Cristian Carlos. Península 360 Press [P360P].
«La Secretaría de Salud reporta este 28 de noviembre de 2020 que, en México, hay 67 mil 981 casos activos y 132 mil 511 casos sospechosos de COVID-19; 105 mil cuatrocientas 49 personas han fallecido y el 73.8 por ciento de los casos se ha recuperado», se escucha en el reporte diario que emitió, con firma del Gobierno de México, el pasado domingo luego de registrarse el mayor número de casos activos estimados derivados del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en el país.
Casi de manera inmediata, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la Organización Mundial de la Salud –OMS– emitió un apercibimiento urgente, señalando que: «La situación en México es muy preocupante. Los números muestran que el país está en mala situación. Cuando suben los casos y también las muertes es un problema muy serio y pediríamos a México que sea serio. Esperamos que todos los líderes den ejemplo», replicó la OMS en su cuenta de Twitter en español durante la conferencia de prensa en la que también estuvo presente el médico Michael Joseph Ryan y la epidemióloga Maria DeJoseph Van Kerkhove.
El fuerte llamado de atención por parte del organismo de salubridad de la Organización de las Naciones Unidas viene a cuenta algunos meses tarde, dado que las autoridades sanitarias de México han confundido gravemente a la población en lugar de informarla en tiempo y forma.
La narrativa del discurso en el informe diario que emite el ministerio de salubridad mexicano ha cambiado durante los 252 días desde que se declaró emergencia sanitaria por COVID-19 en el país. Por ejemplo, el 22 de junio, cuando la cifra apenas alcanzaba los 23 mil 155 casos activos confirmados, el «semáforo de riesgo» constaba de cuatro colores: «el color rojo es riesgo alto; naranja, medio; amarillo, bajo; y, verde, sin riesgo», se escuchó en el informe.
Hoy, los estados de Chiapas y Campeche, México, se encuentran en color verde, lo que, de acuerdo a la primera narrativa del gobierno mexicano, implicaba que dichas entidades se encontraban sin riesgo de contagio; sin embargo, la narrativa cambió al día siguiente, cuando se transmitió a los medios la frase: «Recuerda: el color rojo es riesgo máximo; naranja, alto; amarillo, bajo; y, verde, sin riesgo».
Los fallecimientos dejaron de ser «lamentables»
El cambio de narrativa se dio simultáneamente en la Secretaría de Salud a cargo del viceministro Hugo López-Gatell y en la presidencia de México a cargo Andrés Manuel López Obrador por segunda ocasión en menos de dos días: «Recuerda: el color rojo es riesgo máximo; naranja, alto; amarillo, medio; y, verde, bajo». Tres días fueron suficientes para confundir a la población: para el 24 de junio, el gobierno de México declaraba, de forma subliminal, que no habría entidades sin riesgo de contagio por COVID-19. El cambio de narrativa no se detuvo ahí.
Desde el 26 de marzo, día en que comenzaron a transmitirse en medios los resúmenes diarios de casos de COVID-19, estos venían firmados al final con la leyenda «Gobierno de México».
El 24 de junio se reportaron 24 mil 324 «lamentables fallecimientos», de acuerdo al sereno sello de voz; al día siguiente, el gobierno de México, a cargo del presidente Andrés Manuel López Obrador, suprimió el sensible adjetivo para hacer notar que las muertes por coronavirus en país no se detendrían. Aún así, el gobierno supuso que «lamentar» más de 25 mil fallecimientos podría representar una gran falta de respeto. Las familias que hemos perdido algún familiar a causa del COVID-19 seguimos lamentando cada uno de los fallecimientos.
El sello de voz que recordaba a la población sobre el significado de los colores del «semáforo de riesgos» fue eliminado en su totalidad el 25 de junio.
¿López-Gatell o López Obrador?
La firma del Gobierno de México desapareció repentinamente de los resúmenes diarios en tanto el «semáforo de riesgos» mostró mejoría constante, concretamente el 4 de septiembre cuando únicamente el estado de Colima, México, se encontraba, de acuerdo a la narrativa, en «riesgo máximo». A partir de ese día, la Secretaría de Salud se encargó de firmar los resúmenes diarios transmitidos por los medios –diferentes a las conferencias de prensa diarias, conocidas también como «informes técnicos»–. Se le adjuntó un sello de voz anunciando que la mejoría en el país debía atribuírsele a específicamente a la Secretaría de Salud y no al esfuerzo del Gobierno de México.
Esta tendencia en el discurso volvió a amenazar al ministerio de salubridad mexicano cuando comenzó el segundo brote de SARS-CoV-2 en México durante la última semana de octubre; en concreto, la semana del 30 de octubre, cuando se confirmaron cerca de 53 mil casos activos de COVID-19 y el estado de Chihuahua, México, retrocediera a color rojo –riesgo máximo– en el «semáforo de riesgo».
Durante esa misma semana, el viceministro de salubridad de México, Hugo López-Gatell dijo que, de acuerdo con «la evidencia científica», el uso del cubrebocas «ayuda a disminuir la probabilidad de que los virus salgan de la vía respiratoria de una persona enferma». Sin embargo, continuó: «El cubrebocas no tiene una utilidad importante para protegernos a nosotros mismos». En seguida, los medios informativos mexicanos tuvieron que mesurar las declaraciones hechas por el subsecretario de Prevención y Promoción de Salud en conferencia de prensa. Y continuó: «El cubrebocas que están usando varios de ustedes», refiriéndose a los periodistas presentes en la conferencia, «está ayudando a que no contagien a alguien más en caso de que ustedes estén enfermos»; en contraste, dijo enseguida: «Pero hay que estar muy conscientes de que –el cubrebocas– no nos ayuda como barrera protectora en lo individual».
Conforme el número de casos activos por COVID-19 en México fueron aumentando, la narrativa pasó su estafeta al Gobierno de México en días recientes , lo que supone que la Secretaría de Salud no firmaría los datos presentados diariamente.
Panorama actual
Y es que, el mes de noviembre trajo consecuencias negativas para México en cuanto al aumento de su movilidad: las fiestas de Día de Muertos que se festejan activamente en todo el país y más allá de sus fronteras; el evento organizado por el ministerio de economía del país que busca apoyar la economía familiar a través del comercio formal con ofertas en tiendas de todo el país por el programa denominado «El Buen Fin».
Cabe señalar que durante ese mismo periodo, en el estado de Jalisco, México, –en color naranja en el «semáforo de riesgo»– se jugó un partido de soccer con público presencial.
En esta misma semana, México fue el foco de atención en medios internacionales cuando pasó a convertirse, el 20 de noviembre –aniversario número 110 de la Revolución Mexicana– en el cuarto país en llegar a la triste cifra de 100 mil fallecimientos luego de EE. UU., Brasil e India.
Es por esta falta de atención de parte del gobierno federal que: «La Secretaría de Salud reporta este 30 de noviembre de 2020 que, en México, hay 61 631 casos activos y 149 mil 186 casos sospechosos de COVID-19; 105 mil novecientas 40 personas han fallecido y el 73.9 por ciento de los casos se ha recuperado», reporte firmado por el Gobierno de México.
Es por dichas declaraciones hechas por Hugo López-Gatell, la narración contradictoria de comunicación social de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador y la falta de vigilancia de medidas sanitarias como quedarse en casa, el uso recomendado de tapabocas, practicar el distanciamiento físico entre personas en espacios públicos –«sana distancia»– que el apercibimiento proveniente de la OMS exige una respuesta del Gobierno de México. Una respuesta seria, como señaló Tedros Adhanom.