sectores, están más representados en los oficios –56 por ciento–, uno de los campos más remunerados, al igual que el de ingeniería y arquitectura.
En tanto que, los estudiantes afroamericanos están más representados en ciencias de la salud –17 por ciento–, mientras que los latinos están más enfocados en servicios al consumidor –29 por ciento–, este último sector se encuentra entre los menos remunerados.
Otros estudiantes de color están más representados en informática y tecnología de la información –19 por ciento–.
El desarrollo de departamentos asequibles Hallmark House Apartments está aceptando aplicaciones para que residentes de Redwood City con bajos ingresos puedan acceder a una vivienda digna.
Los departamentos están programados para abrir el verano de este año, y estarán ubicadas en 531 Woodside Road, brindando opciones de viviendas asequibles «muy necesarias» para ciudad, detalla Hallmark en su sitio web.
Una vez terminado, el complejo de Hallmark House ofrecerá 72 departamentos de un dormitorio reservados para residentes de bajos ingresos.
Los límites familiares de los solicitantes deben ser inferiores al 60 por ciento del ingreso familiar medio del condado de San Mateo, según la página de la solicitud. Para un hogar de tres personas, el ingreso máximo para ser elegible sería de 93 mil 960 dólares por año, y las unidades costarían más de mil 900 dólares al mes.
Cabe destacar que el nuevo desarrollo, reemplaza una antigua propiedad que se quemó en 2013, razón por la cual los residentes tuvieron que desplazarse a otros espacios.
El contratista señala que todas las unidades cuentan con un patio o balcón privado, vestidores, calefacción y aire acondicionado centralizados, así como cocina eléctrica.
Además, todos los residentes del complejo podrán disfrutar de la sala de recreación en el lugar, la cual contará con cocina, piscina, elevadores, vertederos de basura, lavandería central, área de descanso al aire libre, estacionamiento cubierto y transporte público en las cercanías.
Es importante que los solicitantes tengan a la mano comprobantes de ingresos, tales como: último talón de pago de 2020 junto con el talón de pago más reciente, carta de adjudicación de seguro social, carta de adjudicación de reclamo de desempleo actual, declaración de impuestos de los 2 años más recientes si trabaja por cuenta propia, documentos de manutención infantil –actual–, asistencia del condado –Cal-Works, carta actual–, ingreso de jubilación, o cualquier otro no mencionado anteriormente.
Esta artística organización local sin ánimo de lucro se vuelve móvil en abril. Casa Círculo Cultural programará actividades culturales y artísticas públicas en parques y lugares comunes de Redwood City.
La pandemia del COVID-19 afectó nuestra forma de vida en más de una forma. Las organizaciones sin fines de lucro tuvieron que ajustarse y, para ser honestos, batallaron en muchas áreas nuevas. Casa Círculo Cultural, una organización local sin fines de lucro, verdaderamente vibrante, de base y que usa el arte multidisciplinario para crear una programación cultural que refleje las experiencias de las comunidades latinas, se transformó para continuar ofreciendo servicios a la comunidad del Condado de San Mateo. Entre otras actividades, y para seguir las pautas de distanciamiento social, empezaron a hacer clases online y a transmitir eventos en vivo a través de nuestras redes sociales.
Los efectos de la pandemia, como el aislamiento social, continuarán durante el resto del año y permanecerán -quizás- durante mucho tiempo. Los humanos somos seres sociales, y no podemos quedarnos sólo con la interacción online, que genera estrés, depresión y sentimientos de soledad.
En el esfuerzo por adaptarse, Casa Círculo Cultural no sólo continuará con sus actividades en línea, sino que también se expandirá para implementar el programa CCC – Móvil. Este programa realizará actividades culturales y artísticas en parques y lugares públicos de Redwood City a partir de mediados de abril. Continuarán siguiendo el distanciamiento social y tomando todas las medidas de seguridad. Las actividades del programa CCC-Móvil incluirán talleres de arte, obras de teatro, charlas sobre salud y actividades deportivas.
El programa CCC-Móvil utilizará un vehículo mediano tipo RV con un baño de Casa Círculo Cultural y una pequeña cocina, y una mesa con sillas como oficina. El vehículo transportará tiendas de campaña, altavoces y otros materiales necesarios para las actividades al aire libre.
Está previsto que esta unidad visite uno o dos parques por fin de semana y ofrezca tres actividades de una hora para 15 niños por clase.
Esto contribuirá a la salud emocional y física de los habitantes de la ciudad. También facilitará la necesaria reapropiación de nuestros parques como espacios idóneos para la convivencia y la comunicación comunitaria, que lamentablemente se fragmentó durante la pandemia.
Silicon Valley no es feminista, deja de lado el poder de la mujer en la tecnología; salarios desiguales y bajo o nulo crédito son constantes.
Pamela Cruz. Península 360 Press [P360P].
El mundo de la informática y la tecnológica ha tenido mujeres desde sus inicios, muchas de ellas pioneras en el rubro, sin embargo, hasta la fecha siguen siendo figuras escondidas entre los archivos de lo que hoy es una de las industrias más importantes y con mayor número de ganancias a nivel mundial.
La discriminación, los salarios desiguales y el bajo o nulo crédito para las mujeres son la constante en el sector que abraza Silicon Valley.
De a cuerdo con el portal «Statista», si se quiere trabajar en un entorno justo dentro de la industria tecnológica, es mejor mudarse a Kansas City, que, si bien no tiene una gran reputación en el sector, al menos tiene la brecha salarial de género más pequeña a nivel nacional, pues a las mujeres incluso se les paga un dos por ciento más que a los hombres en el rubro.
Pero si el sueño de una mujer es llegar a la «meca» del sector en EE. UU., se debe tener en consideración que las ciudades dentro de Silicon Valley tienen una brecha considerablemente mayor entre hombres y mujeres, ubicándolos incluso por debajo del promedio del país, pues en el área ganan 16 por ciento menos que los hombres.
Al profundizar en las cifras, el panorama es peor. Las mujeres representan sólo el 35 por ciento del personal contratado y casi nunca ocupan puestos técnicos, ya ni hablar de cargos directivos, pues de acuerdo con un análisis de la firma auditora Ernst & Young, 99 por ciento de los recursos de capital de riesgo se destinan a financiar proyectos que tienen al menos a un emprendedor varón.
Si bien el porcentaje de mujeres empleadas en todos los sectores laborales en los EE. UU. ha aumentado 47 por ciento, las cinco empresas de tecnología más grandes del planeta –Amazon, Apple, Facebook, Google y Microsoft– sólo tienen una fuerza laboral de alrededor del 34.4 por ciento de mujeres, de acuerdo con Builtin.
Cabe destacar que las mujeres afroamericanas e hispanas, que se especializaron en ciencias de la computación o ingeniería, tienen menos probabilidades de ser contratadas para un puesto tecnológico que sus contrapartes blancas.
Cifras de mujeres en la tecnología
26 por ciento de los trabajos relacionados con la informática están ocupados por mujeres.
Sólo el 3.0 por ciento de los trabajos relacionados con la informática están ocupados por mujeres afroamericanas, 6.0 por ciento por mujeres asiáticas y 2.0 por ciento por mujeres hispanas.
50 por ciento de las mujeres dijeron haber experimentado discriminación de género en el trabajo.
43 por ciento de los estadounidenses cree que las mujeres crean un entorno laboral más seguro y respetuoso que los hombres. Sólo 5 por ciento de los estadounidenses cree que los hombres crean un espacio de trabajo más seguro.
El 48 por ciento de las mujeres en trabajos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas –STEM, por sus siglas en inglés– reportan discriminación en el proceso de reclutamiento y contratación.
Positivamente, los ingresos de las mujeres están superando a los de los hombres cuando se trata de trabajos de alta calificación.
Actualmente, las mujeres siguen estando muy poco representadas en la ingeniería del software con sólo un 14 por ciento de la fuerza laboral total, mientras que en los trabajos relacionados con la informática es sólo del 25 por ciento.
En los últimos 20 años, las contrataciones de mujeres ingenieras de software sólo han aumentado un 2.0 por ciento, por lo que es necesario reconocer a las mujeres que desde hace años ayudan a que nuestras vidas sean mucho más fáciles a través de la tecnología.
Las mujeres consolidadas del Silicon Valley
Sheryl Sandberg, COO de Facebook
Cuando uno menciona a la compañía Facebook, lo primero que viene a la mente es Mark Zuckerberg, sin embargo, la número dos es una mujer. Sheryl Kara Sandberg es la actual directora operativa de la red social. Es economista, autora y directora ejecutiva estadounidense, además de ser la fundadora de Leanin.org.
En junio de 2012 fue elegida miembro del comité ejecutivo, convirtiéndose en la primera mujer en formar parte de este comité en Facebook. De acuerdo con Forbes, Sanberg es la mujer más poderosa en el mundo de la tecnología.
Anteriormente, Sheryl fue vicepresidenta de ventas en línea y de operaciones en Google.
Su fundación está dedicada al empoderamiento femenino, y lleva el mismo nombre del libro y bestseller que publicó en 2013.
Susan Wojcicki, CEO de YouTube
La plataforma de reproducción en tiempo real más importante a nivel mundial tiene firma de mujer. En 1998, en su cuarto mes de embarazo, esta mujer alquiló su garaje en Palo Alto –California– a unos estudiantes que estaban desarrollando un proyecto novedoso. Ellos eran Larry Page y Sergey Brin. El «invento» era Google.
Luego de años de buenas sugerencias, la nativa del condado de Santa Clara ahora es la directora ejecutiva de la plataforma de vídeos, en la cual ha implementado medidas a favor de los trabajadores, tal es el caso del trabajo remoto y permisos de maternidad remunerada de 22 semanas.
En sus miles de pláticas y discursos ha dejado muy en claro la importancia de la familia. Las prioridades de la también historiadora, publicista y economista, son sus cinco hijos y su esposo, por lo que ha dejado en claro que no contesta llamadas ni correos de trabajo después de las seis de la tarde.
Escucha el artículoMarcha 8M. Ciudad de México, 2020. Foto: Jiroko Nakamura
Cuando de niña preguntaba porqué se le llamaba “Día del Niño” al festejo a la infancia del 30 de abril, me confundía. Cuando era la niña del salón que quería jugar fútbol, aunque implicara ser la única, me llamaron rara. Cuando salía a la calle a jugar con mis vecinos y hablaban de “las viejas”, me molestaba. Me miraban como bicho raro, a veces se alejaban. Cuando mi madre me explicó que el feminismo era la lucha por la equidad entre hombres y mujeres, respondí que entonces todas las mujeres debían de ser feministas, era lo lógico. Y así, me cansé de sentirme sola y, por muchos años abandoné la lucha.
Algo me carcomía por dentro en el paso por la adolescencia, el fuego aún sosegado. Pero, cuando los hombres nos miraban lujuriosamente por caminar con mis amigas del coche al antro, prendió una chispa; cuando un señor metió la mano a la blusa de mi amiga que caminaba por la calle, prendió una chispa; cuando un colega escuchó una idea mía en una reunión y la repitió más fuerte para hacerla suya, prendió una chispa; cuando escuché las historias de mujeres en albergues que huían de maridos golpeadores y borrachos, prendió una chispa. Cuando mis alumnas lloraron conmigo por aquél que les hizo daño, prendieron chispas.
Y cuando me di cuenta de que todas las mujeres que conozco han sufrido algún tipo de violencia sexual se encendió la hoguera.
Marcha 8M, Ciudad de México, 2020. Foto: Jiroko Nakamura
Ese fuego en mi interior, adormecido a fuerza por tantos años, me alumbró el camino para conectar con otros fuegos.
Así se siente el feminismo, un calor que te recorre el cuerpo y te quita el frío que dejó el abuso o la burla. Es la luz que brilla desde el pecho, te acoge de las sombras y del rechazo. Es la vibración que sacude malos tratos, palabras hirientes y despeja el cielo para permitirte volar.
Es lo individual y la colectiva, porque tu fuego no quema solo. Absorbe la energía de las otras, en un dar y recibir de fortaleza. Cuando nos dimos cuenta, eramos miles. Y se encendió América Latina. Se encendió de rabia, de indignación y de coraje.
No viene de la nada este fuego que ahora amenaza con incendiar las puertas de todos los palacios y techos de cristal; pues mujeres sabias, antiguas brujas y dinosaurias poderosas ya habían cargado con piedras, troncos y ocote. Ya habían creado sus propios fuegos que tiraron más de un monumento.
Nos pasan la batuta, una batuta pesada y ponzoñosa que lleva un letrero gigante de advertencia: “No será fácil”. Y no lo es.
La lucha es imperfecta, cometemos errores. Nos escuchamos, pero a veces no. No siempre estamos de acuerdo y lo lanzamos a debate. Queremos correr antes de caminar y tropezamos. Algunas queremos cambiarlo todo, conscientes de que también nos cambiará por dentro.
Lo llaman radical, liberal, filosófico, de la igualdad, de la diferencia, abolicionista, marxista, blanco, colonial, decolonial, poscolonial, anarco, institucional, lésbico, negro, cultural, separatista, ciber, eco, disidente, queer… Viene en todas formas, fondos, tonos, tamaños, colores y olores.
E incomoda, es amargo hurgar en la codificación de una misma. Por eso, nos abrazamos y cantamos al unísono, como quien le pone azúcar a la medicina. Lloramos y reímos tomadas de la mano, compartimos lo difícil. E irritamos, porque vamos cambiando las cosas, pero falta trecho.
Y seguirá haciendo falta mientras nos sigan matando y desapareciendo hermanas, sobra decir la repulsión que me provoca que esto ocurra cada dos horas en América Latina. Estados Unidos no se queda atrás, pues en 2018 cerca de dos mil mujeres fueron asesinadas, en su mayoría a manos de su pareja sentimental. No logro entender por qué no encuentro datos más recientes, pero me queda claro que el asesinato de Vanessa Guillén no es el único de su tipo en este país y toca fibras sensibles en todos los aspectos.
Marcha 8M, Ciudad de México, 2020. Foto: Jiroko Nakamura.
Hará falta trecho mientras sigamos ganando menos que nuestras contrapartes masculinas en el mercado laboral. Hará falta mientras la niña a la que le enseño baile los sábados por la mañana no llore porque a su hermano mayor sí le permiten jugar videojuegos porque eso “es de hombres”. Hará falta mientras nos miren con lujuria por la calle, mientras nos toquen y, seguirá haciendo falta, mientras sigan haciendo leyes sobre el que hacer de nuestros cuerpos, sin nuestra autorización.
Tiene 3 siglos de recorrido este movimiento, no importa cómo lo llames, el fin es común. Y seguiremos quemando hasta romperlo todo.
Marcha 8M, Ciudad de México, 2020. Foto: Jiroko Nakamura.
Luego de la creciente cifra de personas sin hogar en San Francisco, diversos funcionarios han manifestado sus preocupaciones, ya que los refugios han tenido que reducir el número de personas que ayudan debido al COVID-19, y los gastos para albergar a personas sin hogar en carpas alcanza los más de 16 millones de dólares.
Y es que, San Francisco está pagando 16.1 millones de dólares para albergar a personas sin hogar en 262 carpas que se sitúan en lotes baldíos alrededor de la ciudad, donde también reciben servicios y alimentos.
Al hacer cuentas, salta a la vista que el precio para sostener a cada una de esas casas de campaña en dichos terrenos asciende a más de 61 mil dólares por carpa por año.
Lo anterior significa un costo que llega a superar el doble de un alquiler promedio de un departamento de una habitación en San Francisco, entonces, ¿Por qué derrochar?, sobre todo cuando se prevé que en los próximos dos años a ciudad tendrá un déficit presupuestario por más de 650 millones de dólares.
Los seis espacios que albergan las tiendas de campaña, llamados «aldeas para dormir seguros», son controlados las 24 horas, cuentan con reparto de comida, agua limpia, recolección de basura y acceso a baños.
Cabe destacar que el programa de carpas no es elegible para reembolso federal, y los 16.1 millones de dólares asignados para el programa en el presupuesto actual, es una fracción de los más de 300 millones de dólares que se gastan anualmente en servicios para personas sin hogar.
Si bien el programa es costoso, pues el gasto promedio por noche por carpa es de 190 dólares, significa 82 dólares menos de lo que paga la ciudad para albergar a necesitados en su programa de hoteles para personas sin hogar.
Sin embargo, el programa del hotel, que ofrece cuatro paredes, una cama y un baño privado, que cuesta alrededor de 21 millones de dólares al mes, es reembolsable por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias –FEMA, por sus siglas en inglés–.
Durante la audiencia del comité de presupuesto del miércoles pasado, la directora interina del departamento de personas sin hogar, Abigail Stewart-Kahn, puntualizó que los sitios de carpas no son elegibles para reembolso federal porque se consideran un refugio grupal.
Agregó que la ciudad tuvo que luchar para crear otras opciones para las personas sin hogar, ya que los refugios interiores se cerraban temprano en la pandemia, además de que los funcionarios no tuvieron tiempo para realizar un proceso de licitación de contratos más exhaustivo, lo que puede haber reducido los costos operativos.
En ese sentido, Stewart-Kahn dijo que el departamento está «realizando un análisis» sobre el programa de la carpa y averiguando cómo puede avanzar con el programa.
La ciudad, que originalmente pensó que el programa sería reembolsado por FEMA, lo ha pagado a través de una combinación de dinero de subvención estatal, el fondo general de la ciudad y dinero de un impuesto comercial de 2018; así lo declaró este miércoles el departamento.
Residentes cercanos a las áreas designadas para las tiendas de campaña han mostrado su enojo y han levantado quejas debido a las plagas y el uso de estupefacientes en los espacios.
La directora ejecutiva de la Coalición para Personas sin Hogar de la ciudad, Jennifer Friedenbach, dijo que San Francisco tomó la decisión correcta al comienzo de la pandemia para crear el este programa, sin embargo, aseguró la expansión de este al precio actual. En cambio, llamó a invertir ese dinero en opciones más estables, como subsidios a la vivienda.
Es necesario entender que los refugios interiores pueden costar millones de dólares en su construcción y operación, mientras que las viviendas asequibles pueden costar al menos 700 mil dólares por unidad. Ambas propuestas podrían tardar años en construirse.