lunes, diciembre 23, 2024

Trabajadores agrícolas enfrentan un futuro incierto al envejecer en Estados Unidos

Trabajadores agrícolas enfrentan un futuro incierto al envejecer en Estados Unidos
En California, el promedio de edad de los trabajadores agrícolas es de 41 años, esto implica que hay trabajadores que tienen 60, otros 62  o más, y siguen trabajando en el campo cosechando los vegetales, con sueldos que no son suficientes para garantizar una jubilación.

Muchos trabajadores agrícolas que llegan a Estados Unidos de otros países, se enfrentan a condiciones de vida lamentables, donde, por ejemplo, comparten un espacio para vivir entre 10 o 15 personas. Sumado a ello, sus ingresos no son suficientes para tener un plan de jubilación, funerario o médico, dejando a las personas de edad adulta desamparadas.

Los trabajadores agrícolas no son valorados por el patrón y son considerados como “desechables”, contó un un señor de 71 años que ha trabajado 38 años de su vida en los campos a Manuel Ortiz durante el programa Península 360 Radio, en colaboración con Marcos Gutiérrez de “Hecho en California“.

Pedimos que nos sepan valorar, nosotros somos quienes dejamos el ‘cuero’ y la sangre en el alambre, como dice el dicho. Aquí realmente no nos valora el patrón, ya de grande ya no te dan trabajo, aquí somos desechables”, dijo el trabajador agrícola que prefirió mantenerse en el anonimato.

Al respecto del tema, el diario The New York Times publicó un artículo llamado “Jubilación sin red: la difícil situación de los trabajadores agrícolas que envejecen en Estados Unidos”, del cual, Anna Lee Mraz, socióloga y CEO de Península 360 Press, comentó que este aborda el cómo los migrantes que han trabajado durante años en granjas estadounidenses, cuando están llegando a su edad de jubilación, se enfrentan a una vida difícil sin Medicare ni seguridad social.

El artículo, cuenta historias de distintos campesinos de Florida, California, y otros estados, donde se notaron similitudes, por ejemplo: en la actualidad existe una baja  de trabajadores por el peligro al que se enfrentan para llegar a Estados Unidos, se indica que el número de personas que llegan a trabajar en el campo, ha disminuido un promedio de 150 mil por año.

Esto se debe principalmente a las barreras que se han impuesto en la frontera, a tal punto que muchos trabajadores que desde el 2006 decidieron quedarse, hoy están envejeciendo y generando una comunidad de personas mayores.

En California, el promedio de edad de los trabajadores agrícolas es de 41 años, esto implica que hay trabajadores que tienen 60, otros 62  o más, y siguen trabajando en el campo cosechando los vegetales, con sueldos que no son suficientes para garantizar una jubilación.

El promedio, el salario de los trabajadores del campo en Estados Unidos es de 14.62 dólares, alrededor de 20 mil dólares al año, lo que les prohíbe cubrir otros gastos, mientras que su acceso a la salud es limitado, por lo que cualquier servicio médico corre por su cuenta.

Este artículo destaca que, los pocos ahorros que tienen los trabajadores, los están guardando para sus gastos funerarios, incluso hay una señora que menciona: seguramente moriré en el campo y tiene ahí su ahorro para que puedan enterrarla, agregó Anna Lee Mraz . 

En California, Oregón y Washington, los trabajadores agrícolas indocumentados tienen derecho a atención médica y pago de horas extras. Pero la mayoría de los estados no les ofrecen ningún beneficio.

Durante décadas, la jubilación no fue un problema, los trabajadores agrícolas cruzaban la frontera entre México y Estados Unidos para la cosecha y luego regresaban a casa hasta que llegaba el momento de empezar de nuevo la siguiente temporada. Pero este tipo de migración circular se volvió cada vez más riesgosa y costosa a medida que los sucesivos presidentes de la unión americana, a partir de la década de 1990, implementaron barreras, colocando tecnología y agentes a lo largo de la frontera para frenar las entradas ilegales.

En el artículo de The New York Times, se precisa que en entrevistas realizadas el año pasado, en California, Oregón, Georgia y Florida, muchos trabajadores dijeron que no tenían ningún plan para la jubilación, por lo que necesitan trabajar para poder mantener sus propios gastos.

En la mayoría de los casos, los trabajadores pagan impuestos sobre la renta, presentando declaraciones tributarias, sin embargo, no es suficiente para que obtengan algún beneficio de ello, ya que más del 40 por ciento de los trabajadores agrícolas del país no tienen un estatus migratorio legal, de acuerdo con estimaciones del Departamento de Agricultura.

Los trabajadores agrícolas en 2020 ganaron un promedio de 14.62 dólares por hora, según el Instituto de Política Económica.

Existe el programa de visas H-24 para trabajadores agrícolas estacionales en el país, de esta manera pueden llegar a trabajar y regresar a su país cada temporada, sin embargo, este tipo de contratación tampoco aplica para un plan de jubilación.

Sumado a no tener acceso ni posibilidad de contar con ingresos suficientes para planear el retiro y un futuro tranquilo, se enfrentan a condiciones de vivienda muy lamentables, donde llegan a vivir entre 10 o 15 personas en una misma casa, compartiendo baño, cocina y otras áreas comunes; los patrones no apoyan para dar mantenimiento a estos espacios y mucho menos para darles comodidades.  

Manuel Ortiz comentó que Península 360 Móvil, un estudio sobre ruedas, llega a las comunidades vulnerables como las de los agricultores, y como parte de sus proyectos ha trabajado con campesinos del área de la costa del Pacífico como Half Moon Bay, entre otros lugares, buscando llegar a las comunidades rurales, que son los menos atendidos, y estará viajando al norte de California, para seguir contando sus historias.

Manuel Ortíz explicó que “los campos de California son de los de más difícil acceso. Parecería que los trabajadores viven en campos de concentración, apenas pones un pie con una cámara y te caen inmediatamente los patrones, porque no se quieren mostrar las condiciones de trabajo y de vivienda de los campesinos”.

Además, agregó que es muy complicado documentar lo que ocurre en los campos agrícolas y muy difícil ganarse la confianza de las personas, pero está trabajando para crear una relación de amistad como sucede en el periodismo comunitario.

Los campesinos tienen mucho miedo de hablar, al acercarse a los campesinos, ellos dirán que están bien, que todo esta bien y que están mejor que en otras partes, dijo Manuel Ortiz. Sin embargo, agregó que conforme se va adentrando y ganando confianza, ellos dicen en realidad como están las cosas.

Manuel Ortiz platicó que, en una reunión que tuvo con gente de México y otros países que están en Estados Unidos, alguien dijo que los mexicanos después de pasar 2 o 3 años en los Estados Unidos ya son pocos los problemas económicos que tienen estando en “este lado”.

Yo comente, depende de qué comunidad se esté hablando, porque los campesinos que son los que más trabajan, les puede pasar como el señor entrevistado, que después de 38 años trabajando vive en condiciones muy deplorables, agregó Manuel Ortiz, al tiempo que destacó que de ese tema se conoce muy poco.

Finalmente, Anna Lee Mraz comentó que en una de sus visitas, tuvo el honor de entrar a una casa a calentar tortillas, un lugar donde viven 15 personas, donde las uniones del techo con las paredes podían verse inclinadas, lo que los pone en riesgo: los dueños de las viviendas deberían poner más atención en las condiciones donde viven sus trabajadores.

 

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