Un pediatra de 33 años fue detenido el pasado viernes como sospechoso de intento de abuso contra con un menor, según informó este martes la policía de Redwood City.
El Dr. Dylan O’Connor, pediatra del Hospital Infantil Lucille Packard de Palo Alto, fue detenido en el 1800 de El Camino Real, en Redwood City, y procesado bajo el delito de enviar material perjudicial a un menor, reunirse con un menor para fines sexuales, ambos delitos graves, dijo la policía.
La policía de Redwood City inició una investigación después de recibir una comunicación anónima sobre un posible delito sexual que implicaba a un menor de Redwood City hacia la Unidad de Delitos contra la Infancia en Internet del Departamento de Policía de San José, que vigila el intercambio ilegal de imágenes electrónicas y la actividad ilegal con menores.
Una larga investigación y seguimiento de la comunicación por medios electrónicos por parte del Equipo de Supresión de Delitos Urbanos de Redwood City implicó «la evaluación de fotografías personales de carácter pornográfico enviadas por el sospechoso», dijo la policía. «La investigación reveló que un hombre adulto estaba intentando atraer a una menor de edad de sexo femenino a un lugar designado con la intención de sostener actividades sexuales. Cuando el sospechoso llegó al lugar, fue detenido sin incidentes».
Redwood City, en colaboración con los departamentos de San José y Hillsborough y la Unidad de Inspectores de la Oficina del Fiscal del Condado de San Mateo, llevó a cabo una orden de registro en la residencia de O’Connor donde se incautaron dispositivos electrónicos que servirán como evidencia tanto para el caso de la menor como para identificar a otras posibles víctimas, informó la policía.
La policía de Redwood City pide a cualquier persona que tenga información sobre dicha investigación o sobre otras víctimas que puedan haber tenido un contacto similar con el sospechoso, para que se pongan en contacto con el sargento Nick Perna al (650) 780-7672. La información se puede proporcionar de forma anónima a través de Crime Stoppers al (800) 222-8477 o en línea en www.BayareaCrimeStoppers.org.
A tan solo tres días de que inicien las festividades por el Año Nuevo Chino, millones de personas se preparan para celebrar la llegada del Buey de Metal, animal que gobernará hasta enero de 2022 –según el horóscopo chino– y donde, según las tradiciones, regirá el orden, el esfuerzo, la disciplina y el trabajo.
Este año, para festejar el cierre del año nuevo celebraremos en grande en Redwood City. El sábado 20 de febrero a las 5 PM en el link: www.peninsula360press.com/lunarnewyear2021
En algunas ciudades como San Francisco, existe un Barrio Chino, el cual está a tan solo horas de vestirse de gala. Pero, ¿cómo celebran los chinos este tan esperado día en China?
Te compartimos 10 datos de cómo se festeja el Año Nuevo en China:
1. Los preparativos inician desde antes para despedir al año pasado y prepararse para recibir con especial entusiasmo al año venidero. Así que desde el 4 de febrero se dedican a limpiar la casa.
Es una limpieza a fondo. Esta preparación toma el nombre de «barriendo el polvo» y representa un deseo de guardar las cosas viejas y a alistarse para recibir nuevas.
Y es que, los chinos no limpian su casa los dos primeros días del nuevo año –12 y 13 de febrero–, pues se cree que ello eliminaría la buena suerte entrante.
2. Hacen compras previas.
El 11 de febrero es la víspera de Año Nuevo y lo dedican a comprar comida, refrigerios, decoraciones y ropa para el Año Nuevo. Es por ello por lo que un día previo al Año Nuevo Chino, el país asiático vive un auge comercial muy importante.
No escatiman en sus celebraciones más importantes. Es muy normal que los chinos compren ropa nueva para el festival, pues es de buen augurio estrenar y llevar consigo cosas nuevas al entrar el año.
3. La Nochevieja también está llena de rituales.
El mismo 11 de febrero, en China se colocan imágenes de dioses en las puertas, es una importante costumbre durante el Festival de la primavera, y se hace como oración para que a sus casas lleguen bendiciones, salud, longevidad y paz.
Es común que los dioses que se ponen en las puertas porten armas, pues serán ellos quienes luchen contra los demonios y malos espíritus, para que no puedan entrar al hogar.
También se colocan refranes de Año Nuevo en los marcos de la puerta, son frases típicas de 7 caracteres chinos cada uno, escritos en papel rojo y con tinta negra, frases con cuatro o cinco caracteres se pega en la parte superior de la puerta. Estás también son un llamado a la buena fortuna y contra los malos espíritus.
Es tradicional que durante la víspera de Año Nuevo se realice una cena con todos los integrantes de la familia, lo que implica que muchas personas viajen al país asiático para reunirse con sus familias.
Este año, los viajes se verán pospuestos o complicados por la pandemia de COVID-19, sin embargo, en 2019 se registró que 415 millones de personas se movilizaron para los festejos, lo que significó un récord mundial.
Ese día, los chinos comen, entre otras cosas, platos tradicionales de la fiesta como el jiaozi [饺子]–ravioles chinos, se hacen con harina de trigo y relleno de carne–, y niangao [年糕] –un pastel hecho de harina de arroz–.
Dinero llama Dinero, dice el refrán, y para los chinos es importante pues cada año, es de mucha tradición que se regalen sobre rojos con dinero dentro.
Los padres dan a sus hijos sobres rojos por la tarde, con buenos deseos para que sus hijos sigan creciendo económicamente en el año que viene.
Los sobres rojos siempre tienen dinero. Y se envuelven en ese color porque se cree que trae buena suerte.
Para el cierre de la víspera, nada como el sonido de una campana, símbolo tradicional del Año Nuevo chino. Templos, casas y plazas hacen sonar sus campanas en punto de la media noche, pues creen que el sonido aleja la mala suerte y acerca la fortuna.
4. ¡¡¡Año Nuevo!!! A celebrar.
Iniciando el Año Nuevo Chino, todo es color, ruido y alegría. Los fuegos pirotécnicos retumban en los cielos de millones de poblados en China.
En las ciudades mayores, la iluminación y los petardos son de las costumbres más importantes de la celebración del Año Nuevo chino, pero por el peligro y el disturbio del ruido que causan, el gobierno ha prohibido esta práctica en muchas grandes ciudades como Beijing, Guangzhou y Shanghái.
Sin embargo, los fuegos artificiales y cohetes que explotan en el aire todavía se permiten en la mayor parte del país.
5. A estrenar.
El primer día del Año Nuevo, los chinos se ponen ropa nueva y dicen «gongxi» [恭喜] que, literalmente, significa «alegría respetuosa», que podría traducirse como «los mejores deseos», deseándose buena suerte y felicidad.
6. Las danzas del Dragón y del León.
Las danzas del León y danzas del Dragón pueden verse también en el día durante el Año Nuevo. Estas danzas solían ser muy populares en China, pero son poco frecuentes hoy en día.
Sin embargo, en barrios chinos de diversas latitudes es muy esperado ver estas danzas que son realizadas por decenas de jóvenes que ensayan durante días las coreografías, pues estos deben llevar sobre sus cuerpos marionetas gigantes en forma de dragón o de león, al ritmo de tambores que llaman a la buena fortuna.
7. Celebraciones Públicas de Año Nuevo.
Las celebraciones por Año Nuevo que se realizan en parques y templos de China son comunes. Ejemplo de ello, son las ferias de los templos de Beijing, donde se realizan actividades tradicionales a lo largo del día y hasta el último día de festejo, cuando se celebra el Festival de las Linternas.
8. Ofrendas y sacrificios a los antepasados.
El realizar ofrendas y sacrificios a los antepasados es una costumbre popular en China desde la antigüedad, sus formas varían de una zona a otra: desde el barrido de tumbas, hasta la adoración a los antepasados en ancestrales salones o templos.
Muchas personas –sobre todo de lugares rurales– ofrecen sacrificios a sus antepasados en el salón principal de la casa, donde colocan un altar en memoria del antepasado, y luego miembros de la familia se arrodillan e inclinan delante de la capilla montada en la pared, toda la familia participa en la tradición.
Los chinos consideran a este acto una muestra de respeto y piedad, a su vez que se cree profundamente que los antepasados protegerán a sus propios descendientes y que les serán prósperos.
9. Aún no se acaba.
Día dos del Año Nuevo Chino. A diferencia del occidente, los chinos celebran en grande y por varios días, y en el segundo día es común que las mujeres casadas visiten la casa de sus padres, lleven regalos y sobres rojos.
Además, la gente ofrece sacrificios al dios de la riqueza, a quien piden por abundancia, prosperidad y fortuna.
Del día 3 al 6 del Año Nuevo –14 al 17 de febrero este año– la gente visita a familiares y amigos, algunas personas visitan tumbas de su familia, y otras más se quedan en casa, pues se cree que son los días en que los demonios deambulan por las calles.
Estos días comienza la limpieza nuevamente. De ninguna manera se hace antes, aunque haya papeles rojos en el suelo, petardos u otros envoltorios de presentes que se dieron durante el festejo de Año Nuevo, pues son símbolo de buena suerte.
El séptimo día de Año Nuevo, –18 de febrero– terminan los festejos en casi todo el país, todos regresan a sus trabajos, y los organismos de gobierno y empresas vuelven a su rutina diaria.
10. Año Nuevo, Festival de las Linternas.
En el decimoquinto día del Año Nuevo Chino se celebra el Festival de las Linternas [元宵节] (Yuánxiāo Jié /ywen-sshyaou jyeah/). Es el final tradicional de las celebraciones del Festival de primavera.
Las personas envían muchas linternas brillantes al cielo mientras que otros permiten a las linternas ir al mar, en ríos, o puestas a la deriva en los lagos. Algunas van solas, otras con mensajes que llaman a la paz, el amor, y la prosperidad.
Pero este año, para festejar el cierre del año nuevo celebraremos en grande en Redwood City. El sábado 20 de febrero a las 5 PM en el link: www.peninsula360press.com/lunarnewyear2021
Luego de que un hombre asiático estadounidense de 91 años fuera empujado al suelo, sin motivo alguno, por parte de un sujeto encapuchado en el barrio chino de Oakland, las alarmas se han encendido en toda la comunidad, y los hechos han formado un eco que ha llegado a la Casa Blanca.
Este lunes, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, abordó, durante la conferencia de prensa, la creciente oleada de ataques en contra de personas de la comunidad asiático estadounidense, los cuales no han parado desde que inició la pandemia por COVID-19, y se exacerbaron cuando el expresidente, Donald Trump, llamó a la enfermedad el «virus chino».
Ante los hechos que, en algunos casos, han sido grabados y se han esparcido por las redes sociales, es posible que la Casa Blanca y el presidente Joseph Biden han puesto cartas en el asunto, pues el propio presidente ha tachado estos actos como inaceptables.
Si bien Psaki refirió que no tenía conocimiento si el presidente Biden había podido ver los videos de las agresiones, destacó que «está preocupado por la discriminación y las acciones contra la comunidad asiático estadounidense. Por eso firmó la orden ejecutiva y por qué ha sido franco al dejar en claro que los ataques, ya sean verbales o de cualquier otra índole, son inaceptables».
Y es que, el presidente Biden emitió una orden ejecutiva durante su primera semana en el cargo que reconoce que el racismo está dirigido contra los asiático estadounidenses y los isleños del Pacífico –AAPI, por sus siglas en inglés–.
Además, también ordenó al Departamento de Salud y Servicios Humanos que evitara usar un lenguaje que pudiera ser ofensivo para la comunidad de AAPI.
En medio del creciente temor por parte de la comunidad AAPI en diversas ciudades de California, como San Francisco, apenas este lunes, de Departamento de Policía de Oakland logró identificar al atacante y también descubrió que ese mismo día, ese mismo hombre agredió a dos transeúntes más, un hombre de 60 años y una mujer de 55 años, todos con el mimo modo de operación.
La ciudad de San Francisco también tiene su propia pesadilla, pues recientemente la policía arrestó a un sospechoso de 19 años tras un ataque en enero, que se captó en video, donde se asesinó a un hombre de 84 años.
Estudiantes de la comunidad AAPI, han recibido ataques contantes por parte de sus compañeros, y la situación no ha cambiado a pesar de mantener clases virtuales.
Así lo señaló Akil Vohra, director ejecutivo de Empoderamiento y Desarrollo del Liderazgo de los Jóvenes Asiático-estadounidenses –AALEAD, por sus siglas en inglés–, quien puntualizó durante una sesión informativa de Ethnic Media Services que, actualmente, las comunidades asiático estadounidenses y de las islas del Pacífico, han observado un aumento significativo en el acoso y la intimidación, «creo que es parte de la retórica que hemos escuchado de la administración anterior –de Donald Trump– sobre el origen de esta pandemia».
Lo anterior, precisó, incluye ataques verbales, denegación de servicio y agresiones físicas, «esto realmente pone el bienestar de nuestros niños en mayor riesgo», precisó.
Al exponer su punto de vista sobre el posible regreso a las aulas por parte de millones de alumnos en el país, destacó que se deben abordar «no sólo los protocolos de seguridad COVID-19 en el lugar, sino asegurar realmente que las escuelas y los distritos están tomando medidas para garantizar la competencia cultural. Y la agenda de equidad es una parte clave de ese cálculo de toma de decisiones», de lo contrario, «las comunidades API marginadas no serán parte del proceso –de regreso a la escuela– y se volverán invisibles».
A casi un año de que las escuelas de todo EE. UU. iniciaran un cierre masivo debido a la pandemia por COVID-19 –enfermedad causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2– que ha afectado a 41.6 millones de estudiantes, expertos señalan que aún no es tiempo de que los de alumnos regresen a clases presenciales, pues no hay manera de garantizar la seguridad y salud tanto de los alumnos, maestros, personal escolar y padres de familia.
Así lo señalaron expertos, maestros y madres de familia durante un panel de discusión titulado: «¿Cuándo podremos reabrir las escuelas? Buscando puntos en común en un tema que divide», realizado por Ethnic Media Services, donde también coincidieron en que previo al regreso de millones de estudiantes en el país, debe existir mayor investigación sobre las consecuencias y repercusiones del regreso a las aulas, así como de no volver a ellas.
«Lo más importante que hay que hacer para reabrir las escuelas lo antes posible es la seguridad. Creo que tenemos que asegurarnos de que los niños negros, morenos y los pobres no van a quedar fuera de las medidas que tomemos para reabrir las escuelas», señaló Tyrone Howard, profesor de educación, catedrático en Educación para el Fortalecimiento de las Familias y director de Black Male Institute en UCLA.
«Las normas son la prioridad número uno en las escuelas. Siempre he dicho que esto no es aprendizaje. Nuestra prioridad número uno es que los niños estén seguros. Así que yo diría que ese es el tema número uno ¡seguridad, seguridad, seguridad!», destacó.
Para Louis Freedberg director ejecutivo de EdSource y director fundador de California Watch en el Centro para Reportajes de Investigación, se necesita más información pues «hay que llevar más a fondo la investigación –hecha por los CDC, sobre el regreso seguro a las aulas– y ver cómo se aplica a nuestras propias comunidades, no tomar la investigación al pie de la letra».
Y es que, explicó hay falta de información sobre un posible «regreso seguro», sobre todo para aquellas comunidades donde el inglés no es el idioma principal.
Creo que eso es una complicación adicional para muchos de ustedes a la Ación de la investigación que se está desarrollando y creo que debe haber algún enfoque en eso para asegurarse de que la investigación está disponible en otros idiomas.
Sin embargo, Akil Vohra, director ejecutivo de Empoderamiento y Desarrollo del Liderazgo de los Jóvenes Asiático-estadounidenses –AALEAD, por sus siglas en inglés– la problemática y los cuestionamientos van más allá de la apertura de las escuelas, pues actualmente es necesario preguntarse «cómo estamos apoyando a nuestros estudiantes para que sigan adelante».
Puntualizó que la pandemia por COVID-19 ha exacerbado las desigualdades que existen en la comunidad asiático-americana. «Así que vamos a volver con más problemas de equidad que antes, la simple apertura de la escuela no va a arreglar lo que está sucediendo».
Perteneciente a la Unión Nacional de Padres, Bernita Bradley refirió que es necesario que todos los padres participen en la toma de decisiones para crear un plan conveniente para todos sobre el regreso a clases.
«Los padres deben sentarse en la mesa de decisiones. Dónde se va a asignar el dinero. Los padres no necesitan ser desprendidos. No hay plan sin los padres» destacó.
Karla Franco, madre de familia, explicó en su momento que, al final del día, también se tiene que pensar en los padres, pues en estos momentos viven bajo demasiada presión e incertidumbre ante lo que ocurrirá con la vida de sus hijos, y además deberán estar al pendiente de que sus hijos, tras regresar a la escuela, no vuelvan con el virus a casa, lo cual solo desencadenará más problemas.
«Tenemos que proteger a todos porque si enviamos a los niños a la escuela y los niños traen el coronavirus a nuestras casas, ¿quién nos protege?, ¿quién será responsable de eso?», dijo.
Antes de llegar a todas estas conclusiones, el especialista Louis Freedberg precisó que el tema del regreso a clases presenciales se ha convertido en toda una batalla a lo largo y ancho del país.
El debate, dijo, inicia luego de que las investigaciones refieren que los niños son menos propensos a adquirir el virus SARS-CoV-2, pues los menores producen menos receptores ACE-2, lo cuales facilitan la entrada del virus a las células humanas y estas se infecten.
Detalló además que de acuerdo con los avances en el conocimiento del COVID-19, los niños están acostumbrados a luchar contra los resfriados comunes y sus sistemas inmunitarios están mejor preparados para luchar contra el virus. Mientras que la investigación sugiere qué hay mayor probabilidad de que los menores obtengan el coronavirus en su propia casa que en la escuela.
«La transmisión del virus entre los estudiantes es muy poco común. Y la investigación también muestra que el riesgo de transmisión en las escuelas primarias es muy bajo, no así en las escuelas medias y secundarias, por lo que se ha dado un gran empuje para que los estudiantes de primaria regresen a la escuela», puntualizó.
Subrayó que el nivel de propagación del virus depende en mucho de como se ha desarrollado en la comunidad, así como de los niveles de cuidado que se usan para contener la pandemia, tal es caso del uso de mascarillas, el distanciamiento social, y el lavado de manos.
En ese sentido, refirió que «tener pequeños grupos es otra razón por la que es mejor tener estudiantes de la escuela primaria. Usted puede controlar el aula y tener un menor número de estudiantes a diferencia de en una escuela secundaria, donde hay miles de estudiantes moviéndose de una clase a otra»
Asimismo, dijo será decisivo que para el retorno seguro exista buenos sistemas de ventilación en los salones, y la oportunidad de que esas escuelas cuenten con las pruebas suficientes para detectar un posible casi de COVID-19, además de que los maestros sean debidamente protegidos, pues serán de alto riesgo.
Y es que, dijo, existe una grave preocupación: «el impacto de la educación a distancia en los niños». Pues informes refieren altas tasas de depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático debido al aislamiento social.
Actualmente, destacó, los niños están en un hogar donde a menudo los padres están luchando con el impacto de las nuevas tensiones económicas debido a la pérdida de puestos de trabajo, a lo que se suma el estrés de entrar en el Internet y la nueva forma de aprendizaje.
Además, refirió qué hay reportes de un aumento en la inseguridad alimentaria, pues para muchas familias, la escuela representaba un lugar donde los niños podían contar con una o dos comidas al día, por lo que, inclusive, muchos distritos escolares están distribuyendo alimentos.
«El distrito escolar de Los Ángeles anunció la semana pasada que ha distribuido cien millones de comidas desde el comienzo de la pandemia, lo que es extraordinario, pero no ha sido así en todos los distritos del país. Así que ese es otro factor –para forzar el regreso a las escuelas–», señaló.
Todo lo anterior, se ha visto reflejado en el bajo aprendizaje de muchos alumnos, incluso en aquellos que entran al jardín de infantes, donde pruebas de alfabetización temprana demuestran que ha habido una disminución.
De igual manera, destacó Freedberg, ha habido una disminución en las tasas de participación en el aprendizaje a distancia, en particular entre los estudiantes de bajos ingresos, ya que las ausencias de los estudiantes son más altos durante la pandemia.
«Hay numerosos obstáculos para volver a la escuela, cuando se suma es bastante abrumador. La pandemia está en niveles extremadamente alarmantes, las muertes están en un nivel increíblemente alto, lo que hace que mucha gente tenga precaución sobre el envío de niños y maestros a las escuelas», subrayó Louis Freedberg.
«No todos los padres quieren volver, creo que la mayor parte de la atención se ha centrado en la ansiedad, y entiendo perfectamente que los padres están al límite en muchos casos, hay distritos que han hecho encuestas. En general, los padres negros y latinos son un poco más reacios y, en algunos casos, mucho más que los padres blancos y los más acomodados a enviar a sus hijos de vuelta a la escuela. Así que esa es otra advertencia», precisó.
Uno de los principales obstáculos para la apertura de las escuelas es la vacunación de los maestros. Esta semana, en California, el director del CDC dijo que las escuelas deberían reabrirse independientemente de que los profesores estén vacunados, pero el sindicato de profesores de California y de otros lugares dicen que no volverán a estar inmunizados, «y el problema es que el suministro es muy limitado».
Finalmente, señaló que la brecha entre aquellos que tienen acceso a Internet y a dispositivos que les permita tomar sus asignaciones continúa pese a esfuerzos grandes por parte del gobierno y la iniciativa privada, por lo que aún queda mucho por hacer para que todos puedan tener acceso a Internet con la velocidad necesaria para tomar sus cursos.
El Dr. Tyrone Howard, profesor de educación en la UCLA apuntó que «a medida que reabramos… creo que el punto número uno que necesita ser una parte importante de esta conversación, especialmente en las comunidades de color, son las cuestiones relacionadas con el bienestar social y emocional de los estudiantes en este momento».
Lo anterior, lo planteó porque, dijo, de acuerdo con un informe del Centro de Investigación de Salud y Políticas de la UCLA, la mitad de todos los adolescentes en California informó tener algún tipo de problemas de salud mental en el último año, y la tercera parte de esos jóvenes dijo que los niveles de depresión que se sentían son tan altos que los debilitó en su capacidad para hacer su trabajo.
«Se trata de un problema grave y creo que no podemos llegar a los problemas relacionados con la pérdida de aprendizaje y el aprendizaje en general hasta que no nos ocupemos de la parte del bienestar social y emocional de nuestros estudiantes», abundó.
Refirió que una de sus preocupaciones al reabrir las escuelas es que muchas de ellas no tienen el ancho de banda necesario, ni los recursos para invertir en trabajadores sociales, consejeros y terapeutas. «Así que lo que ocurrirá es que. Cuando volvamos a abrir las escuelas, los niños seguirán sufriendo ansiedad y depresión, y las escuelas a las que volverán no tendrán el apoyo necesario para ayudarles. Y esto tiene un efecto particular en los niños negros y de color».
Y es que, precisó, «algunos estudiantes se desconectan y se cierran, otros se vuelven más agresivos, más expresivos y, a menudo, las escuelas, sin entender la raíz de esos factores, tienden a expulsar a esos estudiantes, tienden a suspenderlos, a disciplinarlos, y parte de lo que no podemos hacer en este momento, cuando nuestros jóvenes están luchando social y emocionalmente, cuando vemos que los comportamientos están ahí en el espacio remoto o en el espacio en persona, es responder a su dolor con un castigo adicional».
Al igual que Freedberg, mencionó que los problemas de pérdida de aprendizaje van a ser aún más graves en el futuro próximo, sobre todo para las comunidades afrodescendientes y latinas, quienes, dijo, se ubican «muy por detrás de sus homólogos blancos y algunos asiáticos».
A ello, agregó que no hay prisa en volver a las aulas «sin asegurarnos de que los profesores se sientan protegidos, valiosos y seguros en ese viaje».
A su vez, sentenció que para muchos de los estudiantes el formato remoto funcionó mucho mejor para ellos que el formato en persona.
«Así que como tenemos profesores que pueden no sentirse cómodos volviendo a la instrucción en persona. Creo que el aprendizaje a distancia debe estar aquí para quedarse de alguna manera para aquellos estudiantes que sufren de altos niveles de ansiedad, para aquellos que sufren de intimidación en la escuela», finalizó.
Akil Vohra, de la organización líder asiático-americana, dijo coincidir con los otros ponentes, y agregó que los estudiantes de las minorías a menudo carecen de acceso a los tutores y a los centros de aprendizaje que muchas comunidades más prósperas están aprovechando durante este tiempo.
Agregó que los maestros han observado que los estudiantes tienden a aburrirse y a desentenderse de todo el proceso de las clases virtuales, «es agotador estar en las pantallas todo el día y, como adultos, lo hemos hecho durante mucho tiempo. Es agotador para nosotros y para los niños».
Agregó que, actualmente, las comunidades asiático-americanas y de las islas del Pacífico, han observado un aumento significativo en el acoso y la intimidación, «creo que es parte de la retórica que hemos escuchado de la administración anterior –de Donald Trump– sobre el origen de esta pandemia».
Lo anterior, precisó, incluye ataques verbales, denegación de servicio y agresiones físicas, «esto realmente pone el bienestar de nuestros niños en mayor riesgo», precisó. «Tenemos que abordar no sólo los protocolos de seguridad COVID-19 en el lugar, sino asegurar realmente que las escuelas y los distritos están tomando medidas para garantizar la competencia cultural. Y la agenda de equidad es una parte clave de ese cálculo de toma de decisiones», de lo contrario, «las comunidades API marginadas no serán parte del proceso –de regreso a la escuela– y se volverán invisibles».
Bernita Bradley de la Unión Nacional de Padres, destacó además que a partir de la educación virtual que se suscitó debido a la pandemia por COVID-19, es necesario repensar la educación en las escuelas.
Aseguró que no existe un plan real y concreto que explique cómo se hará para que los niños, maestros, y personal puedan regresar a las aulas de manera segura.
«Ahora mismo tenemos que averiguar qué hacemos para asegurarnos de que los niños están a salvo, para asegurarnos de que los educadores están a salvo», puntualizó.
Los propietarios de construcciones con dos a cuatro unidades ganan menos que los propietarios de viviendas unifamiliares o grandes edificios multifamiliares, lo que los hace más vulnerables a los trastornos económicos de la pandemia por COVID-19, debido a que la pérdida de puestos de trabajo es más frecuente entre los hogares de bajos ingresos.
Así lo informó un estudio realizado por el Urban Institute, el cual destaca que el ingreso promedio para un propietario de dos a cuatro unidades fue de 67 mil dólares en 2018, en comparación con aproximadamente los 81 mil dólares para los propietarios de unidades unifamiliares y grandes edificios multifamiliares.
El análisis realizado a finales de 2020 destaca que las pequeñas unidades de alquiler tienen la mayor proporción de propietarios de color; pues el 13 por ciento son afrodescendientes y el 15 por ciento son latinos.
Si bien la mayoría de los propietarios de construcciones de alquiler pequeños son blancos, representan una proporción significativamente menor que entre otros tipos de edificios.
«El COVID-19 ha afectado de manera desproporcionada a los hogares negros e hispanos, y su mayor representación como inquilinos y propietarios en edificios de dos a cuatro unidades puede exacerbar aún más la desigualdad de riqueza si no se toman medidas para proteger a los propietarios de estas construcciones de perder su propiedad debido a la disminución de los ingresos por alquiler», precisa el estudio.
Y es que los 6.2 millones de unidades de alquiler en edificios de dos a cuatro unidades en EE. UU. representan aproximadamente el 13 por ciento de todas las unidades de alquiler y son una importante fuente natural de vivienda asequible para inquilinos de bajos ingresos y una fuente de ingresos para sus inversores individuales, lo cuales, la mayoría de las veces viven en las mismas construcciones.
El alquiler promedio de estos pequeños departamentos ronda los 940 dólares, mucho menos que el promedio para alquileres unifamiliares, edificios de apartamentos de tamaño mediano y edificios de apartamentos grandes.
Treinta y cuatro por ciento de los propietarios de edificios de dos a cuatro unidades tienen más de 65 años, en su mayoría están jubilados y es poco probable que tengan otra fuente de ingresos, reveló el documento.
Destacó que en 2018, solo el 19 por ciento de los propietarios de viviendas de dos a cuatro unidades mayores de 65 años estaban empleados, en comparación con el 82 por ciento de los de 65 años o menos.
Así, una mayor dependencia de los ingresos por alquiler pone a los arrendadores senior especialmente en riesgo de los efectos económicos negativos del COVID-19, pues aproximadamente el 40 por ciento de las personas mayores que viven y poseen edificios de dos a cuatro unidades tienen una hipoteca.
«Si estos propietarios mayores con una hipoteca no reciben pagos de alquiler, no solo es probable que pierdan su única fuente de ingresos, sino que algunos pueden perder sus casas», puntualizó el estudio.
Debido a que no tienen nóminas como los grandes inversores, es menos probable que estos propietarios accedan a programas de protección de pagos o de apoyo para pequeñas empresas, por lo que sin las opciones de indulgencia, será difícil para estos propietarios mantener a los inquilinos sin el riesgo de pagos atrasados.
Por su parte, los inquilinos de este tipo de departamentos cuentan con un ingreso familias promedios de 35 mil 500, el más bajo entre los cuatro tipos de unidades de alquiler, incluidos los edificios unifamiliares –47 mil 400 dólares–, los edificios de 5 a 49 unidades –37 mil 800 dólares–, y edificios con 50 o más unidades –36 mil dólares–.
En ese sentido y debido a que el tamaño promedio del hogar en los edificios de 2 a 4 unidades es mayor que en los edificios más grandes, el ingreso por persona en los edificios pequeños es aún menor.
Los inquilinos afrodescendientes y latinos alquilan el 44 por ciento de las unidades en edificios de dos a cuatro unidades, en comparación con solo el 42 por ciento en edificios de tamaño mediano, el 37 por ciento en alquileres unifamiliares y el 35 por ciento en edificios de apartamentos grandes.
Estas dos comunidades ya habían enfrentado mayores dificultades para realizar el pago de la vivienda antes del COVID-19, sin embargo, desde el brote, alrededor de una cuarta parte de los inquilinos afrodescendientes y latinos no han pagado el alquiler, lo que significa un 10 por ciento más alto que los inquilinos blancos y asiáticos.
Cabe destacar que para aquellos inquilinos que se ven obligados a mudarse de estas propiedades, relativamente asequibles, probablemente tendrán un mayor número de problemas para encontrar opciones de alojamiento barato disponibles.
Este domingo, tendrá lugar la 55 edición del supertazón, una de las mayores celebraciones deportivas en el país, y en esta ocasión los Bucaneros de Tampa Bay se enfrentarán a los Jefes de Kansas City. ¿Quién levantará el Vince Lombardi?
Sí tienes un equipo favorito a ganar o te consideras con suerte, la alcaldesa del Ayuntamiento de Redwood City te invita a participar en el primer «Concurso del Super Bowl del alcalde», donde se podrá ganar una tarjeta de regalo por 100 dólares para algún restaurante de Redwood City elegido por el ganador.
Los participantes deberán elegir equipo ganador y la puntuación. ¡El más cercano a la puntuación final gana!
Para entrar al concurso, totalmente gratuito, se debe completar un formulario –solo uno por persona–, el participante debe vivir en Redwood City y proporcionar información de contacto.
Los envíos de formularios de entrada serán aceptados hasta el domingo, 7 de febrero, 14 h.
El ganador será anunciado el lunes, 8 de febrero y será el contacto por teléfono o correo electrónico.
Acceda a este sitio para llenar el formulario del concurso: https://www.redwoodcity.org/departments/parks-recreation-and-community-services/mayor-s-super-bowl-contest
El Ayuntamiento llamó a continuar usando mascarilla en lugares públicos, practicar el distanciamiento social seguro y lavarse las manos.
«Quédese en casa y vea el juego con su familia o miembros del hogar. ¡Gracias por apoyar a los restaurantes y negocios de Redwood City!», destacó el ayuntamiento en un comunicado.
San Francisco, California. Con 30 vehículos fue como el Área de la Bahía participó en una gran manifestación a lo largo y ancho del país, que se llevó a cabo del 30 de enero al 1º de febrero y, donde a través de protestas y pancartas, se exigió al gobierno cancelar alquileres e hipotecas, detener los desalojos y con ello evitar que más personas se encuentren en situación de calle.
Pamela Cruz. Manuel Ortiz. Península 360 Press [P360P].
San Francisco, California. Con 30 vehículos fue como el Área de la Bahía participó en una gran manifestación a lo largo y ancho del país, que se llevó a cabo del 30 de enero al 1º de febrero y, donde a través de protestas y pancartas, se exigió al gobierno cancelar alquileres e hipotecas, detener los desalojos y con ello evitar que más personas se encuentren en situación de calle.
Así, 24 autos y seis bicicletas tomaron las calles de Oakland y San Francisco exigiendo en español e inglés la condonación de rentas e hipotecas, el fin de los desalojos, ejecuciones hipotecarias y, que aquellas personas sin hogar pudieran ser colocadas en viviendas vacías.
Los residentes de San Francisco participaron activamente con una caravana que comenzó en el vecindario de Bayview-Hunters Point, atravesó la Misión y culminó muy cerca de la casa del alcalde London Breed quien, apenas el 25 de enero, anunció que la ciudad recibió 26 millones de dólares del gobierno federal para brindar asistencia de alquiler a personas afectadas financieramente por COVID-19.
Foto: Manuel Ortiz
En el caso de Oakland, los participantes iniciaron su marcha en la estación de BART de San Leandro y se dirigieron al Palacio de Justicia del Condado de Alameda donde comenzaron un mitin.
Y es que, para muchos de los demandantes, el hecho de que exista una gran cantidad de viviendas vacías y miles de personas en las calles simplemente no es justo, pues consideran que se lucra con un derecho humano, el tener un techo. Un hogar.
«La vivienda en este país, y sobre todo en este estado [California], es considerada un lujo, es algo que se le vende por obtener ganancia, pero no se le considera una necesidad humana cuando sí lo es», dijo la profesora de primaria en San Francisco Nathalie Hrizi quien, al ser testigo de la enorme problemática de vivienda que enfrentan sus alumnos, se volvió activista. «En el condado de San Francisco hay 34 mil viviendas deshabitadas, cuando hay 8 mil personas sin hogar, y sabemos que esta cifra aumentará. La vivienda debería ser un derecho y actualmente no lo es».
Foto: Manuel Ortiz.
Hrizi, quien ha sido profesora por los últimos catorce años, comentó que los niños están sufriendo mucho en esta pandemia. «Le estamos enseñando a niños que apenas si pueden tener acceso a una computadora y viven con mucho estrés por la problemática de la vivienda. Tenemos familias que han sido desalojadas, a pesar de que hemos enviado cartas para evitarlo».
En San Diego, también se dieron se manifestaron. Después de una conferencia de prensa, alrededor de 40 autos rodearon vecindarios de clase trabajadora, protestas a las que unieron Anak Bayan SD y Cancel the Rent Coalition, de San Diego.
La ciudad de San Diego cuenta con muy pocas protecciones para inquilinos y el llamado de la caravana para cancelar los alquileres fue apoyado con entusiasmo por peatones, conductores y trabajadores en todo momento.
Foto: Manuel Ortiz.
Estas protestas fueron parte de las registradas en 30 ciudades de todo el país, desde Tampa Bay, Florida, a Portland, Oregón, de Los Ángeles a Boston, la gente se organizó para detener poder obtener ayuda ante la grave situación económica que se atraviesa debido a la pandemia por COVID-19.
Las extensiones a las moratorias de desalojo solo han detenido millones de desalojos, pero, ¿qué pasará después? ¿Cómo se pagará los meses de alquiler que se deben? La situación ha llegado a un límite y se avecina una crisis de desalojos donde las comunidades oprimidas y vulnerables serán las más afectadas.
Por su parte, propietarios de viviendas han iniciado demandas de desalojos para cientos de familias, independientemente de que exista una extensión en las moratorias, detallaron cientos de ciudadanos que mostraron su preocupación en todas las caravanas y marchas.
La situación no se limita a ciertas ciudades de algunos estados, sino que abarca y afecta a localidades de todo el país, donde, pronto, la situación será insostenible.
Las protestas que señalaron la necesidad de que los trabajadores luchen por sus derechos fueron coordinadas por Cancel the Rents y el Partido por el Socialismo y la Liberación.
La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias –FEMA, por sus siglas en inglés– aportará 16.8 millones de dólares a Stanford Health Care con la finalidad de crear una sinergia que ayude a distribuir y administrar vacunas contra COVID-19 en seis diferentes lugares en toda el Área de la Bahía.
La aportación permitirá que se cubra con los gastos para la adquisición de equipos de protección personal, costos de instalaciones y otros suministros necesarios para almacenar, manipular, transportar y administrar las dosis de la inmunización.
De acuerdo con un comunicado de la FEMA, los gastos podrían extenderse y serán cubiertos, una vez que Stanford lo manifieste con la documentación necesaria.
«FEMA continúa trabajando con nuestros socios, incluidos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades –CDC, por sus siglas en inglés– y otras agencias federales, autoridades estatales, tribales y territoriales, socios del sector privado y otros para ayudar a aumentar y agilizar las vacunas en EE. UU.» refirió la agencia.
Por su parte, Stanford Health Care detalló que aún no ha recibido los fondos de subvención de la FEMA, sin embargo, dijo que una vez que lleguen los recursos, se podrá inclusive abrir un sitio adicional para la implementación de la vacuna.
«Esta subvención apoyará nuestros esfuerzos para mantener siete sitios de vacunación en tres condados en los que operamos para aumentar el acceso a las vacunas para la mayor cantidad de personas y lo más rápido posible, en nuestro esfuerzo por ayudar a poner fin a la pandemia. Stanford Health Care no compra dosis. El estado está a cargo de la asignación de vacunas», precisó.
Violencia doméstica. Los bebés nacidos de mujeres que experimentaron una agresión en sus hogares durante el embarazo tienen mayor probabilidad de ser prematuros y tener un peso muy bajo al nacer, lo que podría derivar en afectaciones graves en su salud y bienestar económico, según una investigación de política de salud de la Universidad de Stanford.
Al examinar los efectos de la exposición prenatal a delitos violentos en la salud infantil, la economista de salud Maya Rossin-Slater y sus colegas, encontraron que la agresión en el útero aumenta significativamente la incidencia de resultados adversos en el parto.
Durante su estudio, los investigadores encontraron que la agresión durante el embarazo conduce a aumentos en las tasas de muy bajo peso al nacer –menos de 1.5 kilos– y puntajes de Apgar bajos –una prueba para evaluar a recién nacidos poco después de su nacimiento y que evalúa la frecuencia cardíaca del bebé, su tono muscular y otros signos para determinar si necesita ayuda médica adicional o de emergencia–.
«Nuestros resultados implican que las intervenciones que reducen la violencia contra las mujeres embarazadas pueden tener consecuencias significativas no solo para las ellas y sus parejas, sino también para la próxima generación y la sociedad en su conjunto», precisó Rossin-Slater.
Cabe resaltar que la investigación se realizó antes de que la pandemia por COVID-19 afectara prácticamente a todos los hogares estadounidenses de muchas maneras, incluso a través de un aumento en el abuso doméstico.
Rossin-Slater señaló que varios estudios han identificado una asociación entre las órdenes de quedarse en casa y un aumento en las llamadas al 911 por violencia doméstica, al igual que los incidentes en los que se ha tenido que llamar a la policía para que acuda al lugar. «Y es probable que haya muchos más casos que no se capturan en los datos».
«Las mujeres embarazadas de bajos ingresos tienen más probabilidades de ser víctimas de violencia doméstica que sus contrapartes más favorecidas, y el COVID-19 probablemente amplifica esta disparidad a través de las órdenes de refugio en el lugar», puntualizó Rossin-Slater.
Agregó que los hijos de mujeres que sufren esta violencia también están en desventaja, pues puede afectarlos a lo largo de su vida e incluso en la vida de sus propios descendientes.
Los investigadores estimaron que el costo social anual de la violencia durante el embarazo en EE. UU. va de los 3.8 mil millones de dólares a 8.8 mil millones de dólares.
Dichos costos son el resultado de la mayor tasa de resultados adversos en el nacimiento, que a su vez conducen a una mayor tasa de mortalidad infantil, altos costos médicos en el momento del nacimiento e inmediatamente después, así como grandes gastos asociados con la discapacidad de la niñez y la edad adulta, disminución de los ingresos de los adultos y reducciones en esperanza de vida.
«Medir el costo social del crimen, y especialmente el crimen violento, es crucial para los debates de políticas sobre el sistema judicial y los programas que impactan el comportamiento criminal de manera más amplia», concluyeron los autores del estudio.